Protección de los bosques: compromiso de todos
En diciembre de este año, las naciones acordarán en París un pacto climático potencialmente de amplio alcance. Este tipo de compromisos muestra que tanto el sector público como el privado están involucrados más que nunca.
Para reforzar el acuerdo, los líderes globales deberían contemplar a los bosques del mundo para lograr mantener el calentamiento global a menos de 2°C, umbral que científicos y gobiernos han aceptado como crítico para evitar consecuencias catastróficas.
Ya durante la Cumbre sobre el Clima de la ONU, celebrada en septiembre de 2014, más de 175 países, compañías y organizaciones representantes de grupos indígenas firmaron la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, comprometiéndose a reducir a la mitad la pérdida natural de bosques en el mundo para el año 2020, eliminándola por completo para el año 2030, incrementando al mismo tiempo la reforestación.
Naciones con selvas tropicales y compañías agrícolas globales respaldaron estas metas y las economías desarrolladas se comprometieron a aportar incentivos económicos. Una vez implementadas, de acuerdo con la ONU, se reducirán entre 4.500 millones y 8.800 millones de toneladas anuales de contaminación de carbono para el año 2030, aproximadamente lo mismo que poner punto final a la contaminación climática producida por todos los autos del mundo.
Varios países en desarrollo están encabezando la iniciativa. Brasil ha reducido la pérdida de bosques en el Amazonas en más de 75%, aumentando al mismo tiempo la productividad agrícola y los ingresos rurales de poblaciones con pocos recursos. Perú se comprometió a poner fin a la deforestación para el año 2021. Colombia tiene planes de restaurar un millón de hectáreas de área deforestada y alcanzar una deforestación neta de cero en el Amazonas para el año 2020. El año pasado, 14 de los principales países con bosques del mundo prometieron presentar metas forestales antes de París y retaron a las economías industrializadas a cumplir su compromiso del año 2014.
El sector privado también está liderando. En 2010, el Foro de Productos para el Consumidor reunió empresas que prometieron eliminar la deforestación en su cadena de proveedores para el año 2020. Compañías como Unilever, Nestlé, McDonalds y comercializadoras de commodities agrícolas, como Wilmar, Cargill y Archer Daniels Midland, se han comprometido con ello.
Durante los últimos 18 meses, el porcentaje del comercio mundial de aceite de palma cubierto por compromisos de “deforestación cero” ha crecido de 5% a aproximadamente 90%. Dado que la agricultura representa más de 70% de la deforestación tropical, estos compromisos tienen un potencial de enorme impacto.
Pero los países con bosques, las comunidades locales y las compañías no pueden tener éxito solos. Los países desarrollados deben cumplir con su compromiso para crear incentivos económicos para la acción comprometiéndose a financiar la reducción anual de 2.000 millones de toneladas de emisiones en las selvas tropicales para el año 2020.
Las naciones con bosques dispuestas a hacer más de lo que les corresponde para resolver la crisis climática, deberían ser premiadas vía pagos basados en resultados. El informe Nueva Economía del Clima 2015 de la Comisión Global sobre Economía y Clima, de la que soy comisionado, también defiende el aumento de flujos internacionales para REDD+ más allá del año 2020, con el objetivo de financiar la reducción anual de otros mil millones de toneladas de emisión desde el año 2020 y más.
Estos fondos deberían financiar el incremento del producto agrícola y los ingresos rurales, intensificando la producción agrícola y restaurando la productividad en tierras ambientalmente degradadas, en lugar de expandir la agricultura a costa de los bosques, de comunidades dependientes de estos y del clima.
A través de estas inversiones y señales, el mundo puede alimentar su creciente población, finalizar la pobreza extrema, proteger los bosques y abordar el cambio climático en la forma más eficiente y equitativa posible.
Hasta el momento, las negociaciones se están enfocando en lo que cada país puede hacer por sí solo, en lugar de también analizar qué más podemos hacer trabajando juntos. Pero esto ignora oportunidades de acción de bajo costo a favor del crecimiento, y exacerba el riesgo de que muchos países en desarrollo no se jueguen para llegar a un acuerdo ambicioso sobre el clima. Pero, aún hay tiempo de cambiar esto.
*El autor es CEO de Unilever y presidente del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sustentable (@PaulPolman).
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