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La beatlemanía del terror: la locura total del viaje de The Beatles a Filipinas bajo el régimen de Marcos

La peor gira de The Beatles fue en Manila, un evento surrealista y caótico donde la banda temió por sus vidas al ser tratados como criminales. Desde la leche agria en el hotel hasta tener que esconderse tras monjas en el aeropuerto, la experiencia fue un quiebre. Un viaje alucinante que, tras el desastre, allanó la decisión de terminar con la carrera de conciertos en vivo del grupo. Acá la historia, que rescata el recién estrenado documental Beatles Anthology.

La beatlemanía del terror: la locura total del viaje de The Beatles a Filipinas bajo el régimen de Marcos

Cuando pisaron nuevamente suelo inglés. Un reportero le preguntó a George Harrison cómo había estado el viaje a Filipinas. Y el autor de Taxman no se guardó nada, más bien desembuchó con ganas: “Si tuviera una bomba atómica, iría allí y se la tiraría”.

Lo que pasó es que hacia fines de junio de 1966, y tras acabar las sesiones de grabación de su inminente nuevo álbum, Revolver, los Beatles tomaron un avión para una nueva gira mundial, específicamente un tramo europeo y asiático que los condujo primero, a Alemania Occidental; luego, a Japón, con dos históricas presentaciones en el Nippon Budokan, de Tokio, en tiempos donde los artistas occidentales se presentaban pocas veces ahí; y después, a un lugar todavía más exótico: la república de Filipinas.

Ahí aterrizaron los Beatles en los primeros días de julio. Y desde un comienzo quedó claro que no iba a ser una visita precisamente grata. El país se encontraba gobernado bajo la dictadura de Ferdinand Marcos, quien junto a su esposa, Imelda, mantenía al país en una especie de autocracia.

FILE - Ferdinand Marcos, with his wife Imelda at his side and Ferdinand Marcos Jr., far right, gestures strongly from the balcony of Malacanang Palace on Feb. 25, 1986 in Manila, just after taking the oath of office as president of the Philippines. Marcos Jr., son of the late dictator and his running mate Sara, who is the daughter of the outgoing President Rodrigo Duterte, are leading pre-election surveys despite his family's history. (AP Photo/Bullit Marquez, File) Alberto Marquez

Esa tensión era palpable en el aire. Así ha dado cuenta el renovado documental The Beatles Anthology, recientemente estrenado en Disney +. “Me horrorizaron las Filipinas Llegamos y nos esperaban cientos y cientos de niños, y cientos y cientos de policías, y el ambiente era chungo. Todo el mundo llevaba pistola y tenían una actitud como de a la mínima te disparo”, recuerda el baterista Ringo Starr.

“En cuanto llegamos empezaron los problemas -dice George Harrison-. Aparecieron unos gorilas -unos hombrecillos cuadrados- que iban en camisa de manga corta y tenían una actitud muy amenazadora. Como en aquellos tiempos la beatlemanía estaba en todas partes, no salíamos del avión como personas normales. El avión aterrizaba e iba al extremo más alejado del aeropuerto. Allí bajábamos, normalmente con Neil y nuestras valijas diplomáticas (llevábamos las cosas de afeitarnos y otras cosas en bolsas pequeñas), subíamos a un coche, nos saltábamos el control de pasaportes e íbamos al concerto Mal Evans, Brian Epstein y los demás se encargaban de enseñar nuestros pasaportes y todo eso”.

Pero cuando llegamos a Manila, un tipo empezó a gritar ‘¡Dejen esas bolsas ahí!, ¡Suban al coche!’. Era la primera vez que nos avasallaban. Nos pareció poco respetuoso. En todas partes -EE UU, Suecia, Alemania, donde fuera- la gente nos trataba con mucho respeto a pesar de la manía, porque éramos unas personalidades del mundo del espectáculo, pero en Manila tuvimos malas vibraciones desde que bajamos del avión y estábamos un poco asustados. Montamos en el coche y se nos llevaron a los cuatro. A Neil (Aspinall) lo dejaron allí. Las bolsas se habían quedado en la pista de aterrizaje y yo pensaba: ‘Estos tíos nos llevan detenidos’“.

Neil Aspinall había partido siendo el chofer del grupo durante los primeros tiempos en Liverpool, y en esos días era uno de sus principales asistentes, por lo que los acompañaba a las giras. “El ejército estaba ahí, y también unos matones de camisas manga corta por fuera del pantalón, y todos llevaban pistola, se veía el bulto. Los tipos metieron a The Beatles en una limusina y arrancaron, y no les permitieron llevarse las maletas. Las dejaron en la pista, y en esas maletas llevaban la marihuana. Entre toda la confusión, las metí en el portaequipajes de la limusina donde iba yo y dije: ‘Llévenme a donde hayan llevado a The Beatles, sea donde sea’”.

the beatles 1965

Y todo pareció oscurecerse más cuando en vez de un hotel, el grupo fue conducido a un yate. Algo muy extraño. “Nos llevaron al puerto de Manila a un barco -recuerda Harrison-. Tuvimos que ir hasta un yate que había anclado en mitad del puerto y allí nos metieron en un camarote. El aire era muy húmedo, estábamos en ciudad mosquito, nos moríamos de calor y de miedo. Por primera vez en nuestra existencia Beatle, nos habían separado de Nel, Mal y Brian Epstein. No los teníamos cerca. Y no solo eso sino que una fila de policías armados hacía guardia en la cubierta alrededor del camarote que ocupábamos en el barco. Lo veíamos todo negro, la situación no prometía nada bueno. Pensábamos que ojalá no hubiéramos podido ir por algo, que el viaje había sido una mala idea”.

El cuarteto permaneció incomunicado por largo rato en el interior del barco. El primero en llegar a ellos fue Neil Aspinall. “Me llevaron al final de un muelle. Bajé del coche y pregunté: ‘¿Dónde están?’ Me indicaron: Allí, y vi un gran barco a varios kilómetros de distancia, en mitad de la bahía. Había algo parecido a bandas militares rivales. Una banda los había metido en ese barco para que conociesen a una gente que no tenía nada que ver con la organización del concierto. Todo fue muy raro. Nunca he entendido por qué los metieron en un barco".

George Harrison añade: “No tenemos ni idea de por qué nos metieron en el barco, ni siquiera hoy lo sé. Un par de horas después llegó Brian Epstein, muy aturullado, con el promotor filipino, que gritaba enfadado. Todo el mundo chillaba. Nos hicieron bajar del barco, nos metieron en un coche y nos llevaron a una suite de hotel”.

En el hotel, parecía que por fin los Beatles iban a recuperar la calma, que todo había sido un mal rato puntual y que en adelante todo iría bien. Pero no. Todo iba a ser peor todavía. A la mañana siguiente, los Beatles tendrían el peor despertar de sus vidas.

“A la mañana siguiente nos despertaron unos golpes en la puerta -recuerda George Harrison-. Fuera, había cundido el pánico. Alguien entró en la habitación y dijo: ‘¡Venga! Ya tendrían que estar en el palacio!’. Dijimos: ‘¿De qué están hablando? No vamos a ningún palacio’. ‘¡Ya tendrían que estar en el palacio! Pongan la televisión’ Lo hicimos".

Y al momento de ver las imágenes, los Fab Four vieron lo más cercano a una pesadilla que se podían imaginar. Harrison lo recordaba vívidamente en el Anthology: “Allí lo teníamos, en directo desde el palacio: una fila de gente a cada lado del largo pasillo de mármol, niños ataviados con sus mejores galas v el comentarista diciendo: ‘Y aún no han llegado. The Beatles va tendrían que estar aquí’. Nos quedamos allí sentados alucinando. Era increíble y no podíamos hacer otra cosa que mirar cómo no llegábamos al palacio presidencial”.

Paul McCartney tampoco lo olvidaba: “Todos se habían levantado ya, y estábamos en la habitación del hotel cuando empezaron a decir: ‘Tienen que ir al palacio presidencial ¿Recuerdan la cita?’. Dijimos: ‘No. no, no.’ Los promotores, ataviados con esas camisas guarnecidas que todo el mundo parece llevar en Manila, tenían pinta de matones. Dos llevaban pistola, así que no las teníamos todas con nosotros. Estábamos acostumbrados a que cada país tuviera su propia idiosincrasia. En ésas empezaron a golpear la puerta: ‘¡Van a ir!, ¡Tienen que ir!’ Pero nosotros va estábamos diciendo: ‘Mira, cierra con llave la maldita puerta’. No nos venía de nuevo: ‘Es nuestro día libre’“.

¿Cuál era la verdad? Era una puesta en escena de la primera dama. “Más tarde supimos que Imelda Marcos (con sus zapatos y sus sostenes) nos había estado esperando. Alguien nos había invitado y nosotros (con mucha educación nos pareció) declinamos la invitación. Pero ahí estaba el locutor..comentando: ‘la primera dama aguarda con las damas azules’...y los promotores gritando: ‘¡Venga, tienen que salir yal Desde aquí es un breve paseo en limusina’ Pero dijimos ‘No podemos’. No cedimos y pasamos el día en el hotel", agrega “Macca”.

El problema es que decirle que ‘No’ a la todopoderosa Marcos tuvo sus costos. La gente del hotel les hizo la vida imposible al conjunto, que aún debía pasar un par de jornadas más para presentarse en el show que habían sido contratados. Así lo recordó Aspinall. “Las cosas se pusieron feas en Filipinas. Me pase tres días sin comer. Nos traían una comida espantosa. Incluso si pedías cereales para el desayuno, cuando vertías la leche salía hecha grumos. Nos daban leche agria. Recuerdo que una vez encargamos la comida y nos la subieron en una bandeja de esas que llevan una tapa corredera. Descorrí la tapa y ‘Uff’, sólo por el olor ya sabías que no te podrías comer aquello”.

Al día siguiente, 4 de julio de 1966, el conjunto se presentó en el Estadio José Rizal, de Manila. Tocaron en dos tandas, 16.00 y 20.30 PM. En ambas tocaron las canciones de sonido que podían defender en directo. Pasaron Rock and Roll Music, She’s a Woman, Baby’s in Black, Day Tripper, I Feel Fine, además de If I Needed Someone, compuesta por George Harrison. También sonaron Yesterday, I Wanna Be Your Man (cantada por Ringo), Nowhere Man y Paperback Writer. En la salida de las 20.30 sumaron un tema más: I’m Down.

Pero los malos entendidos seguían sumándose, ya que el conjunto fue engañado. “En el concerto nos enfrentamos a un gran problema. Brian Epstein había firmado un contrato para tocar en un estadio con cabida para tantos miles de personas, pero al llegar allí nos encontramos con algo parecido al Monterrey Pop Festival. Había unas 200 mil personas en el lugar y nosotros pensamos: ‘Bueno parece que el promotor ha hecho algún chanchullo’”, comenta George Harrison.

Neil Aspinall pone algo de paños fríos. “Aunque la gente siempre dice que el viaje a Filipinas fue un fracaso, The Beatles hicieron un concierto para un total de 100.000 personas (tras el asunto Marcos) y a los fans les gustó mucho. Los matones seguían por allí controlándolo todo (nada que ver con el ejército) pero parecían controlar a los fans más que a nosotros”.

Y la pesadilla aún no terminaba. Los titulares de los medios fueron unánimes, algo muy propio, por cierto, de los regímenes autoritarios. Todos los diarios llevaban en portada la noticia “BEATLES DESDEÑAN A LA PRESIDENCIA”. Y si las cosas ya habían corrido feas, se pusieron peor. Justo el día en que el grupo se iba.

“Llegamos al aeropuerto nos encontramos con que habían parado las escaleras mecánicas -recuerda Paul McCartney-. Nos tocó subir a pie. ‘¿Qué pasa?’, ‘No lo sabemos, no estamos seguros’, ‘¿Alguien se va a encargar del equipaje? No parece que haya nadie a quien dejárselo por aquí’. Nos estaban diciendo: ‘Carguen ustedes con su equipaje’. Muy bien pues vámonos de aquí si esto va a ser así“.

Neil Aspinall cuenta que la locura no hizo sino crecer: “Nadie nos ayudaba con el equipaje, así que montamos en las escaleras mecánicas, pero se pararon Tuvimos que cargar con todo por las escaleras y en cuanto llegamos arriba volvieron a funcionar. The Beatles iban a Delhi y el equipo volvía a lnglaterra. En el mostrador de facturación decíamos: ‘Mire esto va a Delhi’ y lo ponían en el montón de Inglaterra. Al final, Mal (Evans) saltó por encima del mostrador y colocó cada cosa en su sitio”.

Ringo y John Lennon tomaron una medida desesperada ante la creciente tensión que estaban experimentando. “La gente nos estuvo gritando y dando muestras de odio durante todo el camino, y en el aeropuerto empezaron a insultarnos y a escupirnos, de ahí la famosa historia de John y yo escondidos detrás de unas monjas porque pensamos ‘Este es un país católico y no golpearán a unas monjas”, recuerda el baterista.

“Fui hacia tres monjas y dos monjes, pensando que eso los detendría -rememora John Lennon-. Por lo que recuerdo, sólo recibí unos cuantos empujones, pero puede que me diesen alguna patada y no me enterase ‘¡Se les tratará como cualquier pasajero!, ¡se les tratará como cualquier pasajero!’, decían. A un pasajero normal no se le patea ¿verdad?“.

“Vi a los que estaban provocando todo aquello, los empujones, los abucheos y los gritos, cinco tíos vestidos con una especie de uniforme. Estaba petrificado y me zarandearon mucho. Yo fui muy considerado y me apartaba cada vez que me tocaban”, agrega el autor de Help! y ya tenía muy claro lo que había pasado: “Fue una cagada de Brian. Porque él había recibido la invitación, la había declinado y no nos había dicho nada. Y al día siguiente no se creyeron que habíamos rehusado, nos zarandearon por todo el aeropuerto y no quisieron llevarnos el equipaje. Fue espantoso”.

Cuando los Fab Four y su equipo por fin estaban a bordo del avión y esperando para despegar. Ocurrió el último episodio de la locura. Por los altoparlantes de la nave hicieron descender a tres miembros del staff beatle: el manager Brian Epstein, el portavoz de prensa Tony Barrow y el roadie Mal Evans. “Tuvieron que apearse y parecían aterrorizados. Al correr el pasillo del avión Mal paso por mi lado deshecho en lágrimas se volvió hacia mi y me dijo: ‘Dile a Lil que la quiero’ (Lil era su esposa) En aquel momento pensé que el avión iba a despegar y él tendría que quedarse en Manila”, recuerda Harrison.

Pero el asunto fue algo más pedestre. Repentinamente, los filipinos les estaban cobrando un “impuesto de salida” al grupo. “Curiosamente, ascendía a la misma cantidad que las facturas de viaje”, recuerda Paul.

De la Beatlemanía al terror: la locura total del viaje de The Beatles a Filipinas bajo el régimen de Marcos

De todos modos, tiempo después, la banda tuvo su pequeña revancha contra la autocracia filipina. “Fue un viaje desastroso. Lo mejor de todo fue que al final (cuando descubrimos lo que Marcos e Imelda le habían estado haciendo al pueblo y la estafa que en realidad era todo el asunto) nos alegramos de haber hecho lo que hicimos. ¡Bravo! Debemos de ser las únicas personas que se han atrevido a pararle los pies a Marcos".

Tras la desastroza experiencia, y en realidad ya hastiados de las giras, la banda habló con Epstein y le comunicó que ya no querían seguir saliendo a tocar en vivo. “Le dijeron a Brian que no volverían a ir de gira -recuerda el productor, George Martin-. ‘Lo siento, chicos - dijo Brian-- Hemos organizado algo en el Shea Stadium. Si lo cancelamos vais a perder un millón de dólares’. ‘Oops’. Y fueron al Shea Stadium (por segunda vez)”. Pero pronto, en agosto de 1966, dejarían las giras definitivamente, en el recital del Clandestick Park de San Francisco, en un tour por EE.UU. marcado por unas declaraciones previas de John Lennon, en que aseguraba que el grupo era “más popular que Jesucristo”. Pero esa es otra historia.

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