William Burroughs: cómo un escritor maldito fue venerado por David Bowie y Kurt Cobain

David Bowie y William S. Burroughs posan para una entrevista para la revista Rolling Stone, febrero de 1974.

El escritor, uno de los nombres claves de la generación beat, tuvo una decisiva influencia en músicos de la talla de Paul McCartney, David Bowie y hasta en el líder de Nirvana, quien pudo conocerlo en persona. El libro William S. Burroughs y el culto del Rock ‘n’n Roll, ya disponible en Chile, detalla ese vínculo y su autor Casey Rae detalla para Culto algunas de las claves de la admiración del rock por un autor provocador y rupturista.


Esa mañana de octubre de 1993, Kurt Cobain estaba de sorprendente buen ánimo. Llevaba apenas llevaba un par de fechas de la gira promocional de In Utero, el último disco que publicó al frente de Nirvana, pero la depresión y la profunda dependencia de las drogas lo mantenían más somnoliento y distante que de costumbre. Por eso el tour mánager, Alex McLeod, apenas disimuló su sorpresa cuando Cobain bajó puntual de su habituación y con una suave sonrisa en el rostro. No era para menos, iba a conocer al escritor William Burroughs, uno que ocupaba un espacio destacado en su panteón de ídolos personales.

El escritor, por entonces de 78 años, era una leyenda. Vivía semiretirado en Lawrence, un pueblo perdido en el corazón de Kansas, demasiado tranquilo para un tipo inquieto como él. Clave en la generación Beat gracias a libros como El almuerzo desnudo (1959) o Los chicos salvajes (1971) se había hecho un nombre como un autor transgresor y de espíritu experimental que tensionaba los límites del lenguaje e incorporaba las adicciones y la sexualidad más carnal. Su trabajo despertó el interés de varios músicos, entre estos Cobain, quien lo descubrió en sus días colegiales cuando evadía las clases para leer El almuerzo desnudo en la biblioteca.

Kurt Cobain y William S. Burroughs en el único encuentro entre ambos, octubre de 1993

Pero había algo más. Para Cobain el viejo Burroughs era un ejemplo de cómo un artista podía alcanzar reconocimiento sin perder la integridad. Era un ejemplo personal y artístico. Así lo afirma el autor Casey Rae, cuyo libro William S. Burroughs y el culto del Rock ‘n’ Roll, llega a Chile gracias a la editorial Clubdefans, vinculada a la disquería del mismo nombre.

“El road manager de Nirvana, que era uno de los amigos más cercanos de Kurt en ese momento, me lo dijo -detalla a Culto-. Parecía que Cobain era uno de los ‘verdaderos creyentes’ de Burroughs y lo veía como alguien que no se había ‘vendido’ a los intereses comerciales. También había sobrevivido a una larga batalla contra la adicción a los opiáceos, en la que Cobain estaba en medio cuando los dos se conocieron. Burroughs tenía mucho cariño a Cobain, incluso cuando reconoció que el joven músico probablemente no duraría mucho en el mundo. Incluso le envió un regalo a Cobain, una pintura que hizo, para lo que resultó ser su último cumpleaños”.

En el texto, Rae desarrolla la influencia de Burroughs entre músicos de primera línea, como Bob Dylan, David Bowie, Paul McCartney, y el mencionado Kurt Cobain, quien quedó tan fascinado con su único encuentro, que trató, sin éxito de invitar al escritor a participar en el videoclip del single Heart-Shaped Box. Pero sí grabaron una colaboración, The “Priest” they called him, en que Cobain proporcionó piezas de guitarra distorsionadas para una monótona declamación del autor.

“Mi primer encuentro con Burroughs fue en la década de 1980 -apunta Rae-. Descubrí que había asistido a un espectáculo de Led Zeppelin en 1975 y había escrito un perfil sobre Jimmy Page para la revista estadounidense Crawdaddy. Con el paso del tiempo, algunos amigos mayores y más modernos me presentaron el libro El almuerzo desnudo de Burroughs y, a partir de ese momento, me cautivó su trabajo. Más tarde, descubrí que bandas como Sonic Youth, Ministry y Nirvana tenían un gran interés en Burroughs, lo que reforzó mi propia fascinación”.

Burroughs tuvo demasiadas facetas. Fue un forajido errante, un homicida involuntario, un aventurero del erotismo y un provocador literario. Entre otras cosas, desarrolló la técnica del cut up, que no es otra cosa que tomar un texto, cortarlo y rearmarlo al azar para dotarlo de una narrativa diferente. Una técnica que le llamó la atención a David Bowie, quien la empleó para escribir buena parte de las canciones del álbum Diamond Dogs (1974), en que además tomó ideas de Los chicos salvajes, que por cierto, también sirvieron como referencia para montar a su célebre Ziggy Stardust. El inglés además admiraba profundamente al escritor por su estilo de vida en que consumía drogas a destajo y se declaraba homosexual en una época en que esas actividades eran condenadas sin dobleces por la sociedad.

“Cada uno de estos músicos nombrados en mi libro -y hay muchos- se lleva algo diferente de su obra -apunta Rae-. Burroughs es como un diamante alienígena con muchas facetas; todos ven algo diferente. Algunos músicos están interesados en el ‘método de corte’ del collage aleatorio, incluidas sus implicaciones ocultas. Otros están impresionados por la imagen de Burroughs como un forajido erudito. Algunos se sienten atraídos por el estilo de vida de las drogas, que en realidad no alentó en sus escritos. Diría que todos los músicos se inspiraron en la idea de que la literatura, el arte y la música pueden usarse para sacudir el establecimiento, sin importar cómo se defina”.

Entre las cintas y los gatos

Burroughs se aventuró a llevar la técnica del cut up (derivada a su vez del surrealismo) al formato audio. Comenzó a trabajar con cintas durante sus días residiendo en Londres, a mediados de los sesenta, en los días del Swinging’ London. A partir de unas sesiones grabadas en una librería, creó su primer álbum, Call me Burroughs (1965) el que gatilló el interés de músicos interesados en el underground de la época, como Paul McCartney, quien incluso llegó a prestarle equipos para sus experimentos con cintas en un estudio construido en el departamento de propiedad de Ringo Starr. La admiración llegó a tal punto que lo incluyeron en la galería de personajes que presenta la carátula del legendario Sgt.Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967), donde se le ve entre Marilyn Monroe y el gurú indio Mahavatar Babaji.

William S. Burroughs

“Burroughs se dedicó al collage literario y de audio como una forma de adivinación oculta -apunta Rae-. Cuando dijo que ‘los recortes permiten que el futuro se filtre’, es muy posible que haya previsto las sensibilidades de déficit de atención dominadas por los memes del mundo conectado digitalmente de hoy”.

De los músicos que admiraban a Burroughs, a su juicio ¿cuál fue el que más absorbió su trabajo?

Hay cuatro músicos que creo que incorporaron genuinamente aspectos de su trabajo o métodos, o se inspiraron en su visión y se esforzaron por difundirla. Por supuesto, eso se aplica a todos los artistas en mi libro en diversos grados, pero es especialmente cierto en el caso de David Bowie, Patti Smith, Laurie Anderson y el difunto Genesis P-Orridge de Throbbing Gristle y Psychic TV. Cada uno de ellos condujo la perspectiva y el enfoque de Burroughs hacia el futuro; veremos a dónde evoluciona desde aquí.

En su investigación, ¿qué descubrió sobre Burroughs que no sabía?

No sabía cuán amable y generoso podía ser con aquellos a quienes quería, lo que incluye al menos a algunos amigos músicos más cercanos. También amaba a los gatos, algo que ya conocía, pero nunca me canso de compartir. Todos tenemos nuestro lado bueno, de todos modos.

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