Cuando todo pase

Antofagasta supera a la RM como la región con mayor cantidad de nuevos contagios por cada 100.000 habitantes
Calama, una de las ciudades más afectadas por e coronavirus en la Región de Antofagasta. Foto: Agencia Uno.

Esta pandemia va a pasar y vamos a volver a una normalidad distinta, pero es también cierto que tendremos que ver cómo fue que superamos esta crisis.


Poco a poco, el mundo está comenzando a recuperarse de la pandemia. Las tasas de contagio y muerte por Covid-19 están tendiendo a retroceder y, aunque falta por ver el comportamiento de los rebrotes, a la larga la enfermedad cederá y las ciudades comenzarán a abrirse nuevamente. Con ello, volverá la actividad comercial y la tan ansiada recuperación de esta tragedia no solo en materia humana, sino también económica.

Se espera que para Chile, los meses de junio y julio sean los más complejos, pues coinciden con el invierno y con el pick de las enfermedades respiratorias. Con esto, la reactivación para nuestro país tendrá que esperar un tiempo más. No hay que perderse: la vida de las personas es lo prioritario.

Cuando ese tiempo pase, tendremos mucho de qué hablar. Habrá premios y castigos a las empresas y organizaciones que lo hayan hecho bien o mal durante la pandemia respecto de sus comportamientos desde lo ético y lo estético. Habrá que hablar sobre si se cumplieron los asuntos obligatorios de la ley y si se siguieron buenas prácticas voluntarias, de modo de evaluar cuáles son las organizaciones que están a la altura de situaciones tan apremiantes como las que vivimos.

Incumplimientos a la normativa dictada por la autoridad, como la falsificación de permisos, la organización de eventos o casos de corrupción en compras y licitaciones son ejemplos concretos de investigaciones en las que han estado involucradas empresas y empresarios que creyeron que la pandemia podía servir para ganar dinero incluso a costa de la vida de las personas.

Es difícil definir lo que está bien y lo que no, cuando el Gobierno Corporativo no tiene clara la relevancia del imperativo del cumplimiento. Las organizaciones tienen un doble desafío: por un lado, hacer un estricto seguimiento a las obligaciones que les impone la ley y las actualizaciones normativas derivadas de la situación de emergencia sanitaria (hay un nuevo catálogo de delitos asociados a la Ley 20.393 y otras leyes de esa naturaleza que las organizaciones deben observar) y -por otro- deben ser capaces de avanzar en la implementación de medidas voluntarias de cumplimientos sociales, ambientales y de gobierno corporativo que le den más sustentabilidad a su gestión.

Esta pandemia va a pasar y vamos a volver a una normalidad distinta, pero es también cierto que tendremos que ver cómo fue que superamos esta crisis, qué hicimos durante ella, cómo nos comportamos, si cumplimos con lo básico, si hicimos algo más allá de lo estrictamente legal o si sencillamente no dimos el ancho. Aún tenemos opción de decidir dónde queremos estar.

-La autora es socia de KPMG Forensic & Sustainability

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