Pulso

Lejos del mundo

Una escena curiosa de aterrizar en Santiago después de un largo vuelo es escuchar aquel mensaje que dice: “Pasajeros en tránsito, por favor dirigirse a…”. ¿Quién va a estar en tránsito habiendo aterrizado en el “fin del mundo”, me pregunto yo?

Una lejanía física real del mundo que hasta hace no muchos años compensábamos con una cercanía mental con él. Me refiero al mundo desarrollado, ese que es el producto del avance de la civilización: el de la democracia, de la libertad, de la tecnología y de la modernidad, no aquel que va en sentido inverso.

Éramos, hace nada, un país que aspiraba a convertirse en país desarrollado, con un plan ejecutable para ello. Fantasías discursivas sobre empresas estatales que fabricarán baterías de litio o descubrirán el sustituto del cobre no eran parte de eso. Recuerdo haber escuchado tantas veces a académicos y gente de negocios de otras latitudes hablar sobre lo bien que Chile lo estaba haciendo. Privatización de empresas públicas, concesiones, sistema de capitalización individual, sistema tributario integrado, etc., eran los ladrillos para el desarrollo. Y aunque no eran inventos exclusivamente chilenos, tenían harto de “made in Chile” que nos ponía orgullosos.

Siento que en esa época además usábamos el cerebro emocional, o estratégico si prefiere. Y al igual que cualquier persona que quiere avanzar en la vida, nuestro Chile quería compartir, intercambiar, aprender, codearse, con países exitosos, ricos y poderosos. Arribista quizás, pero inteligente al final. Al menos brutalmente más inteligente que el abajismo que impera hoy. Los ejemplos recientes de nuestra nueva vocación por juntarnos con el montón, promediar para abajo, y en definitiva caer en el “ranking” de relevancia internacional, son muchos, así que voy a nombrar sólo un par reciente.

1.- “El Gobierno de Chile, recuerda que, bajo ninguna circunstancia, las instalaciones nucleares deben ser objeto de ataques”. Un comunicado buenista y simplón sobre un conflicto que no entiende aparece inmediatamente fuera de sintonía del emitido por los alumnos aventajados del curso. El G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) señaló sobre el mismo episodio que Irán es la principal fuente de inestabilidad regional y de terror, y que no puede tener nunca un arma nuclear.

El casi odio de nuestro gobierno, y particularmente del presidente, hacia el gobierno de Israel, al cual ha tratado previamente de genocida, chacal, y peor que chacal también, aparece hoy no sólo fuera de sintonía (el canciller de Alemania, por ejemplo, acaba de decir que Israel está haciendo en Irán el trabajo sucio para todos nosotros), sino que también poco astuto para el interés nacional. Israel es líder mundial en riego tecnificado, desalación de agua de mar, y tantas otras tecnologías que nos son tan necesarias. Pero además lo es en inteligencia y tecnología militar. Israel es un país diminuto, rodeado de poderosos enemigos, que en su corta existencia ha aprendido a defenderse de cada uno de ellos, por separado y en conjunto también. Una decena de guerras ganadas y ninguna perdida en tan pocos años le da un track record militar inigualable. ¿Por qué va a ser una buena idea para Chile renunciar a su tecnología militar para experimentar con “otros proveedores”?

2.- El presidente de Chile decidió asistir a la reunión de los BRICS en Río de Janeiro a realizarse a comienzos de julio. Grupo del cual participan dictaduras y teocracias como el mismo Irán. Juntarse con porros, tomando con ello una posición antagónica a Estados Unidos, siempre, y particularmente hoy, debe ser de las decisiones más tontas que un gobierno de país chico pueda tomar. Espero que acciones como esta, más el efecto acumulativo de pesadeces de nuestro presidente hacia el presidente Trump, no nos pase la cuenta.

El autor es Inversionista (@tomcasanegra)

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