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¡Salvemos Puerto Varas!

Hay lugares de nuestro país que sobresalen por su belleza. Puerto Varas, ubicado en la ribera sur poniente del lago Llanquihue, es uno de esos lugares. Los volcanes Osorno, Calbuco, Tronador y Puntiagudo de fondo, generan un marco de belleza inigualable. La colonización alemana dejó una huella en el mundo agrícola, cultural, arquitectónico y gastronómico muy interesante. Pero sorprende negativamente lo que está sucediendo hoy en Puerto Varas, cuya infraestructura empieza a colapsar de manera acelerada.

A este ciudadano, preocupado de cuidar lo bueno, le llaman la atención diversos temas que atentan contra el futuro de este paraíso de la naturaleza. Expansión urbana: la ciudad crece desordenadamente, con loteos mal diseñados, sin reglamentos de copropiedad, sin estudios de impacto vial, sin redes de alcantarillado, sin ningún sentido estético y con un impacto brutal sobre el patrimonio arquitectónico. Centro de la ciudad: atiborrado de automóviles, con un mall “embutido” en el lugar inadecuado y repleto de hoteles sin estacionamientos. Plan regulador: ¿existe? Pareciera que no. Sectores adyacentes: rumbo al aeropuerto por camino que bordea el río Maullín, terroristas del paisaje han loteado parcelas, mutilando y talando bosque nativo de gran valor. Algunos incluso, para vender más hacia lo alto, han hecho accesos con pendientes peligrosas erosionando laderas. Muchos jóvenes con frenesí por vivir en la zona compran y construyen lo que sea, como sea y donde sea. La cuestión es tener 5.000 mts.2 de terreno y una casa grande. El tema es ¿cómo se hace ciudad, cómo se organiza, cómo agregar valor al entorno? Camino a Ensenada: esta ruta es preciosa, pero en horas punta, o en verano, transitar desde Ensenada hacia Puerto Varas o viceversa es un martirio, pues nadie controla los flujos vehiculares, y como se puede construir cualquier cosa y en cualquier parte, esto genera problemas en la calidad de vida de los que soñaron con vivir “tranquilos”. Lo que pretendo hacer notar es la falta de planificación para saber hacia dónde va la ciudad. ¿Cómo queremos que sea en dos, cinco o diez años más? Entre Frutillar y Llanquihue hay un borde costero precioso, sobre el cual se debe planificar, prever, anticipar y proyectar caminos, puentes, recursos hídricos, energía, etcétera. Hacia Puerto Montt: la conexión de Puerto Varas con Puerto Montt vía Alerce, que otrora constituyera un precioso camino rural, hoy es un ejemplo de mal gusto, mal entorno, mala arquitectura y “rasquerío”.

Puerto Varas es un lugar neurálgico del turismo regional. Se debe culturizar a sus habitantes para que los detalles no se ignoren, pues el buen gusto es una suma de detalles. El mundo salmonero del vecino Puerto Montt tiene fuerte impacto en Puerto Varas, toda vez que la mayoría de los ejecutivos de las empresas viven ahí, sus hijos estudian ahí y su futuro depende de la industria salmonera. No obstante, hay sectores como el lechero y el ganadero que tienen también impacto en la ciudad. El tren Puerto Varas-Puerto Montt podría ser un camino para reducir flujos vehiculares y aportar al turismo. Hasta ahora solo planes. Gastronomía: aunque hay muchos restaurantes nuevos en Puerto Varas, no todos son buenos ni a precios razonables. Esto de “pegarle el palo” al turista es pan para hoy y hambre para mañana. Las autoridades locales y la comunidad en general deben tomar conciencia de que Puerto Varas es una “joyita” delicada, que de no cuidarse se transformará en lo que terminaron siendo Pichilemu, Constitución, Cartagena o tantos otros lugares bonitos de Chile hoy en total decadencia.

*El autor es ingeniero comercial de la Universidad de Chile - (amjpulso@gmail.com).

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