Entre el talento y la enfermedad: la historia de Peter Mayhew, el primer actor bajo el traje de Chewbacca

Entre el talento y la enfermedad: la historia de Peter Mayhew, el primer actor bajo el traje de Chewbacca

Tras ser visto en una foto y sorprender a un productor, el trabajador de un hospital fue contratado para interpretar a un personaje de gran estatura. Así llegó al cine Peter Mayhew, el actor bajo el traje de Chewbacca, cuya enfermedad que padecía desde la infancia lo obligó a dejar la pantalla.


Cuando el productor de cine Charles H. Schneer vio una foto de Peter Mayhew en un artículo periodístico, supo que era el actor que estaba buscando. El realizador estaba preparando junto a Ray Harryhausen la película Simbad y el ojo del tigre (1977), una historia sobre un pirata árabe y sus aventuras para salvar a una princesa, y estaba en busca de un intérprete alto para las escenas en donde el monstruo no era animado en postproducción.

Así, Peter Mayhew, que trabajaba como celador en el Hospital King’s College de Londres trasladando equipo médico y pacientes, debutó en la gran pantalla, a pesar de que su nombre no figuró en los créditos.

Ese fue el inicio de la carrera de un joven que a los 8 años fue diagnosticado con síndrome de Marfan, un trastorno hereditario que afecta al sistema esquelético y cardiovascular, al igual que a los ojos y a la piel. La enfermedad le impidió llevar una vida normal, pero también le concedió una de las características físicas clave para sus próximos papeles en el cine: ser muy alto y delgado. Medía 2 metros y 20 centímetros de altura.

Su estatura y la calidad de su interpretación le concedieron el papel de su vida: Chewbacca, el wookie contrabandista y amigo de Han Solo.

Su llegada a Star Wars

Tras su primera incursión en el cine, se presentó en el casting de la nueva película que producía y dirigía George Lucas, ya que precisamente buscaban actores de talla grande. Cuando Peter Mayhew se levantó de su silla para saludar al director, este quedó estupefacto al ver su figura y lo contrató al instante.

En lugar de transformarse en Darth Vader, el villano de la saga, el británico se decantó por Chewbacca, a pesar de que no tenía diálogos y la actuación se limitaba a lo corporal. Mayhew preparó su personaje con esmero, pasando largas tardes en el Zoológico de Londres para impregnarse de los movimientos de los osos y gorilas.

Star Wars: Episodio IV. Una nueva esperanza fue la primera entrega de la saga galáctica, cuyo estreno en Estados Unidos tuvo fecha el 25 de mayo de 1977. Con la llegada del rodaje de la segunda entrega, Peter Mayhew presentó problemas de salud, lo que llevó al director Irvin Kershner a reemplazarlo por otro actor.

Sin embargo, el resultado no era el mismo. Nadie podía igualar los movimientos, los gestos y la mirada de Peter Mayhew. El director descartó todo el material grabado con el reemplazo y esperó a que Mayhew se recuperara para regrabar las escenas.

Algo similar pasó en Star Wars: El Regreso del Jedi, donde fue reemplazado por el exjugador de a NBA, Mark McNamara. “Peter Mayhew tenía algunas limitaciones físicas, por lo que siempre me tenían preparado para entrar a escena cuando él lo necesitara, pero a Peter le fue bien y simplemente me alegro de haber podido estar allí”, explicó McNamara en 2015 durante una entrevista con AS.

Siguió participando en las películas de la saga, incluyendo un cameo en Star Wars. Episodio III: La venganza de los sith (2005) y en algunas escenas de Star Wars. Episodio VII: El despertar de la fuerza (2015), donde volvió a compartir pantalla con su colega y amigo Harrison Ford. Fue el jugador finlandés de baloncesto, Joonas Suotamo, de 2,11 metros de altura, quien reemplazó a Peter Mayhew cuando su salud se debilitaba tras la cirugía de rodillas el año anterior. En Star Wars: Episodio VIII. Los últimos Jedi (2017), participó como asesor.

Ese fue el final de sus participaciones en la pantalla como Chewie. Durante su carrera se destacó siempre por ser muy cercano a los fanáticos, por participar en las convenciones y en obras benéficas a través de la Fundación Make-A-Wish y, posteriormente, en la fundación que lleva su nombre.

Antes de su muerte -en 2019 a los 74 años- escribió dos libros sobre sus experiencias, Crecer como un gigante y Mi gigante favorito.

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