Una lucha que parece no tener fin: En los Márgenes, el descarnado filme que retrata la crisis de los desahucios en España

En los márgenes (Netflix)
Con Juan Diego Botto en la dirección y Penélope Cruz como productora y protagonista, la ópera prima del argentino-español aborda el drama vivido por las víctimas de los miles de desahucios que irrumpieron en el país europeo tras la crisis económica iniciada el 2008. Un asunto que, con el tiempo, dejó de acaparar las portadas de los diarios, pero que aún atormenta a quienes viven bajo la amenaza de terminar viviendo en la calle. La película, que se inspira en el testimonio de varios afectados, ya está en Netflix.
La idea germinal surgió desde el subconsciente. Durante el 2012, Juan Diego Botto, destacado actor argentino-español, se encontraba participando del montaje de Un trozo invisible de este mundo, obra de teatro donde ejerció como escritor y protagonista. A una de las fechas llegó Penélope Cruz, colega e íntima amiga de Botto, que, encantada por el resultado de la obra, le propuso que escribiera una historia sobre los celos en las relaciones de pareja, para que trabajaran juntos.
Un año más tarde, Botto cumplió. Sin embargo, la discusión de los personajes terminó quedando en segundo plano. El contexto que los envolvía era algo mucho más poderoso: una orden de desahucio que amenazaba con dejar a la pareja y su hijo en la calle, tal y como sucedió a miles de familias que en los últimos 15 años han vivido con el alma pendiendo en un hilo.

Casi una década después, el actor concretó su debut como director de cine con En los márgenes¸ largometraje con un elenco que incluye a Cruz, Luis Tosar, Adelfa Calvo y al mismo Botto, además de varios damnificados reales de los desalojos que prestaron su testimonio y que posaron frente a las cámaras como extras. Esto último, en un gesto que enriquece mucho más la verosimilitud y el sentido social que el director quiso plasmar en el filme, que narra tres historias paralelas que tienen en común un desahucio inminente y que pone especial énfasis en el rol que cumplen las mujeres en momentos de crisis.
“Ellos estaban muy contentos de que se les diera voz, de que se les escuchara. Fueron fantásticos. Al poco de empezar a rodar, era una asamblea más. Estaban contando sus vidas y haciendo algo que hacen todas las semanas”, dijo Botto al portal SensaCine. Justamente, la esencia del filme se sostiene en el involucramiento que tuvo todo el equipo con los miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). No solo asistieron a múltiples asambleas: también entraron en sus hogares para conocer la forma en que un conflicto como este termina permeando la intimidad y psicología de los afectados. Un filme que aborda una de las caras más duras de la crisis económica que afectó al país hace algunos años, y que, a pocos días de su estreno en el streaming, ya figura como uno de los contenidos en español más populares de Netflix.
Una herida que no cicatriza
El mismo Botto definió el concepto de “desahucio” en una conversación con los argentinos de Infobae: “(Hace referencia a) cuando has tenido problemas para pagar alguna de las cuotas de tu alquiler o de tu casa, de tu hipoteca, y el banco te desahucia: se inicia todo un proceso que termina pasando por un juez para que, finalmente, llamen a la policía y la policía te eche de tu casa. La circunstancia en España es que, cuando te echan, no hay alternativa. O sea, te vas a la calle”, precisa el director.
Aunque se trata de algo que también pasa en otros países, la situación en el país ibérico tiene una connotación política y social profunda. Es una consecuencia directa de la crisis económica que remeció a los españoles entre el 2008 y el 2014, y que, entre sus múltiples efectos, estuvo la intensificación de la burbuja inmobiliaria que venía creciendo desde 1997.

“En la crisis anterior, la crisis bancaria de 2008, se inició todo un proceso en el que miles y miles de familias empezaron a quedarse sin lugar a donde ir, y terminaron en la calle. Eso sigue pasando hoy en día, en la actualidad. En España se producen alrededor de cien desahucios al día”, afirma Botto.
Esa especulación en los precios de las viviendas tuvo sus efectos colaterales más intensos el 2012, donde la PAH estima que se concretaron cerca de 517 desalojos forzosos al día. Cifra que deja un saldo de miles de familias sin hogar, y que, en la mayoría de los casos, no recibieron ningún tipo de ayuda social por parte del Estado. Una situación de incertidumbre que incluso ocupó a la ONU, organismo que, a través de su Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, medió varias veces para impedir los desalojos.
Por entonces, el tema era uno de los más cubiertos por los medios locales. Olga Rodríguez, periodista y pareja de Botto, ya había investigado la historia a profundidad, entrevistando a varias trabajadoras sociales que, en sus propias palabras, se encontraban “absolutamente superadas” con lo que estaba pasando. Ese conocimiento previo fue el primer puente para que Rodríguez, en su rol como coguionista de la película, comenzara a tejer los lazos con activistas, afectados y organizaciones que luego participaron en el rodaje.
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Aunque han disminuido con los años, los desahucios continúan representando una realidad que azota. Justamente allí radica una de las motivaciones del filme. “Los desahucios continúan sucediendo, aunque los medios hayan dejado de contarlo”, sintetizó Rodríguez en una conferencia dictada en la Universidad Complutense de Madrid.
Durante la producción de la película, Botto y el equipo se contactó con educadores sociales, trabajadores sociales y familias que estaban viviendo el desahucio ordenado por la banca. “Mientras hacíamos nuestros distintos trabajos, íbamos dedicando tiempo a esta investigación: conocimos a muchas familias, entramos en sus casas, conocimos a sus hijos, y vivimos con ellas todo el proceso. Una vez que tuvimos todo el material, lo destilamos en una primera versión del guion, que yo le ofrecí a Penélope. Le dije ‘no hay celos, pero bueno, esto es lo que hay’. A ella le gustó la historia y decidió embarcarse, no solo como actriz, sino también como productora”, comentó a Infobae.

El periódico digital Público fue uno de los medios que más cobertura dedicó a los casos de desahucio. La experiencia de Richard Rodríguez fue una de las historias que siguieron. Padre de tres hijos, él y su familia han vivido nueve intentos de desalojo en menos de una década. Su caso fue uno de los apoyados por la ONU, pues, pese a cumplir con todos los requisitos socioeconómicos, no recibió ningún tipo de subsidio para conseguir un lugar donde alquilar. La última orden de desalojo llegó en una fecha simbólica: apenas un día después de su participación como extra en el rodaje de En los márgenes.
“El trabajo con los actores estuvo muy orientado a conectar esas historias y personajes reales con ellos. Tuvimos la suerte de que como conocíamos a todas estas personas. Por ejemplo, a Penélope le presentamos a tres mujeres. De ellas habíamos sacado algo que nos habían inspirado a Olga y a mí para crear su personaje, y le contaron sus historias. Hubo una que a Penélope le sirvió en particular para inspirarse, y quedó con ella varias veces. Lo mismo hicimos con Luis Tosar, a quien le presentamos un par de abogados en los que nos habíamos inspirado para crear su personaje, y lo mismo con todos los demás actores. Les fuimos presentando a las personas reales que habían inspirado la historia”, resume el director sobre el proceso que llevaron adelante.

Mujeres luchadoras
Algo que llamó particularmente la atención del director fue la predominancia de mujeres en las asambleas y manifestaciones lideradas por la PAH. El trabajo de Penélope Cruz fue uno de los más permeados por esa energía femenina.
“Yo me relacioné con cinco mujeres que compartieron conmigo todo lo que habían vivido. Algunas que tenían exactamente la situación de Azucena, mi personaje, y otras con historias que daban para 50 películas más”, comentó la actriz a SensaCine. “Me lo contaban con una sonrisa en la cara. Son mujeres que tienen una fuerza impresionante y dedican la mitad del tiempo de su día a día a ayudar a otras mujeres en su misma situación. Cuando piensas que ya no puede caber más drama y más sufrimiento en una vida, te cuentan la de una amiga que está todavía peor”.

En una entrevista con la radio Cadena SER, Cruz profundizó más en la historia de una de las afectadas que inspiró su papel. “Me contaba que, aparte de haber vivido un desahucio y de haberse quedado con sus hijos en la calle, todo eso le llegó con una enfermedad muy grave de uno de ellos y con una situación de maltrato muy extremo. Cómo puede caber tanto sufrimiento en la vida de una persona a corto plazo y contártelo con una sonrisa en la cara mientras ves y sabes de su día a día el tiempo que le sigue dedicando a ayudar a otros. Son muy impresionantes estas mujeres”.
Olga Rodríguez reconoce en ese protagonismo una fortaleza particularmente femenina, que suele surgir en los momentos de crisis: “Son ellas las primeras que se atreven a pedir ayuda, a romper la vergüenza cuando todo se derrumba, cuando el padre o cabeza de familia pierde su trabajo o no es capaz de hacer eso para lo que siempre ha sido educado: mantener a la familia”, afirmó en Público.

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