El baile de los que sobran

En septiembre de 1986, se lanzó al mercado el disco "El baile de los que sobran" del grupo chileno Los Prisioneros. La letra de la canción que da el nombre al disco habla de la desesperanza, la desilusión y la rabia de un grupo de jóvenes que a mediados de los años '80 veían que al terminar los doce años de colegio se enfrentaban a la dura realidad de que lo que habían aprendido no les permitía acceder a buenos trabajos o a la universidad (que en ese tiempo era para muy pocos). Con un ritmo pegajoso y una letra que describe agudamente el sentimiento de estos jóvenes, a través de frases como "Unanse al baile de los que sobran, nadie nos va a echar de más, nadie nos quiso ayudar de verdad" o "… ellos pedían esfuerzo, ellos pedían dedicación ¿y para qué? para terminar bailando y pateando piedras", la canción se convirtió en un gran éxito.
Veintisiete años después se estima que en Chile hay cerca de 2.800.000 jóvenes entre 15 y 29 años y la OCDE en un estudio publicado recientemente estima que entre un 19% y un 25% (dependiendo del nivel de estudios) de esos jóvenes no estudian ni trabajan. Es decir, entre 500.000 y 700.000 jóvenes, como dice la canción, sienten que "sobran" y están "pateando piedras…", y como queda en evidencia en las protestas, no sólo las patean, sino que las lanzan, junto con bombas molotov y destruyen lo que encuentran en su camino.
Si usted está leyendo esta columna, probablemente tiene el privilegio de que ni usted ni sus hijos fueron invitados al baile de los que sobran y han podido enfrentar el mundo del trabajo con la confianza y esperanza que da una buena educación y un buen ambiente familiar. Sin embargo, no podemos quedar indiferentes ante el escándalo que significa que durante tantos años hayamos condenado a tantos jóvenes a patear piedras y a la desesperanza. Como país debemos fijarnos como objetivo terminar con esta condena, no en diez ni en 20 años, sino que en los cuatro años del próximo gobierno.
Pienso que al menos hay tres elementos que son muy incidentes en esta condena: la mala calidad de la educación escolar, la falta de una buena red de salas cuna y jardines infantiles que permita que las madres jóvenes puedan incorporarse al mundo del trabajo, y la existencia de altos costos de contratación (salario mínimo, cotizaciones previsionales, etcétera), que hacen que para el caso de jóvenes con baja educación y experiencia laboral ese costo sea muy superior a lo que ellos son capaces de producir y, por lo tanto, nadie les da trabajo.
Mucho se discute y es parte primordial en los programas de todos los candidatos la mejora de la educación. También se ha avanzado en el aumento de la cobertura y calidad de las salas cuna y la educación pre escolar. Sin embargo, la mejora en la educación, fundamental y prioritaria como es, probablemente no signifique un gran cambio en las oportunidades de los 500.000 a 700.000 jóvenes que hoy tienen entre 15 y 29 años y no trabajan ni estudian.
Para estos jóvenes hay que buscar estrategias que les permitan incorporarse rápidamente al mundo del trabajo. Es urgente rediseñar los programas y aumentar el monto de los incentivos a la contratación de jóvenes, ya que hoy no se utilizan. Una alternativa es estudiar el impacto que tendría que el Estado se haga cargo de las cotizaciones previsionales de los primeros años de vida laboral de los jóvenes de menores ingresos, de manera de bajar su costo de contratación y facilitar su incorporación al mundo del trabajo. Además de estrategias para bajar el costo de contratación, es urgente implementar estrategias que permitan aumentar la productividad y empleabilidad de estos jóvenes. Es sabido que un alto porcentaje de nuestros jóvenes tiene una pésima comprensión de lectura y un bajo conocimiento de matemáticas simples, por lo tanto, creo que una estrategia que apunte a mejorar el desempeño en estas áreas puede ser muy provechosa. Para que esta estrategia sea exitosa y con un costo razonable, debería desarrollarse y promocionarse masivamente a través de medios que son cercanos a nuestros jóvenes, como Internet, redes sociales, aplicaciones en los teléfonos, etcétera. En el mundo ya existen múltiples iniciativas educacionales y de entrenamiento laboral exitosas que utilizan estos medios.
También es importante que los objetivos que se persigan sean simples, medibles y acotados, como por ejemplo lograr un nivel de comprensión de lectura que permita entender instrucciones básicas, el dominio de las cuatro operaciones de las matemáticas y el cálculo de porcentajes. Aunque a usted le parezca ridículo, pienso que una mejora sustantiva en el dominio de estos conceptos podría tener un impacto significativo en la productividad y empleabilidad de miles de jóvenes.
Después de 27 años desde que Los Prisioneros nos alertaron de la multitud de jóvenes que son presas de la desesperanza y de la rabia al sentirse que "nadie los va a echar de más" y que "sobran", es un imperativo moral generar las condiciones para que puedan tener acceso a ganarse la vida dignamente en base a su esfuerzo.
Con el voto voluntario se presenta una oportunidad política para entusiasmar a la juventud a que vote por el candidato o candidata que incluya en su programa de gobierno estrategias simples, responsables y efectivas, que permitan a este más de medio millón de jóvenes incorporarse con orgullo a la sociedad a través de su trabajo, haciéndoles sentir que ni ellos ni su trabajo sobran. P
(*) El autor es socio de Econsult Asset Management.
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