Quién es quién en el mercado avícola: Los dueños de los huevos
La industria local estima que crecerá un 7% este año, a más de 4.800 millones de huevos. Aunque está muy atomizada entre más de 200 productores, sumado a algunos pequeños gallineros que entran y salen, hay una decena de marcas que dominan al menos la mitad del mercado. Y detrás de ellos, familias que llevan más de cinco décadas en el negocio y que están representadas en su gremio Chilehuevos.
Los productores de huevos en Chile apuestan a que este año se supere el récord de consumo de 251 unidades per cápita al año que se registró en 2021.
Para ello, deben acelerar una producción que, en la primera mitad del 2025, fue de 2.075 millones de huevos para consumo, según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas.
Porque la industria sufre de vaivenes: en 2022, produjo 4.621 millones; en 2023, cayó a 4.281 millones y en 2024, repuntó a 4.538 millones, según la Asociación de Productores de Huevos (Chilehuevos). Y estos altibajos responden a varias causas. En 2022, el consumo per cápita cayó a 235 a causa del alza de las materias primas pospandemia, que hizo cerrar a varios productores. En 2023, hubo focos de gripe aviar, que obligaron a disminuir un 5% la producción, para un consumo per cápita de sólo 219. En 2024, subió a 234 unidades.
Según el gremio, este año la producción crecerá del orden del 7%, a 4.836 millones de huevos. “Con ello, copamos la capacidad instalada”, afirma Patricio Kurte, gerente general de Chilehuevos.
Chile no importa este producto, por lo que se autoabastece. Sólo ha sufrido el ingreso de contrabando proveniente de Bolivia, hoy la gran amenaza de la industria, sobre todo del norte.
El huevo es una de las fuentes proteicas más accesibles del mercado, por eso su masividad. Sin embargo, el nivel de consumo en Chile dista bastante aún de países vecinos: en Argentina es de 360 huevos per cápita; en Uruguay, de 350; y en Colombia, de 340.
En la industria creen que hay espacio para crecer. “Tenemos que concretar nuevos proyectos y ampliaciones para poder seguir creciendo y superar este diferencial respecto a lo que nos correspondería consumir como país”, dice Kurte.
Del total de huevos que se prevé vender este año, 580 millones (12%) debieran ser expendidos por supermercados, 185 millones (4,5%) por la propia industria y 4.071 millones (84%) por la vía tradicional, que incluye mayoristas, distribuidores, almacenes y el canal Horeca (hoteles, restaurantes y casinos), según fuentes de la industria.
Gallinas cíclicas
La industria del huevo, pese a contar con producto todo el año, es estacional.
Por el lado de la oferta, porque “las gallinas ponen de acuerdo a las horas de luz que tenga el día”, explica el profesor de Agronomía de la Universidad Católica Juan Pablo Subercaseaux. Por eso, es normal esperar que exista una mayor oferta de huevos en verano y caiga en invierno.
A su vez, el consumo también tiene altibajos en el año, con peaks bien marcados.
“En enero y febrero, el consumo cae, y se recupera en marzo con la entrada a clases, dada la compra de huevos que realiza Junaeb (para sus programas de alimentación escolar). De ahí, se mantiene más o menos estable hasta septiembre, cuando sube bastante por los huevos para la fabricación de empanadas, y luego el otro peak es en diciembre, por los productos de repostería para las fiestas de fin de año”, explica Cristian Barra, director de asuntos corporativos del grupo Proa, el mayor actor del mercado.
Así, el precio responde a ese carácter estacional. “Todos los años se llega a un máximo en el invierno y se mantiene relativamente estable hasta Fiestas Patrias. Después, cae y se mantiene relativamente bajo hasta marzo del año siguiente”, explica Kurte.
Sin embargo, los últimos tres años han roto estos ciclos por factores exógenos, como las alzas en las materias primas y el alto precio del dólar. Esto, dado que el 70% del costo de producción del huevo corresponde a alimento, que se compone fundamentalmente de maíz y soya. Más del 70% del maíz se importa y el 100% de la soya.
Al factor insumos también se agrega la limitante para llevar a cabo nuevos proyectos grandes de producción que alivien la ajustada oferta. Esto, por una “obstaculización temprana” a estas iniciativas, reclama Kurte, pues si se sabe de la idea de instalar un gallinero, surgen “movimientos de alcaldes, activistas, abogados, etc. que vuelven inviables proyectos”.
Ahora, cuando los precios son altos, aparecen nuevos gallineros pequeños.
Según datos de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa), en supermercados el precio promedio de una bandeja de 12 huevos blanco grande en julio era $3.812 y la de color, $3.925, valores que aún son considerados altos, por lo que resulta atractivo para el ingreso al mercado de actores chicos.
Por ello, se produce una alta atomización en la industria, aunque hay un puñado de nombres que se lleva buena parte del mercado.
Un estudio académico habla de seis grandes marcas, que equivalen a cerca de la mitad de la producción del país. La otra mitad se la repartiría el resto.
“Las principales marcas, en términos de volumen (...) son: Yemita (15% participación de mercado), Agricovial (10%), Santa Elvira (7%), Huevos de Talca (6%), Huevos del Sur Cholghuahue (6%) y Santa Marta de Liray (5%)”, dice una tesis para MBA de la Universidad de Chile de 2022 de Patricio Lavados.
Estadísticamente, el gremio sectorial considera como productores a quienes cuentan con más de 1.000 gallinas ponedoras, los que, según el cálculo de Chilehuevos de 2022, eran 230.
Los grandes
Si hay un denominador común entre las mayores productoras de huevos es que casi todas tienen más de 50 años. Y otro es que todas tienen un representante en el gremio Chilehuevos, que hoy preside Ignacio Correa, propietario de Avícola El Monte, que tiene más de 60 años.
Según un estudio de la consultora Nielsen al que tuvo acceso Pulso y que mide sólo el canal supermercados, las marcas Yemita y Cintazul se llevan un 13% cada una del mercado de los huevos tradicionales, el 8% es de Santa Elvira, el 7% de Santa Marta, el 6% Coliumo, el 4% Agricovial, el 3% Huevos de Talca, el 6% el grupo otros y el 40% las marcas propias.
El negocio de huevos de gallinas libres lo encabeza la marca La Granja, con 42%; Cintazul, Ecoterra y La Castellana, tienen un 8% cada una; y La Gallina Feliz, un 6%. Un 20% se lo llevan las marcas propias y el 8%, otros productores.
Sobre la base de estas estadísticas, el actor más grande en la industria nacional del huevo es Grupo Proa, dueño de las marcas Yemita y La Granja.
Esta firma nació en 1939 en el negocio de la harina con Molinera Francisco Aguado y Compañía, creada por Francisco Aguado y su hijo Benedicto. A ambos los sucedió el nieto, Mario Aguado Longueira, quien fue gerente general 20 años y hoy es director. Fue en los años 70 cuando importaron gallinas desde Estados Unidos para abrir el negocio del huevo en El Monte, en la Región Metropolitana. En los 90, también incursionaron en alimentos para mascotas con la marca Champion. Hoy en la gerencia general está el otro hijo de Benedicto, Benedicto Aguado Catón.
La segunda marca más importante es Cintazul, perteneciente a la sociedad Avícola y Comercial El Toco. Esta compañía fue fundada en 1957, cuando producía huevos en la localidad de Calera de Tango, pero que con el tiempo se trasladó a Pichidegua, en la Región de O’Higgins, donde está el 90% de sus gallinas ponedoras. El Toco es controlada por Jaime Ruiz-Tagle Claro, gerente general, y su familia. Además, son socios su hermano Sergio Ruiz-Tagle Claro, junto a María Eugenia, Ignacio, Clemente y Jacinta Ruiz-Tagle Matus.
Avícola Santa Elvira es una empresa de Coquimbo. Nació en 1953 de la mano del matrimonio de Norma Romero y Emilio Silva, con 250 gallinas ponedoras. Y en 1969 debió trasladarse a Punta Teatinos, al norte de La Serena con 30 mil gallinas. Actualmente, cuenta con más de 850 mil aves, lo que le permite abastecer desde la región de Arica hasta Coquimbo. Al mando de la empresa hoy está el primogénito de la familia fundadora, Emilio Romero Silva.
Huevos Coliumo nació en 1962 por iniciativa de Patricio Reyes en la Región del Biobío. Actualmente, la empresa está a cargo de su hijo Felipe y sus nietas Javiera y Antonia. Crían 30.000 gallinas en un terreno de 1.300 hectáreas en San Carlos, Región del Ñuble. Antonia fue quien introdujo en Sudamérica el sistema aviario multiniveles libre de jaulas, que permitió crear su marca de huevos de gallina libre La Castellana.
Huevos Santa Marta es la empresa más joven. Nació en 1992 bajo la sociedad Agrícola Santa Marta de Liray, propiedad de José Luis Moure, quien es gerente general de la empresa, y sus instalaciones están ubicadas en Colina, en la Región Metropolitana. Hoy cuenta con 220 trabajadores que cuidan a 700.000 gallinas ponedoras.
Huevos de Talca pertenece a Agrícola Las Rastras, controlada por Miguel Fuenzalida Fernández y su familia a través de la sociedad Fuenzalida Moure SpA y a sus hermanos Valerio y Gloria Fuenzalida Fernández y sus sobrinos Gustavo y Trinidad Williams Fuenzalida. La empresa nació en 1970 con un pabellón de producción de 9.000 gallinas, en Talca. Hoy tiene varias decenas de miles.
Agricovial fue fundada en 1953 por Rafael Vial Montes, al sur de San Bernardo, en la Región Metropolitana. Hoy produce más de 250 millones de huevos al año. La propiedad de la compañía se la reparten en partes iguales los siete hijos del fundador: Rafael, Ana María, Germán, María Loreto, Carmen Gloria, Luis Felipe y Juan Eduardo Vial Altamirano.
Aunque no aparecen entre los principales, otros actores relevantes son las marcas Copita y Arizona. La primera pertenece a Agrícola Don Pollo, implicada en la colusión de los pollos, propiedad de los hermanos Rafael y Ramón Covarrubias Vives. Esta sociedad comenzó a producir huevos en 1967. Hoy posee 700.000 gallinas.
Y Arizona nació en Quilpué en 1943 de la mano de Julio Aris Oller. Hoy su propiedad está dividida entre cuatro de sus 11 hijos: Julio, Rodrigo, Marcelo y Lorenzo Aris Forés. Cuenta con 1,4 millón de aves.
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