Mediciones desde Chile revelan que el primer cometa interestelar detectado hasta ahora, también es el más “prístino”

Esta imagen muestra una representación artística de cómo podría ser la superficie del cometa 2I/Borisov Crédito: ESO/M. Kormesser

Se cree que el cometa "2IBorisov" sólo se acercó una vez al Sol y que por lo tanto resultó poco alterado por las radiaciones y vientos solares. Su composición habría permanecido intacta desde su formación, durante la creación del Sistema Solar, hace 4.500 millones de años.


El primer cometa interestelar observado en 2019 resultó ser el “más prístino” de los que se conocen, con una composición prácticamente intacta desde su formación, según un estudio publicado este martes en Nature Astronomy.

Se trata del cometa 2IBorisov, observado el 30 de agosto de 2019 por un aficionado ucraniano, Gennady Borisov.

Por su trayectoria, los científicos dedujeron que no podía venir del interior del Sistema Solar y que por lo tanto se trataba de un cometa único.

Un equipo internacional trabajó con el telescopio VLT del Observatorio Europeo Austral (ESO) de Chile para determinar las características mineralógicas de este cuerpo celeste, cuyo núcleo tiene un radio inferior a 1 km.

Emplearon la técnica de polarización, que permite deducir estos datos a través de la luz que se refleja.

Contrariamente a los cometas “locales”, la cola de Borisov presenta una “polarización muy homogénea”, explicó Philippe Bendjoya, investigador del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia y coautor del estudio.

“Esto significa que Borisov nunca pasó cerca de una estrella”, según Bendjoya.

Por lo tanto se trata del cometa más “prístino” conocido hasta ahora, lo que en términos astronómicos significa que nunca pasó lo suficientemente cerca de una estrella para ser transformado por su calor.

A Borisov solo se le parece otro cometa nativo del Sistema Solar, el célebre Hale-Bopp, observado en 1995.

Se cree que este solo se acercó una vez al Sol y que por lo tanto resultó poco alterado por las radiaciones y vientos solares. Su composición habría permanecido intacta desde su formación, durante la creación del Sistema Solar, hace 4.500 millones de años.

“El hecho que los dos cometas sean tan similares sugiere que el entorno en el que se originó 2I/Borisov no es tan diferente en su composición del entorno del Sistema Solar temprano”, afirma Alberto Cellino, coautor del estudio e investigador del Observatorio Astrofísico de Torino, Instituto Nacional de Astrofísica (INAF) de Italia.

«La llegada de 2I/Borisov desde el espacio interestelar representó la primera oportunidad de estudiar la composición de un cometa proveniente de otro sistema planetario y comprobar si el material de este cometa es, de alguna manera, diferente al de los cometas de nuestro propio sistema”, explica Ludmilla Kolokolova, de la Universidad de Maryland (EE.UU.), que participó en la investigación que se publica en Nature Communications.

Se espera que la comunidad astronómica tenga otra oportunidad, aún mejor si cabe, de estudiar en detalle un cometa errante antes del final de la década. Por ello, la Agencia Espacial Europea planea lanzar en 2029 un Interceptor de Cometas, que tendrá la capacidad de llegar hasta otro objeto interestelar visitante si se descubre uno en una trayectoria adecuada”.

Pero, ¿dónde nació Borisov?

“Seguramente no lo sabremos nunca, puesto que no lo podemos volver a observar”. El cometa se halla actualmente cerca de Saturno y se dirige hacia el exterior del Sistema Solar. Y no volverá.

El origen

Incluso sin una misión espacial, los astrónomos pueden utilizar los numerosos telescopios basados en tierra para obtener información sobre las diferentes propiedades de cometas errantes como 2I/Borisov. “Imagínese lo afortunados que fuimos de que, de forma casual, un cometa de un sistema a años luz de distancia simplemente pasara por nuestro barrio”, dice Bin Yang, astrónoma de ESO en Chile, quien también aprovechó el paso de 2I/Borisov a través de nuestro Sistema Solar para estudiar este misterioso cometa.

Yang y su equipo utilizaron datos de ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) así como del VLT, para estudiar los granos de polvo de 2I/Borisov para recoger pistas sobre el nacimiento del cometa y las condiciones de su sistema originario.

Descubrieron que la coma de 2I/Borisov -una envoltura de polvo que rodea el cuerpo principal del cometa- contiene piedrecillas compactas, granos de aproximadamente un milímetro de tamaño o más grandes. Además, descubrieron que las cantidades relativas de monóxido de carbono y agua en el cometa cambiaron drásticamente a medida que se acercaba al Sol. El equipo, que también incluye a Olivier Hainaut, afirma que esto indica que el cometa está compuesto por materiales que se formaron en diferentes lugares de su sistema planetario.

Las observaciones de Yang y su equipo sugieren que la materia del sistema planetario en el que se formó 2I/Borisov se mezcló desde la zona cercana a su estrella hasta un área más alejada, tal vez debido a la existencia de planetas gigantes, cuya fuerte gravedad agita la materia presente en el sistema. Los astrónomos creen que un proceso similar pudo tener lugar al principio de la vida de nuestro Sistema Solar.

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