Inteligencia artificial: ¿La salud chilena podrá alcanzar la revolución 4.0?

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Las últimas disrupciones tecnológicas en inteligencia artificial ponen de manifiesto el potencial de los algoritmos para revolucionar completamente procesos en múltiples ámbitos. Uno de estos es el de la salud humana. ¿Podrá esta tecnología consolidar métodos de diagnóstico o de tratamiento que beneficien a toda la humanidad?

Más de 300 especialistas del ecosistema de salud digital se dieron cita hace algunos días en Valparaíso para ser parte de la Make Health, un encuentro organizado por CENS y la alianza de RDSUE de universidades públicas, y que tuvo al Dr. Leo Celi, del MIT Clinical Data, como uno de sus principales relatores.

Según el Dr. Celi, quien lidera uno de los mayores grupos de investigación en tecnologías en salud en la academia mundial, la inteligencia artificial podría fallar en cumplir sus promesas de revolucionar el sistema sanitario. Regiones como América Latina podrían estar entre aquellas zonas del mundo que quedarán rezagadas en esta evolución.

El mensaje de este grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachussets no es que debamos introducir un freno a la inteligencia artificial en salud, sino precisamente lo contrario. La pobre representación de poblaciones minoritarias o de menor acceso está ocasionando que las nuevas soluciones tecnológicas tengan lo que denominó como un “sesgo de los datos”.

Evidencia reciente da cuenta de que la comprensión de la salud y la enfermedad podría estar siendo menos precisa de lo que creemos. En el último año, por ejemplo, entidades como la Universidad de Princeton han advertido acerca de una crisis en la reproducibilidad de los datos en inteligencia artificial.

Esto podría ser especialmente sensible en salud. Uno de los reportes más alarmantes en la materia fue el uso de dispositivos para medir el oxígeno en la sangre durante la pandemia, que hizo que personas de determinadas características étnicas recibiera información poco fiable durante el transcurso de la infección por el virus SARS-CoV-2.

¿Qué implica esto? De mantener el limitado y fragmentado uso de datos para el entrenamiento de algoritmos, la “tierra prometida” de la revolución 4.0 en salud no generará los grandes beneficios que todos esperamos, sino todo lo contrario. Y es más, puede incluso acentuar la desigualdad en el acceso a servicios tan fundamentales como la salud.

La alerta que están levantando grupos de investigación que están en la frontera del conocimiento es fundamental. No podemos resolver un problema si no somos capaces de reconocerlo, evaluarlo y buscar estrategias para enfrentarlo. Chile, como un país en vías de desarrollo, está entre aquellos que aún deben avanzar hacia adecuadas condiciones de base para su transformación digital.

Actualizar sus protocolos de acceso y almacenamiento de datos está entre aquellos habilitantes que permitirán la transformación digital del sector. Es, probablemente, tan relevante como aspectos como el capital humano avanzado y la interoperabilidad de los diversos componentes del sistema, todos elementos que desde el ecosistema hemos advertido que el país debe trabaja

*Presidente del Directorio del Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud (CENS).

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