¿Continuidad para qué?

SEÑOR DIRECTOR:
En la antesala de las primarias del oficialismo, el debate sobre quién representa la “continuidad” del gobierno de Gabriel Boric ha tomado un lugar central. Pero si hay algo que ojalá nadie continúe es el estancamiento absoluto en una de las agendas más emblemáticas —o que debería serlo— para cualquier proyecto de izquierdas: la democratización de la vida pública.
Según el informe “Del dicho al hecho” (Ciudadanía Inteligente), de las cinco promesas clave en el área de democracia, ni una ha sido completada, ni siquiera iniciada; ni la ley de participación para niños, niñas y adolescentes, ni mejoras a la Ley de Participación Ciudadana, ni modernización de juntas de vecinos, ni fortalecimiento del voto exterior. Cero. Silencio sobre la noble promesa de compartir el poder.
Es frustrante que una agenda tan ligada a la tradición de izquierdas, como es ampliar las formas de participación y fortalecer la ciudadanía activa, esté completamente olvidada. No solo no se ha avanzado, se ha retrocedido.
En este nuevo ciclo electoral, esperamos que candidatas y candidatos oficialistas —sea cual sea su grado de continuidad— rompan con esta parálisis. Gobernar de forma inclusiva es urgente.
Pablo Valenzuela
Abogado, socio de Territorio Común
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