Jedis, elfos, dragones y hobbits se devoran el streaming (y lo hacen cada vez más grande)

House oF the dragon. Foto: HBO

2022 verá acentuarse una tendencia: una oleada de superproducciones en formato seriado basadas en cómics, videojuegos y novelas de fantasía que arribarán a las plataformas en los próximos 12 meses. Producciones que prometen espectacularidad y que competirán directamente en ese nicho que hasta hace poco sólo parecía reservado al cine. Por ejemplo, El Señor de los Anillos marcará su propio hito cuando debute en Amazon Prime Video en septiembre y lo propio hará HBO con la primera serie derivada de Game of Thrones.


Pese a su rótulo de obra supuestamente imposible de filmar, la saga de novelas Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin, llegó convertida en serie de televisión en abril de 2011. Un golpe de HBO que conquistó a punta de intriga palaciega, escenas explícitas de sexo y violencia, y un mundo de fantasía para adultos, que rápidamente fue renovado para una segunda temporada.

Sin embargo, el debut de Game of thrones también se trabajó bajo algunas restricciones, en especial al prescindir de las batallas de la historia y acotar el número de escenas con efectos visuales más costosos. “Hay tantas cosas que podemos hacer mucho mejor que las películas”, decía el cocreador D. B. Weiss en ese momento, aceptando su pelea perdida ante el cine. “No queremos que se vean como un videojuego de PlayStation 2, queremos que luzcan al mismo nivel que el resto de la serie”.

La disparada popularidad de la producción le otorgaría un presupuesto más elevado y a los realizadores la libertad para incorporar secuencias en que dominaba la espectacularidad en pantalla. La manera en que se abordó la memorable Batalla de los Bastardos –en el sexto ciclo– o lo frecuente que se volvió la inclusión de los dragones se explican a partir de ese ajuste en la identidad de la ficción.

House oF the dragon. Foto: HBO

La camada de series grandilocuentes que llegará durante 2022 también es heredera de ese giro sin precedentes en la historia de la industria televisiva. Si títulos como Los Soprano y The Wire revolucionaron el medio gracias a su audacia y densidad dramática, Game of thrones abrió las puertas a que adaptaciones de cómics, videojuegos y novelas de género también se pensaran en grande en formato de series. Incluso si su final, en 2019, no gustó a la mayor parte de los fanáticos y especialistas, esa influencia ya se puede atestiguar.

House of the dragon, la producción derivada de la historia sobre los Stark y los Lannister, será el primer esfuerzo de HBO por aspirar a repetir el éxito del que gozó durante casi una década. Ambientada 300 años antes de la ficción principal, se enfoca en la Casa Targaryen y presenta una base que puede sonar familiar: un monarca, príncipes y princesas, y un amplio abanico de personajes de cuestionable moral que acechan el poder que en ese momento ostentaba el mismo linaje al que pertenecía Daenerys (Emilia Clarke), aquí representado a través del rey Viserys Targaryen (Paddy Considine). Un hombre “cálido, amable y decente”, dice la sinopsis, “pero como hemos aprendido de Game of thrones, los buenos hombres no necesariamente son grandes reyes”.

Y como hemos aprendido de los estrenos de la competencia, no todas las adaptaciones de novelas de fantasía son dignas herederas de la serie de HBO. Títulos como The Wheel of Time (Amazon Prime Video) y The Witcher (Netflix) aún tienen un largo camino que recorrer antes de alcanzar el equilibrio –entre prestigio y popularidad, entre diversión y hondura dramática– que hizo única durante años a la ficción televisiva basada en la obra de George R. R. Martin. Nada asegura que House of the dragon vaya a estar a la altura o que no vaya a ser únicamente un pastiche de lo ya visto, pero no habría que perder esperanzas en torno a que la siguiente Game of thrones nazca en la misma casa que originó Game of thrones. A su cargo están Ryan Condal en dupla con Miguel Sapochnik, mientras que Martin ejerce como cocreador. Aún espera por una fecha de estreno en HBO y HBO Max.

El Señor de los Anillos y Star Wars

Al finalizar el año 2002, la película más millonaria en los cines fue El señor de los anillos: Las dos torres, el segundo eslabón de la trilogía de Peter Jackson a partir de la saga de J. R. R. Tolkien. En cuarta posición, con un rendimiento más tibio que su predecesora, aparecía Star Wars: Episodio II - El ataque de los clones, quizás el punto más bajo de las precuelas creadas por George Lucas.

El señor de los anillos. Foto: Amazon Prime Video

Dos décadas después, ambas franquicias aparecen en el calendario de estrenos pero únicamente a través de producciones televisivas. Entre el pago de derechos que concretó en 2017 y la realización de sus primeros capítulos, Amazon Prime Video ya habría desembolsado cerca de US$465 millones en su primera serie ambientada en la Tierra Media (sin contar marketing y costos de promoción), según detallan medios como The Hollywood Reporter.

Tal como House of the Dragon, funciona como precuela de la historia que ya saltó a la pantalla. En este caso El señor de los anillos en la era del streaming se sitúa miles años de antes de las aventuras de Bilbo, Frodo y compañía, siguiendo a un grupo de nuevos personajes que enfrentan el resurgimiento del mal en su mundo.

Su debut, fijado para el 3 de septiembre en la plataforma, encarnará una prueba de fuego para el futuro del universo de Tolkien en la pantalla (al menos ya tiene confirmado un segundo ciclo). Pero también su éxito o fracaso pondrá en juego algo mayor: la viabilidad en el tiempo de las series con ese nivel gigantesco de producción, sin nada que envidiar al cine de espectáculo de Hollywood. La misma lógica que hasta ahora sostiene que marcas como Halo (en Paramount+ este año) arriben con toda la fanfarria directamente a las casas del mundo.

Disney y sus filiales son los que han completado esa carrera con mayor acierto hasta ahora. The Mandalorian armó una historia que reverenció la trilogía original de Lucas con la aplicación de una innovación tecnología que permitió abaratar costos sin perder la sensación de universo inabarcable de las primeras películas (Stagecraft, que junta tecnología LED y escenografía real). Muchas veces, menos es más. El arrastre de la ficción con Pedro Pascal, que alista una tercera temporada que podría estrenarse este año, impulsó a que Lucasfilm pusiera sus fichas en la televisión, con proyectos para Disney+ como The book of Boba Fett y la próxima Andor, la historia enfocada en el rol del mexicano Diego Luna en la cinta Rogue One (2016).

La más esperada, por lejos, es la serie de Obi-Won Kenobi, que trae de vuelta a Ewan McGregor para encarnar al personaje con propiedad por primera vez en 17 años. Esa última ocasión fue Star Wars: Episodio III - La venganza de los Sith, pero ahora los seguidores tendrán que pegarse a la plataforma para ver qué ocurrió con el maestro Jedi después de los hechos de esa película. La producción –compuesta de seis episodios– también considera el regreso de Hayden Christensen, el Anakin Skywalker de los filmes que ahora está completamente transformado en Darth Vader. Una de las grandes némesis del cine sellará su reaparición en el streaming.

Ewan McGregor en La venganza de los Sith (2005).

“2022 será el año en que los superhéroes, Jedi, elfos y hobbits se apoderen definitivamente de la televisión”, analiza la revista Time. El MCU (Universo cinematográfico de Marvel, por sus siglas de cine) probó durante el año pasado que series y películas pueden convivir sanamente, manteniendo ambos tipos de historias en el mismo mundo. WandaVision y Loki se enclavaron después de los hechos de Avengers: Endgame (2019), y el juego funcionó sin problemas, saciando el apetito de quienes acuden a ver todas las entregas de la franquicia a la pantalla grande y a quienes se acercaron por simple curiosidad.

Para este año la apuesta incluye al menos cuatro títulos, del cual el más interesante parece ser Moon Knight. Oscar Isaac, una estrella ya consagrada, se pasa a las historias de superhéroes al encarnar a un hombre que padece trastorno de identidad disociativo y se enfrenta a sus múltiples identidades, con Ethan Hawke también uniéndose al elenco. El resto del menú Marvel para 2022 en Disney+ también contempla Ms. Marvel, She-Hulk y Secret Invasion. DC Comics, por su lado, no se queda atrás y contrataca con Peacemaker (en HBO Max este 13 de enero), la primera serie que proviene de sus películas y se centra en el personaje de John Cena en El Escuadrón Suicida (2021).

Las apuestas de Netflix

Fuera de excepciones como The Umbrella Academy y Bridgerton, Netflix no ha tenido fortuna con las adaptaciones de obras ya exitosas en la cultura pop. Solo en 2021 canceló rápidamente dos de las más esperadas y en las que invirtió una fortuna: El legado de Jupiter y Cowboy Bebop. ¿Por qué a la plataforma de streaming más popular del mundo le cuesta tanto construir franquicias exitosas a partir de material ajeno? Es un caso digno de estudio.

En lo inmediato, la compañía arremeterá con una nueva adaptación de Neil Gaiman, The Sandman. En algún momento se trabajó como una película para el cine, pero finalmente el streaming será el medio que acogerá su primer salto a la pantalla. El británico Tom Sturridge encarna a Morpheus, el Señor de los Sueños, y Gwendoline Christie (Game of thrones) se pone en la piel de Lucifer. Aunque es una de las novelas gráficas más vendidas de todos los tiempos, Netflix tiene un buen reto al intentar seducir a otros públicos con una historia marcada por la personificación antropomórfica de entidades metafísicas.

Stranger things. Foto: Netflix

Pese a que este año también lanzará el primer spin-off de The Witcher (The Witcher: Blood Origin) y un nuevo ciclo de The Umbrella Academy, probablemente su apuesta más segura para intentar competirle a El señor de los anillos y House of the dragon sea el retorno de Stranger things. La serie de fantasía fue un fenómeno inmediato en 2016 y ahora llega con sus primeros capítulos en tres años, acumulando expectativas sobre lo que viene para Eleven y su pandilla de amigos. Cada ciclo ha elevado su ambición visual y narrativa, por lo que la cuarta temporada debiera ser un festín que desafíe nuevamente cuál es el real ancho y alto del streaming.

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