Editorial

Las preguntas que deja la elección de EE.UU.

Si bien los demócratas salieron victoriosos de los comicios del martes pasado, los resultados están lejos de asegurar un triunfo de ese partido en las elecciones de medio mandato. La clave ahora pasa por sacar las conclusiones adecuadas de lo sucedido.

El martes de la semana pasada se realizaron en Estados Unidos las primeras elecciones desde que el Presidente Donald Trump asumió su segundo periodo en la Casa Blanca. Los comicios eran visto como una suerte de referéndum sobre el mandatario, en momentos en que éste atraviesa una caída de su popularidad, llegando a un 39% de apoyo, uno de los registros más bajo de un gobernante de ese país en su primer año. En la jornada, además de los gobernadores de Virginia y Nueva Jersey, se votaba para elegir a un miembro de la Corte Suprema en Pensilvania y a los alcaldes de más de 5.000 localidades del país, donde Nueva York concentraba la atención. A ello se agregaba una consulta clave en California sobre la propuesta del gobernador demócrata Gavin Newsom para realizar un redistritaje del estado en respuesta al impulsado por Trump en Texas.

Los resultados dieron una clara victoria a los demócratas, en una tendencia que se ha mantenido durante las últimas administraciones. Tanto tras el primer año del gobierno de Obama, como en los mismos periodos del anterior gobierno de Trump y de la gestión de Joe Biden los electores optaron por castigar al partido del Presidente en ejercicio. Sin embargo, lo que marcó la diferencia en las elecciones del martes pasado fue por un lado la magnitud del triunfo en algunas de las principales disputas como la victoria Zohran Mamdani, un candidato autodenominado socialista en la ciudad de Nueva York, que se convirtió en el alcalde más votado en más de medio siglo, con más de 1 millón de votos. Algo similar sucedió en Virginia, donde la gobernadora electa Abigail Spanberger, una exagente de la CIA, obtuvo más de 15 puntos de ventaja sobre su rival republicana.

Los resultados trajeron algo de respiro a un Partido Demócrata que tras el triunfo de Trump el año pasado se ha sumido en una larga travesía por el desierto intentando encontrar la fórmula que les permita recuperar poder en el Congreso y eventualmente regresar a la Casa Blanca en 2028. Sin embargo, es riesgoso sacar conclusiones apresuradas de lo sucedido la semana pasada y asumir que los resultados aseguran un triunfo demócrata en las elecciones de medio mandato del próximo año. Si bien, en los últimos años el partido que no controlaba la Presidencia ha salido ganador en esas elecciones, la clave para los demócratas será sacar las lecciones adecuadas de lo sucedido hace poco menos de una semana, ponderando correctamente los elementos locales que influyeron en el triunfo de varios candidatos demócratas, especialmente en Nueva York.

Más allá de la disputa entre los sectores más de izquierda del Partido Demócrata, de los cuales Mamdani se ha vuelto su referente o los más moderados, que lograron también triunfos clave en las gobernaciones de Virginia y Nueva Jersey, uno de los factores que explica la victoria de ese partido es el mismo que llevó a su derrota el año pasado. Hoy como entonces fue el descontento de una parte importante de la ciudadanía con la economía, en especial con el escaso avance de la actual administración en el combate contra la inflación y con los efectos del cierre del gobierno, lo que determinó el voto. Un escenario que las gobernadoras electas de Nueva Jersey y Virginia supieron aprovechar a su favor, con un discurso que sintonizó mejor con la población latina y afroamericana, pero que no clava la rueda de la fortuna para las elecciones del próximo año.

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