House of the Dragon y su obsesión por los saltos temporales: ¿son o no indispensables?

Emma D’Arcy y Olivia Cooke. Fotos: HBO

Tras emitirse seis de los diez capítulos del primer ciclo, ha quedado patente que la producción de HBO aplica una narrativa diferente a la de Game of Thrones. Un diseño que obliga a que parte del elenco sufra modificaciones durante la temporada y a que los episodios se hagan cargo de actualizar los cambios gatillados por el paso del tiempo. Sus creadores defienden la decisión, aunque ya adelantaron que la segunda entrega tendrá un ritmo más parecido al de la serie original.


Hasta ahora, el salto temporal más grande había sido de tres años. El más breve, de sólo un par de meses. Una vez superada la mitad de su primera temporada, la serie House of the dragon (La casa del dragón) tenía preparada su mayor elipsis a la fecha para su sexto capítulo, ambientado una década después del final de su quinto episodio (todos disponibles en HBO Max).

Ese brinco gatilló cambios radicales en la conformación del elenco. Las jóvenes Milly Alcock y Emily Carey, ambas elogiadas por su desempeño, fueron sustituidas por Emma D’Arcy y Olivia Cooke en las interpretaciones de Rhaenyra Targaryen y Alicent Hightower, respectivamente. Y no fueron las únicas en decir adiós. Otros roles que orbitan el drama central (Aegon Targaryen, Laenor Velaryon, Laena Velaryon) también cambiaron de actores.

La mecánica de la ficción de HBO ha desconcertado a algunos y convencido a otros. Pero, como sea, uno de los rasgos que más ha llamado la atención es una narrativa que dista de la usada por Game of thrones durante sus ocho temporadas. En la serie principal primó un desarrollo más convencional, donde la cuota de complejidad la aportaban la enorme cantidad de lugares y personajes de la trama, y no los juegos con los tiempos de la historia. House of the dragon, aprovechando la libertad que le otorga ser un spin-off y no una continuación, es más osada en ese aspecto.

¿Pero podría haber adoptado un enfoque más tradicional? Depende. El principal motivo para decantarse por ese dibujo lo otorgan los acontecimientos de esa época en el mundo creado por George R. R. Martin (su libro Fuego y sangre inspira la producción). Aunque pueda ser un elemento ajeno para los espectadores más neófitos, la ficción avanza hacia un evento crucial en la mitología del escritor: La danza de los dragones, la guerra civil en que se disputó el Trono de Hierro en los tiempos en que los Targaryen dominaban Westeros.

Ryan Condal y Martin, los creadores de la serie, definieron que era trascendental que el espectador conociera ese conflicto desde su raíz. Dichos orígenes incluyen la amistad de niñas entre Alicent y Rhaenyra; el nombramiento de esta última como sucesora al trono (en desmedro de Daemon Targaryen, el hermano del monarca); el matrimonio de la primera con el rey Viserys (Paddy Considine), y la descendencia que tienen ambas mujeres protagonistas.

Un mes antes del estreno, Condal abordó ese punto en diálogo con The Hollywood Reporter, asegurando que “así se cuenta esta historia de manera correcta. Estamos contando una historia de guerra generacional. Configuramos todo para que en el momento en que se produzca el primer ataque con espada, tú entiendas a todos los jugadores”.

Bajo ese esquema, la producción en apenas cinco capítulos ha pasado de mostrar la complicidad entre dos adolescentes (Rhaenyra y Alicent) a la aspereza entre la heredera al trono y la reina consorte, ambas mujeres fuertes y madres de varios hijos que prometen ser cruciales en el desarrollo de la trama en esta y en futuras temporadas. Esa evolución justifica en gran medida que al transcurrir diez años otras actrices se hagan cargo de ambos personajes (una apuesta aplicada con éxito por The Crown, aunque cada dos ciclos y no en plena mitad de la temporada).

Eso no fue lo único que presentó el episodio de House of the dragon estrenado este domingo. Tras pasar una década desde la última vez que los vimos, Daemon y Laena Velaryon (Nanna Blondell) están casados (son padres de dos gemelas, Baela y Rhaena Targaryen) y deben decidir si aceptar una propuesta para extender su estadía en la ciudad portuaria de Pentos.

Ser Criston Cole (Fabien Frankel), alguna vez el guardián y amante de Rhaenyra, ahora le sirve a la reina. Él es uno de sus aliados en la Fortaleza Roja, al igual que Larys Strong (Matthew Needham), el hijo de Lyonel Strong (Gavin Spokes), quien ha servido como Mano del Rey en los últimos años. Un monarca que, por lo demás, se mantiene con vida, aunque cada vez más debilitado, y sigue sosteniendo que su hija debe ser quien lo suceda.

Esa es mucha información para procesar durante una hora y algo de capítulo, pero House of the dragon confía a ciegas en que al adoptar ese formato no está dejando atrás a espectadores. Según Ryan Condal declaró a Variety, la narración del sexto episodio “se cuenta en las cosas que tú no ves que suceden y en los personajes que ahora están allí y en los personajes que faltan. Todo eso implica el paso del tiempo, y creo que una audiencia inteligente que presta atención se dará cuenta de esas cosas y comprenderá que ha cambiado bastante desde la última vez que estuvimos con estos personajes”.

En coherencia con su ADN, es una certeza que a lo largo de los cuatro capítulos que restan habrá nuevos saltos temporales y, por ende, nuevos actores para encarnar a personajes ya introducidos previamente.

Sin embargo, eso no se replicará necesariamente en la ya confirmada segunda temporada. Condal adelantó que, tras la conclusión del primer ciclo, “la narración vuelve justamente a los ritmos de Game of thrones”. ¿Acierto o error fatal? Aún queda tiempo para saberlo, porque las grabaciones todavía no han comenzado y no hay ni pistas de una eventual fecha de estreno. Pero con seguridad es un tema que seguirá alimentando conversaciones.

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