El mercado de las máquinas de café expresso lujosas, encuentra a su mejor exponente en los productos de Kees van der Westen, empresa que vende su cafetera estrella, el modelo Spirit, por la suma de US$20.000. Con diseños cromados que evocan las líneas de los autos clásicos norteamericanos de mediados del siglo pasado, hoy estas máquinas son las preferidas de los magnates alrededor del mundo.

Kees van der Westen se enfrentó por primera vez a este tipo de café, durante sus años como estudiante universitario, en Bélgica. Westen gustaba de los expressos cargados, negros y amargos, sin dejarse encantar por la complejidad del sabor o el aroma, de otros tipos de café. Desde ahí, impulsó su emprendimiento.

Hoy, las maquinarias de Westen son las más caras del mercado, con modelos que tienen un precio base de US$8.000, por lo menos. Su equipo ensambla alrededor de 400 cafeteras por año, en un pequeño taller en los Países Bajos.

Mayormente sus clientes son restaurants y cafeterías. Aún así, Westen reconoce una tendencia creciente, entre personas adineradas que gustan de adquirir estas máquinas de expresso para exhibirlas dentro de sus cocinas, como piezas de arte funcionales. Por sobre todo, se trata de contar con máquinas capaces de hacer café de calidad, en la comodidad del hogar.

Otra de las empresas que compite en el mercado es La Marzocco International LLC, vendiendo entre 800 y 1000 unidades de su cafetera lujosa, por US$7.000. "Nuestros clientes quieren una pieza de arte, no cualquier electrodoméstico", explica Scott Callender, a cargo del marketing de La Marzocco.

Por su parte, el CEP de la firma, Kent Bakke, asegura que el sabor del expresso no debiera estar determinado por la máquina, si no por el grano, e incluso, el agua de calidad. Cuando se trata de una de estas cafeteras, las principales variables son la presión y la temperatura.