Cómo la pandemia impulsó el interés por los robots de compañía

La tendencia en los próximos años serán los robots médicos, de compañía y servicio, mayormente enfocados en personas con discapacidades, enfermedades neurodegenerativas o la tercera edad. Entre ellos, muchos aparatos que ayudarán en las tareas del hogar.


La pandemia por coronavirus no sólo cambió nuestras costumbres. También ayudó a que tecnologías como la telemedicina, las videollamadas o la robótica dieran un importante paso en su desarrollo.

Así ocurrió en la semana de la Consumer Electronics Show (CES), feria que trajo lo último en diversos dispositivos del área, y que tuvo que enfrentarse a un formato virtual debido a las medidas restrictivas impuestas en Las Vegas, donde se hace año tras año.

Así, entre televisores con inteligencia artificial, computadoras y autos cada vez más avanzados, la feria electrónica reveló el creciente interés de fabricantes y consumidores por los robots de compañía y de servicio, aparatos que ayudarán en los próximos años a paliar el aislamiento y la soledad de sobre todo, personas mayores.

Dante Angelzzo, CEO de Blackstar Robotics, empresa que se dedica a la fabricación de robots de asistencia y diseño de soluciones para diversas industrias, cuenta que “los robots de apoyo en tareas del hogar irán ganando espacio en el mercado progresivamente en el futuro. Sin embargo, se cree que su mayor impacto será en dos aplicaciones: como la población mundial está envejeciendo, se espera sobretodo, que estos robots brinden cuidados tanto físicos como emocionales a un gran número de ancianos que habrá en los próximos años”.

“Junto con lo anterior, se busca que robots de servicio en el área médica puedan hacer la diferencia en el manejo de pandemias, pues evitaran los riesgos de contagio del personal de salud. En este aspecto el futuro es prometedor, pues los robots no vienen a reemplazarnos como se piensa comúnmente, si no que se presentan como un complemento hacia la solución de problemas sociales complejos”, asegura.

Datos del Consumer Technology Association (CTA, organismo que organiza la feria CES) antes de la pandemia, señalaban que en 2019, 3,6 millones de aparatos robóticos fueron vendidos en EE.UU. con proyecciones de aumento de un 16% en 2020 con 4,1 millones de unidades. Y se espera que gracias a los últimos avances, esta cifra aumente exponencialmente.

La robótica actual es capaz de avanzar a pasos agigantados. Una muestra de ellos son los aparatos de la empresa Boston Dynamics, quienes a fines del año pasado lanzaron un video en YouTube que muestra bailando y haciendo alegres piruetas a algunos de sus modelos. Otros, como la Universidad de Cornell, se encuentran trabajando en robots microscópicos, capaces de inspeccionar el cuerpo humano por dentro, moviéndose a través de tejidos y vasos sanguíneos.

Uno de los adelantos en robótica fue presentado al inicio de la feria por Samsung, quien además de dedicarse a la electrónica hogareña y dispositivos móviles, también cuenta con un área en la que los robots son los protagonistas.

JetBot 90 AI+, por ejemplo, es una evolución de las aspiradoras hogareñas que emplea tecnología de reconocimiento de objetos para identificar y clasificar objetos, y así decidir la mejor ruta de limpieza. Los sensores LiDAR (los láseres que se usan en vehículos autónomos para determinar la profundidad y la distancia) y 3D permiten que evite cables y objetos pequeños, mientras limpia los rincones difíciles de alcanzar. Está equipado con una cámara, e integrado con la aplicación SmartThings (la app de Samsung para controlar los dispositivos conectados a internet) para ayudar con el monitoreo del hogar.

Por otro lado, Samsung Bot Care utiliza inteligencia artificial para reconocer y responder a su comportamiento. Podrá actuar tanto como asistente robótico como compañero, aprendiendo el horario y hábitos de su dueño y le enviará recordatorios para guiarlo durante su día.

En tanto, Samsung Bot Handy se basará en inteligencia artificial avanzada para reconocer y recoger objetos de diferentes tamaños, formas y pesos, convirtiéndose en una extensión del usuario para ayudar con el trabajo en la casa. Samsung Bot Handy podrá diferenciar entre la composición del material de varios objetos, utilizando la cantidad adecuada de fuerza para agarrar y mover artículos y objetos del hogar, trabajando para ayudar con las tareas domésticas como limpiar habitaciones desordenadas u ordenar los platos después de una comida. Es capaz de cargar el lavaplatos, lavar la ropa e incluso verter una botella de vino y llevarla en el momento justo con su brazo robótico gigante.

Bernardita Orellana, gerenta de Comunicaciones de Samsung Electronics Chile, señala que algunos de estos dispositivos aún se encuentran en desarrollo, y que ferias como el CES son oportunidades para mostrar en qué pasos está la compañía, esperando que a corto plazo puedan salir al mercado, como el caso de JetBot 90 AI+.

“Hay robots de todos los tipos. JetBot es un producto final que arribará el primer semestre a EE.UU. y muy probablemente llegue a Chile este año. Bot Handy y Bot Care son prototipos que van mejorando año a año y hay planes piloto avanzado como GEMS -exoesqueleto centrado en la salud como asistente de movilidad- enfocados para beneficiar gente”, señala.

“La nueva normalidad y la pandemia fueron muy relevantes en cuanto a este tipo de innovaciones, y por eso los robots se fueron de lleno a los hogares para ayudarnos a vivir mejor. Así aparece esta ‘robotina’ (Bot Handy) que es mucho más útil en el contexto de hoy. La tendencia va hacia allá porque es lo que necesitamos”, sostiene Orellana.

Aún así, los robots de compañía deben superar obstáculos más psicológicos que tecnológicos. Estudios dicen que cuanto más dependientes son las personas o más dificultades tienen, más aprecian este tipo de tecnologías, como el caso de las personas con Alzheimer, que aceptan muy bien a los robots de servicio. A la larga, este tipo de experiencias a gran escala ha hecho que los robots evolucionen para satisfacer mejor las necesidades del usuario.

Es por ello que cuando una persona mayor sufre de senilidad, es posible que tenga dificultades para comunicarse y ya no pueda cuidar de un animal. En este caso, un robot para reconfortar ocupa el lugar de un perro o un gato, pero sin las respectivas obligaciones.

En la feria, uno de los robots más llamativos fue Cutii, un robot móvil que permite a los usuarios participar en actividades a distancia (juegos, clases de gimnasia, etc.) y hablar con sus seres queridos por videoconferencia, accediendo por comandos de voz. Se puede actualizar de forma remota y equiparse con funciones de asistencia o seguridad, alertando en caso de algún problema, y ya se utiliza en una treintena de residencias geriátricas en Francia.

Otro similar es Moflin, un robot con capacidades emocionales creado por Vanguard Industries tras una exitosa campaña de Kickstarter. Según sus creadores, “aprende a querer” al usuario usando un algoritmo y un conjunto de sensores integrados. Es esencialmente un conejillo de indias gris esponjoso con ojos negros y un pelaje suave, pero que también hace una serie de gorgoteos que llaman la atención al usuario.

Lovot por ejemplo, fue una de las principales atracciones del CES 2020. A pesar de su simpleza, conmovió a la multitud con sus grandes ojos de búho, su mirada de oso de peluche y reacciones cuando se le habla o acaricia. Aunque no sirve más que para dar cariño, puede servir también como un vigilante. De la misma forma, Paro, un robot terapéutico en forma de cría de foca, también se utiliza en Japón desde hace más de quince años para la atención de pacientes con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

“El desafío de la sociedad se asocia a la ventaja de la automatización en temas de robótica. Todo lo que nos permita externalizar como función o tarea , la tomaremos como responsabilidad ética en las decisiones a medida que estos robots vayan involucrándose más en la sociedad. Sin duda si logramos ponernos de acuerdo con el límite que ellos vivan con nosotros, podremos seguir siendo nosotros(los humanos) los que definamos que nos hace feliz o no, según nuestra cultura”, señala Diego Steven, CEO de Cleverit, empresa chilena de innovación y desarrollo tecnológico dedicado a productos digitales.

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