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Fernando Reyes Matta: "Las autoridades que llegan al poder en China saben que deben poner más oído a la sociedad"

Reunidos en el Palacio del Pueblo de la ciudad de Beijing, los más de 2.000 delegados del Partido Comunista Chino comenzaron ayer el XVIII congreso del partido, que tendrá como resultado el cambio de mando después de una década de Hu Jintao. El congreso se está desarrollando a puertas cerradas y en completo hermetismo, pero hace meses se sabe que Xi Jinping sucederá a Hu. El ex embajador de Chile en el gigante asiático, Fernando Reyes Matta, plantea que este nuevo liderazgo tiene muchos desafíos, como la corrupción y el despegue de la clase media, pero tiene las capacidades para enfrentarlos. “Es una generación formada en las mejores universidades con la mentalidad del desarrollo moderno”, declara Reyes Matta, quien dirige el Centro de Estudios Latinoamericanos sobre China de la Universidad Andrés Bello.

“Es el comienzo de la nueva etapa de la China moderna. Tienen que entrar a trabajar en el problema pendiente que ha sido significativo: en una década, China pasó del sexto lugar de la economía mundial al segundo, o sea, lo que le deja Hu al que viene es un nivel de una China que llegó a otra estatura”, recalca Reyes Matta, quien viaja hoy a China.

¿Cuáles serán los principales desafíos de este nuevo gobierno? 
El crecimiento que ha tenido China ha sido con problemas. Hay que abordar las desigualdades sociales que son muy fuertes. Tienen el problema del mundo urbano y rural, el de la corrupción, tan fuerte que el presidente dijera que si no se triunfa en la lucha contra la corrupción, el partido comunista podría enfrentar su caída. Otros problemas son medioambientales: hubo desarrollo de la ciudad, pero tuvo un impacto enorme y eso no puede seguir, de lo contrario generará más problemas en las calles.

¿Y desde el punto de vista político?
Se hacen necesarias reformas en el sistema político. Las autoridades que llegan al poder en China saben que tienen que tener más oído no sólo al interior del partido, sino a lo que viene del resto de la sociedad. La principal diferencia entre el congreso del Partido comunista chino en 2007 son las redes sociales. No estará Google, pero está Baidu; no estará Twitter, pero hay algo mucho más grande que se llama Weibo. Lo que no había en 2007 son 530 millones de internautas en China. El gobierno sabe que tiene que trabajar por una sociedad mucho más interconectada.

¿El gobierno parece dispuesto a escucharla?
Hay una frase de Hu Jintao respecto de la corrupción: "debemos solventar los problemas de la corrupción ocurridos ante los propios ojos de las masas". Esa frase muestra que hoy hay unos ojos que antes no estaban, que hoy la gente tiene unos ojos que antes no tenía.

¿No hay un contraste de estos "ojos" con que el congreso se esté desarrollando a puerta cerrada?
Todos estos son procesos que hay que entender en la dimensión propia de China. En el proceso chino no vamos a ver la campaña que acabamos de ver en Estados Unidos, pero el proceso en sí mismo ha ido evolucionando. Este congreso ha sido mucho más abierto que en 2002 cuando Hu fue elegido. En ese sentido, la presión de la sociedad y los temas que han sido discutidos adentro, habla de tendencias con un debate mucho más fuerte. A muchos les gustaría que ese debate fuera abierto, pero la tendencia es importante. Hay una frase de Hu que no es primera vez que la dice: "de ninguna manera trasplantaremos mecánicamente los modelos del sistema político de occidente". Está claro que la cosa no va por ahí. Pero al mismo tiempo deben crear la forma de conducir a China a una mayor apertura.

¿Cómo serán las relaciones de este nuevo gobierno con el recién reelecto Obama?
Tienen una gran responsabilidad, por ser el principal país en desarrollo del mundo con el principal país desarrollado del mundo. Por los millones de gente que significa China, pasará en 2022 a Estados Unidos y será la economía más grande del mundo, según distintos estudios. Lo que los chinos dicen es que tomando como referencia los datos de 2010, lo que esperan para 2020 es ser una sociedad moderadamente próspera, es decir, que tratarán de duplicar el PIB y el PIB per cápita para 2020.

RELACIONES CON LA REGIÓN
Reyes Matta estuvo ayer en Sao Paulo en un congreso sobre las relaciones de China y América Latina, donde se habló de los problemas de ambos, las coincidencias de nuevos desafíos como la emergencia de la clase media, las nuevas demandas de energía y cómo podría cambiar la vinculación de China con América del Sur.

En esta relación, a Chile le importa mucho que la economía china se esté desacelerando. ¿Cómo salir de esta dependencia de los commodities, sobre todo cuando es nuestro primer socio comercial?
Uno de los temas de preocupación es la ralentización de su economía, que crecerá 7,5% y hacia 2020 se estabilizará entre 5% y 6% de crecimiento. Lo importante es que ese nivel de crecimiento es natural después de un desarrollo como el que China ha tenido en los últimos 30 años. Tenemos que aprender a trabajar con una China con crecimiento de ese nivel. Ese crecimiento sustentado en consumo interno más fuerte, va a mantener las demandas que a la fecha existen en la relación con América del Sur. Los datos de ayer y hoy hablan de un cambio en el modelo económico no tan ligado a la exportación de China al resto del mundo, sino ligado al desarrollo de una China más moderna en su desarrollo económico. Viene un cambio de modelo económico que tiene como actores principales a su propio mercado interno, lo cual es un gran desafío también.

¿Cuáles son los principales desafíos de este vuelco hacia el mercado interno?
Tiene que ver con que China es una de las sociedades más ahorrativas del mundo. Tiene que ver también con un cambio de conductas. Pero hay que darse cuenta también del desarrollo dentro de las clases medias dentro de China, que hoy tiene 350 millones en ese sector. Al 2020, se espera que sean 600 millones. Ese segmento va a consumir mucha más comida y bienes ligados a nuestros commodities y va a requerir más energía. Hay un cambio en la calidad de los commodities hacia el cual tendremos que estar atentos. En el caso chileno hay muchas oportunidades en la medida que tengamos no sólo buen precio sino calidad y garantía de seguridad alimenticia.

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