Antes del impacto de Bebé Reno: el día en que Richard Gadd expuso su verdad

Antes del impacto de Bebé Reno: el día en que Richard Gadd expuso su verdad

El creador y protagonista de la serie de Netflix estrenó en 2016 Monkey See Monkey Do, un show unipersonal en el que reveló haber sido víctima de abuso sexual. Unos años después, alejándose definitivamente del stand-up, el comediante concibió un monólogo centrado en su experiencia mientras era acosado por una mujer mayor conocida como Martha. Ambos inspiraron la producción con la que domina el streaming.


Antes de convertirse en el creador y protagonista de una de las revelaciones del streaming de 2024, Richard Gadd fue uno de los comediantes más promisorios de Escocia. El hombre que concibió Bebé Reno (Netflix) se hizo conocido entre sus compatriotas a punta de un humor que se basaba en experiencias difíciles y en propuestas escénicas subversivas que a algunos críticos les parecía que estaban más cercanas al teatro que al stand-up.

Galardonado con el Premio de Comedia de Edimburgo, el espectáculo Monkey see monkey do (2016) fue un paso más allá en su carrera. En el show aparecía corriendo en una trotadora mientras huía de sus propios demonios e interactuaba con videoclips y sonidos pregrabados, dando forma a una suerte de monólogo interior desconcertante con algunos tintes cómicos. El gran tema del montaje eran las implicancias de ser un hombre en la sociedad actual y las crecientes dudas sobre su orientación sexual.

Monkey see monkey do (2016).

El primate al que hacía alusión el título era una referencia a la carga emocional que sintió tras el episodio que vivió en 2012: un abuso sexual a manos de un hombre mayor. Varios años antes de que esa experiencia traumática inspirara el cuarto capítulo de Bebé Reno (con el actor Tom Goodman-Hill interpretando a un personaje basado en su atacante), Gadd decidió exponer públicamente, a través de su arte, que había sido víctima de agresión sexual. Esa revelación estaba ubicada al final de Monkey see monkey do, desatando una catarsis en el público y en el protagonista.

The Telegraph lo llamó “un espectáculo que progresiva y poderosamente te absorbe en una mente muy perturbada, mientras que la sección final es una revelación personal, casi sin risas, e intensidad, y que involucra un tema que nunca había visto en un espectáculo presentado como comedia”.

“Estaba muy deprimido con mi vida, muy avergonzado. Me castigué mucho y mi autoestima estaba muy baja”, explicó Gadd a The Guardian, junto con asegurar que Monkey see monkey does lo más sincero que he hecho en mi vida”.

Baby Reindeer (2019).

Tres años después, el escocés volvió a sorprender con su siguiente trabajo: Baby Reindeer, un monólogo en el que estaba acompañado únicamente de un taburete. El asiento representaba a Martha, la mujer que asfixió cada plano de su vida tras conocerla mientras trabajaba en un bar de Londres y presentarse como una reputada abogada.

Esa propuesta llamó la atención por la honestidad que le imprimió su creador: no describía a su acosadora como un monstruo, sino que la perfilaba con matices, y era particularmente duro con la manera en que sus propios errores contribuyeron a que la situación se terminara de salir de control. Avanzaba en ambos frentes prescindiendo de la comedia, una particularidad que decretó su alejamiento de sus orígenes en el humor.

Con la distancia del tiempo, Gadd analizó ese giro en su trayectoria como un acto de “supervivencia”. “No quiero hablar en nombre de todas las personas que han sido abusadas sexualmente, pero una de las consecuencias más comunes es la culpa (…) Solía ir a Edimburgo y ponerme pelucas tontas y hacer espectáculos con accesorios. Pero se volvió muy difícil. Ya no podía mantener mi vida separada de lo que había pasado. Se estaba volviendo cada vez más difícil interpretar al comediante frívolo cuando había pasado por este tipo de cosas. Así que, en realidad, no tuve más remedio que combinar los dos”, detalló a The Independent este año.

Foto: Netflix

La repercusión de ese montaje –premiado con un Olivier– derivó en la realización de la serie para Netflix, que fue anunciada oficialmente en diciembre de 2020. Más de tres años después, su creación para el streaming se ha transformado en una de las experiencias televisivas más crudas y desgarradoras del último tiempo. Una producción que conllevó un duro proceso de adaptación.

“Pasar de un monólogo de 70 minutos a siete episodios, múltiples personajes, diferentes hilos y líneas argumentales, fue una tarea enorme y una gran presión”, señaló a Variety sobre el proceso. “¿Quién en su sano juicio quiere volver a visitar lo peor que le ha pasado? ¿El peor período de su vida? Por supuesto, te afecta y te deja una pequeña huella. Pero, al mismo tiempo, a veces siento que volver a visitar el dolor y volver a experimentar las cosas puede conducir a una mejor comprensión de ellas”.

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