La apuesta por el 'Blue Crude'
Por Franz Hubik. En la empresa Sunfire, ingenieros alemanes han creado un combustible neutro con el medioambiente que reemplaza el crudo. El próximo reto: hacerlo económicamente viable.
A Nils Aldag le gusta usar marcadores de colores para dar mayor peso a sus argumentos. Una tarde, el joven empresario se acercó a una pizarra y dibujó un cuadro con barras negras, rojas y verdes. Cada una representaba una fuente de energía diferente. Escribió "Petróleo" con letras grandes debajo de la barra más grande, "Gas" debajo de la segunda mayor y "Electricidad" debajo de la más pequeña. "El mundo en el que vivimos funciona gracias a los combustibles fósiles", explica Aldag, y agrega: "Todas nuestras infraestructuras están orientadas hacia el petróleo y el gas".
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Actualmente, en Alemania, más de un tercio de toda la electricidad es generada con energía solar, eólica e hidráulica. Pero las energías renovables representan menos del 14% de la energía utilizada en las industrias de calor, química y de transporte. "No todos los productos fabricados con estos combustibles pueden ser hechos con energía verde", explica Aldag, de 31 años. "Los artículos diarios, desde zapatillas de deporte a cosméticos, serían impensables sin el crudo". El resultado es que el aceite y el gas todavía suponen más de 60% del uso de la energía.
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Aldag tiene una solución: Blue Crude (crudo azul), un sustituto del petróleo neutro con el medio ambiente. Miles de productos que normalmente dependen del petróleo se pueden fabricar usando este "fluido milagroso" sintético. Puede sonar como una especie de alquimia futurista, pero ya es una realidad en la planta de Sunfire en el sur de Dresde. Fundada en 2010 por Aldag y sus colegas, Carl Berninghausen y Christian von Olshausen, la empresa cuenta con unos 100 empleados y es un especialista en electrólisis reversible y tecnología de celdas de combustible.
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Sunfire ha producido hasta la fecha tres toneladas de Blue Crude utilizando su proceso patentado, que utiliza la energía verde para producir moléculas de hidrocarburos de manera eficiente. Así es como funciona: el viento o la energía solar se utilizan para activar electrolizadores, que utilizan altas presiones para dividir el vapor en hidrógeno y oxígeno. El dióxido de carbono se añade entonces al hidrógeno verde y se reduce a monóxido de carbono. El proceso culmina con la formación de Blue Crude, que puede procesarse en refinerías para crear ceras, lubricantes o combustible para automóviles y aviones.
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Los combustibles sintéticos difieren de sus contrapartes naturales en que son "cristalinos en lugar de negros", explica Aldag. No contienen azufre u otras impurezas; cuando se queman, producen óxido de nitrógeno, pero según Aldag, es "fácil de filtrar". La principal ventaja del sustituto del petróleo es su capacidad para integrarse perfectamente en la infraestructura existente, desde refinerías hasta estaciones de servicio y motores de combustión.
El concepto de Blue Crude ha sido bien recibido por la industria. La empresa de automóviles bávara Audi y el mayor fabricante de aviones del mundo, Boeing, son ambos socios del proyecto. Los principales inversores son la petrolera francesa Total, la energética checa ČEZ y el fondo de inversión Electranova Capital; el gigante de seguros Allianz y el fabricante de automóviles PSA también son patrocinadores.
Imitación cara
Sin embargo, existe un problema fundamental con el modelo de negocio de Sunfire: el petróleo y el gas son tan baratos que producir Blue Crude no tiene sentido financiero en la actualidad. "Cuando se trata de combustibles fósiles, la naturaleza ha hecho todo el trabajo durante miles de años. Imitar este proceso de forma artificial es caro", dice Michael Starner, profesor de Fuentes de Energía y Redes de Energía en la Universidad Técnica de Regensburg. "El petróleo y el gas seguirán siendo más asequibles que el Blue Crude hasta que el precio del dióxido de carbono suba a más de €100 por tonelada". Actualmente, las industrias europeas están obligadas a pagar menos de €7 por cada tonelada de dióxido de carbono que emiten.
Aldag ha pedido al gobierno que haga algo al respecto. Si se va a 'descarbonizar' toda la economía, se necesitarán combustibles sintéticos en la industria química y para el transporte pesado, sectores en los que la energía verde a menudo se enfrenta a límites físicos.
Hay otros problemas de costes también. Al igual que en el caso de la energía fotovoltaica hace 20 años, los electrolizadores tendrán que bajar drásticamente en el precio para hacer que Blue Crude sea competitivo. Y actualmente, la producción de Sunfire no está automatizada; todo se fabrica a mano. "Con la producción en masa, seríamos capaces de lograr enormes economías de escala", dice Aldag. Sunfire, junto con socios en Noruega, tiene planes de avanzar en esa dirección: para el año 2020, tienen la intención de producir 8.000 toneladas de Blue Crude anualmente en una instalación de gran tamaño.
Sunfire genera actualmente una facturación de más de €10.000.000 al año a través de sus proyectos de prueba. A largo plazo, Aldag espera recibir miles de millones. ¿Su objetivo? "Me gustaría que Sunfire fuese el Linde o el Air Liquide del mañana ", dice. "Pero basándose en las energías renovables."
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