Colombofilia: el arte de adiestrar una paloma mensajera

Todas las mañanas antes de salir al trabajo Carlos Sarmiento entrena a las más de 100 palomas que tiene en su casa. Es un colombofilio, es decir, que practica el arte de criar, cultivar y hacer competir a palomas mensajeras en carreras, con fines deportivos. Este hobby se fundamenta en la capacidad innata que tiene el ave para volver a su palomar cuando se le deja en libertad a grandes distancias. Y Sarmiento hace años que realiza esta disciplina que aprendió de su abuela y hoy es parte de su vida y una pasión.
En Chile existen dos clubes que se juntan a competir: Alas y Andes. Sarmiento es parte del primero, quienes están comenzando a preparar la temporada que comienza dentro de poco.
"Nos juntamos y tomamos decisiones de cómo vamos a trabajar este año. Además de ver la cantidad de anillos que compraremos para los pichones ya que compramos afuera. Hacemos lo mismo con los chips que se ponen en las patas para poder marcar las carreras, Estos accesorios no existen acá por eso hay que encargarlos al exterior. Después definimos los vuelos y rutas que haremos con los pichones" agrega.
LA COMPETENCIA ENTRE PALOMARES
En el resto del mundo también la colombofilia tiene sus seguidores. En Asia es donde hay más grupos. Otro de los lugares es Europa, donde es mucho más de elite que en otros lados. En nuestro país son pocos los cultores, pero son entusiastas. Realizan sus propias carreras y campeonatos y a veces se junta el grupo de Alas con Andes, para lanzar a sus pichones a competir.
Algunas palomas chilenas han ganado campeonatos mundiales. Uno de los miembros de Alas, Ismael Schimdt, envió cartas a Santiago de Compostela durante meses, para que lo dejaran ingresar al a la máxima categoría de este tipo de torneos. Logró integrarse y ganó. Para hacer competir a su pichón, lo llevó al palomar en España donde se crió. Lo entrenaron durante meses y corrió 500 y 600 kilómetros.
En Chile se efectúa una serie de carreras de palomas mensajeras al año. Las competencias se desarrollan entre mayo y diciembre, pero cuando el tiempo no es idóneo, se postergan. Hay una ruta para el norte y el sur. Las más importantes las hacen con sueltas de palomas desde Curicó, Talca, Chillán, Los Ángeles, Osorno y Puerto Montt. Luego, retornan a sus respectivos palomares en sus casas en Santiago.
La suelta de estas aves hacia el norte y el sur se trabaja de la siguiente forma. Primero son enviadas por avión hasta la zona donde se tengan que soltar (en el caso del norte hasta Caldera y del sur, Puerto Montt). Luego emprenden su vuelo hasta Santiago. "Desde Caldera al sur, es la carrera más difícil y larga, por el viento en contra y la cantidad de animales carroñeros que existen. Son pocas las palomas que llegan a su destino, hemos perdido varias por neblina, vientos. A veces se desorientan o las matan", cuenta Sarmiento.
Los dueños de palomares miden con GPS la distancia que recorren. Con esto también se pueden medir las velocidades que marcaron las palomas hasta llegar a su meta.
Cuando se hacen estas competencias se dividen. Sólo machos o sólo hembras, no juntos. ¿Por qué? Es muy simple, el macho siempre está persiguiendo a la hembra por lo que es mejor hacerlos correr por separado.
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