Libro narra el making of del influyente Tusk de Fleetwood Mac

fleetwood mac
Fleetwood Mac.

Ken Caillat y Hernán Rojas, el productor y el ingeniero detrás de Tusk, el descomunal doble de Fleetwood Mac que sucedió al superventas Rumours y que fue editado el 12 de octubre de 1979, conceden a Culto la primicia de hablar sobre su libro Get Tusked: the inside story of Fleetwood Mac's most anticipated album, un making of a dos voces pronto a ser editado.


Pronto a ser publicado el 1 de noviembre próximo en Norteamérica, en Get Tusked: the inside story of Fleetwood Mac’s most anticipated album, Ken Caillat y Hernán Rojas, productor e ingeniero respectivamente de Tusk, el descomunal doble de Fleetwood Mac que sucedió al superventas Rumours y que fue editado el 12 de octubre de 1979, retratan a dos voces y con una narración alucinante los pormenores de un momento en el tiempo en el cual la arrebatada actitud de Lindsey Buckingham tomó por sorpresa a la gente de Village Recorder y al resto de Fleetwood Mac, aniquilando desde el día uno toda posibilidad de grabar una suerte de Rumours 2.0.

Este es un detrás de escenas único, que parte con la historia de Ken justo donde había quedado tras lo relatado en su libro Making Rumours publicado en 2012, y que incorpora en esta ocasión la segunda voz de Hernán Rojas, quien salió desde Santiago en medio de la dictadura de Pinochet, rumbo a probar suerte en el mundo de la industria musical de Los Angeles. Para Culto, ambos nos ceden el honor de la primicia de conversar sobre este excepcional viaje emocional.

Nunca olvidar

Hablemos del elefante en la habitación. "Lindsey era muy demandante, él no sabía cómo decir algo agradable o como decir un 'por favor´. Siento que todo el resto nos sentíamos intimidados. Pero nos teníamos los unos a los otros, y si no hubiera sido por el coproductor Richard Dashut y Hernán, todo hubiera sido algo mucho más difícil", cuenta al teléfono Ken Caillat. La historia en Get Tusked comienza precisamente con el momento en que, tras llegar cargado de bríos e inspirado a Village Recorder para comenzar a trabajar junto a Fleetwood Mac en el sucesor de Rumours, aquel superventas plagado de hits como "Go your own way", "You make loving fun", "Dreams" y "Don't stop", se encuentra de sopetón con un Lindsey Buckingham alterado y cuya primera orden fue decir a Caillat que pusiera todos los controles de la consola en la posición completamente opuesta al setup que ya tenía preparado.

"Rumours era un disco positivo, se trataba de jóvenes que querían hacer un álbum de la mejor forma posible sin rendirse. Pero, en Tusk, cada vez que llegábamos a una sesión, no sabíamos con qué nos íbamos a enfrentar. Yo llegué esperando que Tusk fuera un Rumours 2.0 e incluso algo mejor aún. Que fuese una expresión de la creatividad de los artistas y de la mía propia, de nuestra pasión por el sonido, por el buen sonido. Teníamos muchos trucos que habíamos desarrollado para usar y hacer que estas canciones sonaran mágicas. Pero eso se arruinó muchísimo cuando Lindsey llegó con sus propias ideas, y eso fue un reto. El primer día, Lindsey llega y me dice que gire toda la consola justo al opuesto de como yo la tenía. Yo me preguntaba qué demonios estaba pasando por su cabeza, y ahí fue que me dije 'Oh, oh. Esto no va a ser tan fácil como yo pensaba'".

Fue difícil para Ken revivir aquellas cosas en Get Tusked, el libro que continúa la historia narrada en Making Rumours. Pero esta vez no lo hizo solo. Junto a Hernán Rojas, parte esencial de aquel tortuoso proceso, crearon un documento a dos voces que refleja no solo el estado de las cosas en California a fines de los años setenta, sino que el estado mental de cada uno de los miembros de la banda, del equipo de roadies y, por supuesto, de ellos mismos durante ese año de arduo trabajo.

Guárdame un lugar

Para construir el relato, Ken diseñó un calendario maestro basado en las fechas de las cintas de grabación. "Lo compartí con Hernán y reconstruimos los eventos. Los dos teníamos cosas que decir de las sesiones y de las canciones, y era interesante el hecho de que los dos íbamos hablando y complementando los detalles, sentados en una habitación. Yo decía algo y luego él recordaba que habíamos hecho otras cosas. Se acordaba de mucho más que yo. Entonces me pregunté cómo reaccionaría la gente al tener estas dos voces en un libro. Todo el proceso nos tomó como un año, o tal vez nueve meses, pero fue una gran lucha. Fue mucho más difícil que el libro sobre Rumours".

"Yo tenía el relato en general súper claro", explica Hernán. "Tenía mis recuerdos escritos, venía algo así como preparado anotando anécdotas desde hace muchos años. Además teníamos elementos que nos ayudaron muchísimo". A ambos les invitaron a la gran bodega donde se encuentran todos los masters de Warner Bros y los sellos relacionados, en Burbank. "Es un lugar impresionante. Yo lloraba casi, porque está todo lo que es Woodstock, Hendrix, Clapton, esas cintas de 4, 8 pistas. Es la historia del rock, básicamente. Hay ahí proyectos y discos".

En la bodega encontraron unas cintas de 1/4, donde solía registrarse en paralelo y mediante micrófonos pequeños de alta definición —en un sistema montado especialmente para ello en el estudio— todo lo que ocurría en la sala con fines creativos. "La idea era que, por volados que estuvieran los músicos, pudiéramos volver al día siguiente a retomar ideas o riffs que habían surgido en algún momento. Entonces, cada día, antes de ponernos a trabajar, yo echaba a correr estas cintas a velocidad lenta". Ken pensaba que aquellos registros estarían perdidos tras cuarenta años, pero Hernán tenía la certeza de que todo estaría guardado en aquel depósito. Incluso recordaba la forma de las cajas donde se almacenaron. "Todo el mundo se había olvidado de eso, incluyendo Ken. Él me dijo que ni cagando estaban ahí. Y empezamos a subir por las escaleras de esta bodega —que es como un hangar de aeropuerto— y ahí estaban, tal como las recordaba".

Escuchando los registros, se toparon con todas las conversaciones de cada sesión. "Las traspasamos a digital, y son bien reveladoras de cómo son las bandas en los estudios", añade Hernán. En el libro, en medio de la narración de Ken y Hernán, se intercalan transcripciones de algunos de los diálogos de los integrantes de Fleetwood Mac, en plena sesión. Algo que complementa a la perfección la fluidez atrapante del relato. En ellas, se trasluce la forma en que —casi en la misma lógica de lo ocurrido con los Beatles al momento de embarcarse en el tenso Let it be— John McVie, Mick Fleetwood, Christine McVie y Stevie Nicks intentaban ponerse al servicio de la música en medio del caos, con un Lindsey Buckingham terco, determinado a hacer las cosas a su manera y, de lo contrario, negándose a continuar.

Ken recuerda: "En muchos momentos, Lindsey no sabía lo que hacía. No sabía si quería ser un rockero loco o un punky loco, y entonces llegaba y hacía lo opuesto de lo que estaba acostumbrado, para ver qué podía crear con eso. Muchas de sus grabaciones eran solo para ver qué podía salir, o qué tan distorsionado u oscuro podía ser, y ver si podían terminar esas cosas convirtiéndose en un disco. Él tenía esta rabia dentro de sí, estas ganas de ser alguien distinto. Se sentía forzado a repetir Rumours, estaba enojado y no sabía cómo expresarlo. No quería que pensaran que se estaba vendiendo".

En las canciones de Stevie y Christine, sin embargo, Lindsey dejó esa rabia de lado. "Ahí aportó algunos de los sonidos más hermosos que alguna vez grabó. Están en Tusk. Y no podía entender cómo era posible querer ser de verdad alguien tan punk pero no serlo para nada en las canciones de ellas. Tú escuchas 'Beautiful child' —de Stevie— y está haciendo ahí esas guitarras con picking, hermosas. Bueno, tal vez por eso tenía que llevar al límite sus propias canciones, creo que eran bien agresivas".

La potente base rítmica de Fleetwood Mac, ese dúo formidable de Mick y John, era capaz de hacerse cargo de los cimientos de cualquier canción. Pero Lindsey tenía sus ideas fijas. "Mick puede tocar arriba de lo que sea, pero Lindsey quiso tocar las baterías él mismo en un punto, porque sabía que Mick sería demasiado elegante. Así que las tocó bien distorsionadas. Hernán y yo tratamos de que igual sonaran lo mejor posible. Pienso que a veces Lindsey estaba frustrado y otras complacido, pero tratamos de hacer que sus canciones sonaran poderosas, como nunca se habían escuchado antes. En una de sus canciones él trabajó por días y días, a distintas velocidades, con distintos efectos y estaba como loco, obsesionado. Estaba cantando en un parte, gritando en otra y luego juntamos todo. Pero la mayor parte del tiempo no teníamos idea de cómo iba a ser la canción al final", apunta Ken.

Puta, la cagó

Hernán tuvo que ser escudero de Ken en muchos sentidos, técnicos y emocionales. "Había una lucha de Ken con Lindsey pero, a la vez, yo también tenía que hacerme cargo de mi responsabilidad como ingeniero. Hay un punto en que Lindsey empieza a confiar más en mí y en un momento le dice a Ken que se vaya del estudio y lo deja afuera de todo. Y estuvimos grabando solos tres: Lindsey, Richard Dashut y yo. Ese momento fue delicado y en el libro soy como una mirada fresca. Yo entendía que Lindsey estaba haciendo algo muy interesante estéticamente en la sonoridad del rock. Claro, Ken era un ingeniero ganador del Grammy —con Rumours— y le gusta el sonido muy elaborado y pulcro. En cambio yo entendía esas raíces lo-fi de las que Lindsey es un pionero. Lo interesante es redescubrir esta cosa tan novedosa de Lindsey en el álbum. Eran canciones que eran muy agresivas y que en su época las sentías como si te estuvieran pegando. O sea, eran como dardos, con todas esas cosas distorsionadas, los gritos. Es como algo bien in your face. En esa época me interesaban mucho desde el aspecto sonoro pero, como canciones, para escucharlas, las rechazaba un poco. Y las vine a redescubrir mucho después, sobre todo porque cuando empieza el Rock Alternativo mucha gente empieza también a mencionar a Lindsey y lo que hicimos ahí en Tusk como una referencia".

-Aunque Lindsey intentaba ser ruidoso y furioso, no podía evitar ser melódico. Es algo que está en su sangre, es parte de su oficio.

-Es increíble. Y, además, recuerda que muchas de esas canciones él las fue construyendo pista por pista y tenía mucho de eso solo en su cabeza. Las letras las fue armando en el camino, y eso tal vez dice una cosa que en el libro nosotros nunca lo comentamos, y es que, al ir armándolas en el camino se plasmaba entonces lo que Lindsey estaba sintiendo en ese momento. Es algo muy psicoanalítico, como una asociación libre.

-Tusk muchas veces es considerado el White album de Fleetwood Mac —no solo por su extensión sino que por la variedad de estilos y el contraste estético— pero me parece que hay un paralelo también entre Lindsey y la forma de operar de Lennon. Esto de no ser capaz de verbalizar lo que tiene en la cabeza y verse obligado a construirlo en el estudio, ayudado por su ingeniero y el productor, como traductores de sus ideas.

-Totalmente. Lindsey hacía lo mismo que hacía Lennon. Nos decía, "yo quiero sonar así, quiero escuchar esto" o, "no quiero que la batería suene limpia, con todo el kit. Quiero solo la caja y el bombo abierto sin sordina", cosas así. Sus referencias en esa época eran Buddy Holly, Lennon, algunas de las bandas punk que habían y las grabaciones primarias de Elvis, las Sun sessions.

-"That's enough for me" es un buen ejemplo de esa energía cruda.

-Bueno, indagando, llegué a la conclusión de que era una canción pionera del psychobilly, con la guitarra twangy que él había escuchado de chico y que fue un inventó de Duane Eddy. Lindsey escuchaba mucho de eso. De las canciones de Lindsey me gustan mucho las lentas, porque me conectan mucho emocionalmente con ese otro lado de él que es el que conocí más de cerca, ese Lindsey sensible, buena onda, exploratorio, como el de "That's all for everyone", que es como una despedida, su propia despedida. Onda, diciendo "no sé qué va a pasar de acá en adelante". También me gusta esta cosa medio punketa , como de este proto rocker que azotaba el piano, Jerry Lee Lewis, que tiene "What makes you think you're the one", súper in your face.

Ken tiene sus favoritas de entre el material de Lindsey también, coincidiendo en "That's all for everyone" con Hernán. "Esa es muy buena", dice. "Mi favorita es 'Save me a place' y también 'Walk a thin line'. 'I know I'm not wrong' tiene un ritmo interesante. Eso sí, 'Not that funny' no me gusta mucho. Siempre me sorprendió que después de gritar y distorsionar sonidos y de ensuciar la guitarra, sus canciones terminaran siendo más melódicas de lo que yo pensé que serían. Bueno, tal como se cuenta en el libro, Lindsey en un punto no quería compartir nada con nadie y tomó sus cosas y grabó todo en casa, para que nadie pudiera decir nada. 'Tusk' era como una canción Frankenstein, donde cortamos partes de varios lados para conseguir ese sonido", señala. En aquella canción homónima, entremedio de un huracán de ruidos de fondo y gritos, Hernán Rojas se dio el lujo de expeler un categórico chilenismo, que terminó resumiendo el carácter monstruoso de la canción y del disco. A los exactos 1:37, se escucha su grito de "¡Puta, la cagó!".

En el caso de las composiciones de Christine McVie y Stevie Nicks, Ken apunta que eran incluso más directas y limpias. En el caso de Stevie, también estaba creciendo como letrista, explorando otros temas. "Creo que en 'Sisters of the Moon' Stevie quería lograr una canción de rock épica como equivalente a 'Rhiannon'. Tenía gritos y solos ahí. Pero también estaba 'Beautiful child', que después supe que se trataba de tener una aventura con un hombre mayor. Siento que ella tuvo mayor libertad sobre lo que cantaba. 'Sisters of the Moon' tenía que ver con el ciclo menstrual de la mujer y está basada en la sincronización del ciclo menstrual de las mujeres que viven juntas".

Para Hernán, la más importante de las canciones de Stevie, y su favorita del disco, es "Sara". "Obviamente que tengo una relación emocional y creativa potente con 'Sara', y va a ser así por la génesis de la canción y la historia de cómo se dio finalmente", dice refiriéndose a uno de los pasajes más interesantes del libro, donde se relata la forma en que ayudó a Stevie a plasmar esta joya desde sus cimientos. Su ayuda fue tan valiosa para Stevie en la canción, que ella decidió darle la mitad de los derechos de autoría.

Sé que no estoy equivocado

El legado de Tusk va de la mano de la convivencia de dos métodos de trabajo y de la coherencia sónica de ambos. Ken explica: "Creo que es tremendo el legado de Tusk, y tiene que ver con el sonido que hicimos, con esto de usar el espectro bajo de frecuencias. Tener guitarras con algo de low end, pianos al revés y hartas cosas con low end, así que tratamos de hacer una experiencia sónica con todos estos sonidos de los que la gente se terminó enamorando".

La secuenciación del disco fue, por el mismo carácter versátil del disco tanto compositiva como sónicamente, lo más difícil de todo. En ese proceso también fue muy importante la consideración del espacio exacto entre cada canción. "No estaba seguro sobre cómo secuenciarlo, cómo ordenar las canciones. Incluso consideré poner todas las de Lindsey en el último lado pero no pudimos hacer eso", prosigue.

Tusk fluye perfecto, en un long play doble de cuatro lados donde en cada uno hay una canción agresiva de Lindsey y a la vez una más melódica, con Christine y Stevie en medio. "Comienza todo con 'Over and over' de Christine, que es una canción hermosa que te hipnotiza. Luego viene 'The Ledge' de Lindsey y después viene 'Think about me' que es de Christine con Lindsey. Luego viene 'Save me a place' de Lindsey y luego llega 'Sara', que es una balada rock", explica Ken. "Nunca nos pusimos muy bajos de ánimo ni nunca muy locos, y además cada lado dura casi lo mismo que el otro. En este viaje emocional teníamos que asegurarnos de que los tiempos fueran similares".

A Ken le gustaría saber qué piensa Lindsey Buckingham de Get Tusked. Cuando su libro Making Rumours fue editado, la primera reacción de Lindsey no fue muy buena, debido a que ciertos episodios de violencia fueron revelados en el texto. "Se enojó porque yo había dicho que él había golpeado a una mujer en la grabación. Y le dijo al resto de la banda que no cooperaran". Sin embargo, el propósito de ambos libros no es otro que el de contar la historia de cómo dos de los discos más importantes en la historia del grupo en particular —y del rock en general— vieron la luz. Get Tusked, por lo mismo, en su edición impresa, acompaña su vertiginosa y atrapante narración con fotografías tomadas por el mismo Hernán en los estudios con su cámara Nikon S. Prints de las fotografías pueden incluso comprarse desde ya de forma exclusiva a través del sitio oficial del libro, que ya se encuentra funcionando en gettusked.com.

"Si yo hubiera sabido entonces lo que sé ahora, le hubiera dicho a Lindsey que entendemos por lo que está pasando, y que no es necesario que se frustre. Que sabemos que no quiere ser el de antes y que no sabe cómo lograrlo. Pero que estamos para darle ayuda y tiempo para que lo descubra", dice Ken. "Queremos abrazarte y apoyarte —le diría—, no tienes por qué estar enojado. Solo tienes que hablarnos. Podríamos ser más adultos al respecto, pero por esos días la marihuana no ayudaba mucho. Él andaba la mayoría del tiempo volado y su novia era una adicta a la cocaína que potenciaba sus conductas".

Tormentas

El desgaste y la rabia de Lindsey provenían de la percepción de que su aporte al éxito de Rumours nunca fue reconocido por sus compañeros ni por el público, incluso. "Siempre estuvo enojado de que la gente no reconociera su trabajo. Tal vez por eso en esta ocasión quiso tener crédito por todo. Él se puso mucho peso sobre los hombros con eso y no supo cómo manejarlo. Si ves los créditos de Tusk, dice claramente: 'Producido por Fleetwood Mac, con agradecimientos especiales a Lindsey Buckingham'. Él quería que dijera eso".

Para sobrellevar los momentos más tensos, también estaba la ayuda de Richard Dashut, coproductor del disco, quién era vital para mantener el humor y poner a Lindsey a raya en ocasiones. Ken recuerda: "Luego de hacer un disco por un año junto a la banda, pasas ahí metido y es como que eso se transforma en tu vida. Así que vas todos los días y tu vida es ese proyecto y nada más. Por eso tratamos de hacer todas las cosas de la forma más divertida posible. Y, cuando Lindsey no aparecía, fiesteábamos y celebramos. Me siento orgulloso por cómo lo sobrellevaron todos".

Para Hernán, lo más difícil de escribir Get Tusked fue trabajar la intimidad de su romance con Stevie Nicks, que se desarrolló en medio de las sesiones. "Escribirlo no podía ser algo de forma anecdótica ni demasiado carnal o personal. Finalmente quedé contento con cómo quedó. Pero diría que eso fue lo más difícil para mí", comenta.

Además de Ken, Hernán, Richard y la banda, también estaban los roadies en aquella aventura. "Ellos siempre son como sabuesos, mega sexuales y eso", ríe Ken. "Hay un punto donde estábamos hablando de ponerle el título al disco, y cuando salió la idea de llamarle 'Tusk' se pusieron a reír como idiotas porque para ellos 'Tusk' ("colmillo") era sinónimo de tener una erección. Era como si fueran niños de seis años, no podía entenderlo y nunca lo entendí. Bueno, por eso decir 'Get Tusked' es sinónimo de decir 'Fuck you', o 'Get fucked'. Cuando habíamos terminado el disco ya, la compañía de marketing hizo unas poleras que tenían nuestros nombres y decían 'Get tusked Stevie', 'Get tusked Ken', 'Get tusked Lindsey', y así. Hay una foto donde salimos todos con ellas. Por eso le pusimos así al libro".

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