La sangre de los pacientes recuperados de Covid-19 se vuelve un bien preciado

La toma de sangre que realiza Kephera Diagnostics. Crédito: Kephera Diagnostics

La demanda beneficia a los "corredores de sangre" pero impone desafíos a los fabricantes de tests de anticuerpos. Se llega a cobrar US$ 1.000 por un mililitro.


El negocio de la sangre está en auge.

Este comercio usualmente oscuro se ha visto iluminado por la carrera para desarrollar tests de anticuerpos para el Covid-19, los cuales usan sangre para determinar si alguien ya ha sido infectado por el coronavirus. Las pruebas son vistas como esenciales para relajar las medidas de encierro que han paralizado a las economías alrededor del mundo.

Sin embargo, mientras la creciente demanda ha probado ser una bendición para los comerciantes que buscan este recurso y que son conocidos como “corredores de sangre” –un apodo que alude a los frenéticos trabajadores de las bolsas de valores-, las empresas dedicadas al diagnóstico dicen que los altos precios por la sangre de los pacientes recuperados de Covid-19 representan un obstáculo para el desarrollo de los tests.

“Lo hemos pasado muy mal intentando obtener especímenes positivos a un precio decente”, dice Stefanie Lenart-Dallezotte, encargada de operaciones de negocios para la compañía Epitope Diagnostics Inc., ubicada en San Diego (EE.UU.) y que vende un test de anticuerpos para el Covid-19. “Siento que las personas se están aprovechando al extremo de la situación simplemente porque pueden, porque la demanda se ha disparado”.

Ella asegura que un “corredor” le cobró mil dólares por una muestra de un mililitro de plasma convaleciente, un término que se usa para la porción de la sangre de los pacientes recuperados que contiene anticuerpos.

Ejecutivos de otras empresas de diagnósticos indican que a ellos les han ofrecido tarifas que suman varios miles de dólares por un mililitro de plasma.

Parte de la tecnología que ocupa Boca Biolistics. Crédito: Boca Biolistics.

Las compañías de diagnósticos necesitan al menos una docena de estas muestras para cumplir con los requerimientos de aprobación que operan en esta emergencia, aunque algunas buscan conseguir cientos para asegurar de mejor forma el rendimiento de sus tests.

La sangre en “estado de enfermedad” para las mayorías de las patologías suele variar entre unos cuantos dólares y cientos de dólares por muestra -usualmente un mililitro-, dependiendo de la rareza de la enfermedad y la logística que implica obtener la muestra.

Por ejemplo, la sangre que contiene anticuerpos para una enfermedad tropical que se encuentra sólo en una remota parte del mundo costaría mucho más que la sangre para males comunes como la hepatitis C. Según las empresas de diagnósticos y los “corredores”, los valores normalmente llegan a cuatro cifras por mililitro sólo cuando se trata de condiciones extremadamente raras, .

“La FDA ahora exige que las empresas de diagnósticos prueben sus tests contra al menos 30 muestras positivas y 75 negativas para así obtener una aprobación de emergencia para tests de anticuerpos de Covid-19”.

La sangre de pacientes recuperados de Covid-19 es esencial para desarrollar y vender un test de anticuerpos. Se ha vuelto un bien preciado desde que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) tomó medidas enérgicas contra docenas de tests inexactos que inundaron el mercado norteamericano luego que el virus se propagara globalmente. Desde entonces, el organismo comenzó a exigir que cualquier test nuevo debía pasar por la revisión de la agencia antes de salir a la venta.

La única forma de determinar la precisión de un test es utilizarlo contra muestras de las cuales ya se sabe que contienen anticuerpos de Covid-19 y otras que no los poseen. La FDA ahora exige que las empresas de diagnósticos prueben sus tests contra al menos 30 muestras positivas y 75 negativas para así obtener una aprobación de emergencia para tests de anticuerpos de Covid-19.

Las empresas de diagnósticos también necesitan incluir un envase con plasma convaleciente cuando venden sus tests a los laboratorios. El fin es que los laboratorios tengan un “control positivo” para ejecutar junto con cada lote de tests que realizan para sus clientes. Si el control positivo muestra un resultado negativo, eso muestra que hay una falla ya sea en los ingredientes químicos usados en ese lote o en la forma en que aplicó el test. Si eso ocurre, todos las pruebas de ese grupo deben volver a realizarse.

La sangre que los pacientes recuperados donan a los hospitales y los bancos de sangre sin fines de lucro como la Cruz Roja Estadounidense generalmente se reserva para su uso como tratamiento experimental para pacientes con cuadros severos de Covid-19, lo que hace que la industria de diagnósticos tenga que busca en otra parte.

Ahí es donde entran los “corredores de sangre”. Algunos manejan centros de donación donde les pagan a los donadores por su plasma. Otros compran lo que se conoce como remanente de sangre, los restos de test sanguíneos ejecutados en laboratorios y que de otra manera irían al tacho de la basura clínica. Los laboratorios tienden a cobrar una tarifa plana por el remanente de sangre independientemente de su rareza, ya que para ellos el principal beneficio es ahorrarse el costo de deshacerse de ella. Algunas veces los acuerdos ni siquiera involucran dinero, sino un trueque de equipos de laboratorio, según “corredores” y ejecutivos de laboratorios clínicos.

La oficial Janet Rosas testea pruebas de sangre de posibles pacientes de Covid-19 a bordo del USNS Comfort, en Nueva York. Crédito: US Navy

El proveedor alemán Biomex GmbH indica que la demanda de sangre por parte de sus clientes establecidos supera con creces el suministro.

La empresa reúne y procesa plasma convaleciente de Covid-19 directamente de pacientes recuperados que visitan sus centros de donación en Heidelberg y Munich. Los donantes reciben alrededor de 271 dólares por extracción, la cual entrega entre 650 y 850 mililitros de plasma. La compañía declina revelar su precio exacto de venta, diciendo que cobra sólo unos cuantos euros por mililitro.

“No aumentamos los precios debido al bajo stock”, afirma Oliver Bosnjak, director general de Biomex. “Intento ser un socio confiable y servir al mercado y pagar mis cuentas”. Él asegura que el plasma recolectado en los centros de donantes y que se vende al por mayor generalmente es más barato que las muestras de plasma remanente, porque es más fácil de conseguir en altos volúmenes.

Boca Biolistics LLC, ubicada en Florida (Estados Unidos), también ha visto una fuerte demanda para las muestras de sangre de pacientes de Covid-19. “Estamos recibiendo consultas de todo el mundo, ya sea de Asia, Europa o aquí en Estados Unidos”, comenta Valentin A. Adia Jr., jefe de desarrollo. Según dice, la empresa se está preparando para vender un producto que contiene 10 muestras de plasma convaleciente y 10 muestras negativas, obtenidas de remanentes de laboratorios, a un precio de casi 500 dólares.

Boca también estableció un programa para recolectar múltiples muestras de pacientes de Covid en diferentes etapas de su enfermedad, con el fin de entender de mejor manera cómo la concentración de anticuerpos en la sangre varía con el tiempo.

“Biomex indica que el recurso se está agotando a medida que disminuyen los casos en Alemania. Otro problema: sólo un tercio de las donaciones tienen concentraciones lo suficientemente altas de anticuerpos para ser usadas como controles positivos para test de anticuerpos”.

A pesar del comercio frenético, los “corredores de sangre” enfrentan desafíos. Por ejemplo, Biomex indica que el recurso se está agotando a medida que disminuyen los casos en Alemania. Otro problema: sólo un tercio de las donaciones tienen concentraciones lo suficientemente altas de anticuerpos para ser usadas como controles positivos para test de anticuerpos.

Frustradas con las dificultades que implica obtener plasma convaleciente, algunas empresas de diagnósticos están intentando eliminar a los intermediarios.

En marzo, Kephera Diagnostics -una empresa de Framingham, Massachusetts (Estados Unidos)- empezó a trabajar en un test de anticuerpos y apeló directamente a pacientes recuperados para que hicieran donaciones gratuitas de unas cuantas gotas de sangre, tomadas de un pinchazo en uno de sus dedos.

“Hasta ese momento había un verdadero acaparamiento de tierras, por llamarlo de alguna manera”, comenta Andrew Levin, presidente y director científico de Kephera. “Se había vuelto en un bien de alto valor”.

Levin cuenta que al inicio de la pandemia los “corredores” le estaban cobrando mil dólares por muestra, aunque en las últimas semanas los precios han caído a entre 100 y 300 dólares. Él señala que Kephera usa actualmente la sangre obtenida a través de los pinchazos en los dedos y plasma obtenido de proveedores para desarrollar su test.

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