Con ya varios días de encierro, toque de queda y una incertidumbre que se agiganta, el sicoanalista describe aquí qué nos está pasando. Y qué está por venir.
4 abr 2020 05:29 PM
Con ya varios días de encierro, toque de queda y una incertidumbre que se agiganta, el sicoanalista describe aquí qué nos está pasando. Y qué está por venir.
Dos torres de 25 pisos, 3080 residentes y seis ascensores. Esos son los números del conjunto habitacional Alameda Urbano ubicado en Las Rejas Norte, tristemente conocido como gueto vertical, donde hoy muchos de sus residentes están en cuarentena voluntaria, otros saliendo a trabajar y un montón más de extranjeros cesantes.
Mediciones de calidad del aire en Santiago de la última semana muestran menos índices de material particulado producto de las cuarentenas voluntarias en la capital, cifras que se repiten en las grandes metrópolis del mundo. Pero los expertos son claros: El Covid-19 no es un respiro para el calentamiento global.
En comparación con el resto de América Latina e incluso con EE.UU., Chile tiene una baja tasa de letalidad. Solo el 0,3% de personas contagiadas ha fallecido. Expertos advierten que la mayoría de los enfermos son jóvenes y no forman parte del grupo de riesgo.
Hace un par de semanas, el escritor lanzó su última obra, "Antes de que fuera octubre", en la cual repasa las causas del estallido social del año pasado. Ahora que una nueva crisis -esta vez sanitaria- ha extendido la incertidumbre en el país, el columnista de La Tercera considera que esta situación no hará más que acentuar la desigualdad percibida.
Una de las principales amenazas del Covid-19 es que el contagio se extienda a los hogares, quienes son los más vulnerables a la enfermedad. Ni las instituciones ni los familiares pueden ocultar sus miedos frente al avance del virus.
La pandemia mundial ha dejado en evidencia la discriminación en contra de inmigrantes asiáticos. Se han reportado ataques físicos y verbales en Estados Unidos, Inglaterra y España. En Chile, varios ciudadanos chinos y taiwaneses denuncian que, por primera vez, han recibido escupos, golpes y gritos de personas que los señalan solo por haber nacido en la zona más afectada por la crisis.