Los esfuerzos para salvar al ñandú de la extinción

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Un centro único en Sudamérica, enclavado en la Patagonia Chilena, busca conservar esta emblemática especie, cuyas poblaciones se han reducido progresivamente en Aysén en los últimos años.


Con alegría recibieron en diciembre en el Parque Patagonia, unos 300 km al sur de Coyhaique, el nacimiento de cuatro charitos o polluelos de ñandú (Lesser rhea). Ellos son los primeros nacimientos de la temporada en el Centro de Crianza y Conservación del Ñandú, espacio único en Sudamérica para la protección de esta emblemática especie.

"Con esta excelente noticia damos inicio a la temporada de nacimientos de ñandúes, y para este año esperamos que nazcan al menos unos 15 a 20", comenta Cristián Saucedo, administrador del Programa de Vida Silvestre del Parque Patagonia. Esta reserva, ubicada en la Región de Aysén, hace algunas semanas se convirtió oficialmente en Parque Nacional, luego de su donación al Estado en 2017 por parte de los herederos de Douglas Tompkins.

En el interior de este parque privado se encuentra el Valle Chacabuco, uno de los últimos lugares donde habita el ñandú en esta región. Si bien la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza considera a esta especie como de preocupación menor en términos de extinción, en Aysén la situación es diferente. "Aunque no existen estimaciones claras de su población, la tendencia ha sido a la baja y su proyección también lo es", explica Saucedo a Qué Pasa.

Cuando en 2015, un equipo científico de Tomkins Conservation comenzó a estudiar esta especie, sólo pudieron contabilizar una cifra muy menor: entre 15 a 25 ejemplares. "Era una población pequeña, con alto riesgo de extinción, por lo tanto, en ese contexto se enmarca el desarrollo del centro de reproducción", detalla Saucedo.

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Un ñandú junto a sus charitos o polluelos. Foto: Alejandra Saavedra[/caption]

Los principales que amenazan a esta especie es la destrucción de su hábitat por el desarrollo de la ganadería, su caza por parte de humanos y la presencia de perros. Según Saucedo, "la tenencia irresponsable de perros en el campo permite que estos encuentren los nidos de ñandú, los destruyan y maten a sus polluelos nuevos".

La meta del centro de conservación es consolidar una población de unos 100 ejemplares adultos de ñandú en el Valle Chacabuco. Para esto, el programa de conservación ha contemplado el despliegue de guardaparques que protejan los nidos de la acción de perros, el retiro de cercos y alambradas. "Nos hemos dado cuenta de que gradualmente los ñandúes están recuperando nuevos espacios y avanzando producto de la remoción de cercos  y apareciendo en lugares donde antes no se les veía", comenta Alejandra Saavedra, guardaparque.

Los esfuerzos, hasta el momento, han dado frutos. En 2016 nacieron 22 charitos o polluelos de ñandú, cifra que creció a 36 en 2017. Según las estimaciones de los encargados del programa,en la actualidad en el Valle Chacabuco viven unos 40 ñandú adultos.

"Su presencia indica la salud de un ecosistema. Una estepa patagónica sin ñandú no está completa", concluye Cristian Saucedo.

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