Tras más de un año dentro del Gobierno de la Nueva Mayoría, el Partido Comunista ha comenzado a mostrar su molestia por la conducción política y la agenda de la administración de la Presidenta Michelle Bachelet. Particularmente críticos han sido desde que el Gobierno reconoció que, en la coyuntura económica actual, sería complejo poder cumplir con la agenda y con el ritmo de las reformas planteadas originalmente por la administración en su programa. Así el “realismo sin renuncia” pareció golpear la línea de flotación del PC en el Ejecutivo, poniendo dudas en el acto sobre la conveniencia de su permanencia en la Nueva Mayoría. Con esto, queda de manifiesto que esta alianza está presionada por su flanco de izquierda, reviviendo además la vieja tensión comunista entre la calle y las instituciones. Además, se comprueba la crítica que en su minuto explicitó la facción más conservadora de la NM, que ya advirtió que con el PC solo se podría lograr un pacto electoral, rechazando así la idea de una coalición que pudiera perdurar en el tiempo. Justamente esta tensión es la que debe ser aclarada por la Nueva Mayoría y el Gobierno en el cónclave de hoy lunes, donde deberá explicitar su incomodidad con la actitud reciente del Partido Comunista y dejar en claro que una coalición política no solo se traduce en una suma de votos, sino en compartir una agenda y un plan de gobierno.