Tras una serie de asesinatos, México decide militarizar sus playas

Tras una serie de asesinatos, México decide militarizar sus playas

La capacidad hotelera de Acapulco y Cancún están casi en el límite y las autoridades de México y el resto del mundo están preocupadas por los turistas. Y es que el crímen organizado en las costas ya se ha llevado al menos ocho víctimas inocentes.


Entre el sol, la arena, los trajes de baño y quitasoles de múltiples colores, se asoman unas metralletas y uniformes de camuflaje. Y es que quienes vayan a las costas mexicanas a disfrutar del calor y un agradable momento en Semana Santa, estarán acompañados y resguardados por más de 8 mil militares mexicanos.

Pero no son estas disruptivas figuras las que “ensucian” las postales paradisíacas de los playeros, sino los al menos ocho asesinatos que sucedieron en Acapulco y Cancún, por lo que el gobierno decidió enviar a la Guardia Nacional, la Marina y el Ejército a custodiar a los ciudadanos y turistas que disfrutan de las populares playas.

Tras una serie de asesinatos, México decide militarizar sus playas

Heridos y muertos en las playas mexicanas

El secretario de Defensa mexicano, Luis Crescencio, anunció que envió 4.724 soldados a las dos ciudades y que están entre Tulum, Puerto Vallarta, Mazatlán y las costas de Veracruz. Adicionalmente, otros 3.800 estarían encargados de custodiar las carreteras.

También estarían volando sobre ellas seis helicópteros, además de ser custodiadas por 755 patrullas, 377 camionetas, 10 lanchas y 45 cuatrimotos. Tal cantidad de refuerzos, que estarán hasta el 16 de abril, es un esfuerzo del gobierno por cuidar a los millones de turistas que entrarán al país durante la Semana Santa.

Pero no es por cuidarlos porque sí, sino que se han reportado tiroteos en las playas que dejaron un saldo de cuatro muertos y cuatro heridos en Acapulco. Además, se encontró un cadáver envuelto en una bolsa de plástico negro y otro en estado de descomposición flotando en una playa privada de un hotel del lugar.

Al otro lado del país, en Cancún, se encontraron otros cuatro cadáveres más sobre la arena frente a un lujoso hotel, hecho que los medios locales catalogaron como “un ajuste de cuentas entre narcotraficantes”.

Tras una serie de asesinatos, México decide militarizar sus playas

Alarma entre los gobiernos de México y el mundo

El riesgo de las balas perdidas es alto, pues han acabado con la vida de muchos turistas, por lo que los gobiernos de muchos países, como Estados Unidos, han pedido a sus ciudadanos “tomar mayores precauciones” en caso de viajar a estos destinos.

Entre los turistas, predomina el pensamiento de “no me va a pasar a mí”, pero el número de balaceras y los refuerzos que está tomando México da para pensar que cualquiera, a cualquier hora y cualquier día está en riesgo. Pero a pesar de todo, las cifras registran que, a principios de esta semana, la ocupación hotelera superaba el 80% de Cancún y la de Acapulco por encima del 73%.

La región está tomada por el crimen organizado. Así lo saben los locatarios que tienen negocios en las playas, vendiendo dulces, mariscos, ropa o haciendo actividades turísticas, y que sufren extorsiones de las bandas narcotraficantes.

Tras una serie de asesinatos, México decide militarizar sus playas

“El país y los destinos turísticos no deben ni pueden seguir viviendo un ambiente de violencia e inseguridad”, dijo el Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET) de México, además de exigir a las autoridades que aseguren que las ciudades turísticas sean “espacios de seguridad personal, patrimonial y social, tanto para la población local como para los turistas nacionales e internacionales que nos visitan”.

La urgencia de esta petición y del ambiente en general se traduce en el excesivo refuerzo de militares en las playas, quienes están transitando estos espacios armados y preparados para cualquier evento: “¿Qué tal están ustedes, se están divirtiendo? Bueno, aquí pasamos a saludarlos, que sepan que estamos para lo que necesiten”, dice uno de los militares a una mesa en la playa La Angosta, frase que las autoridades repiten a los expuestos, pero confiados turistas.

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