El Bayern suma otro trofeo a su vitrina a costa del Leverkusen de Aránguiz

Foto: @bayer04_en/Twitter.

Los bávaros, que recientemente conquistaron su octava Bundesliga consecutiva, doblegaron por 2-4 al cuadro de las aspirinas y se consagraron bicampeones de la Copa de Alemania. El Príncipe fue titular y disputó todo el encuentro.



El Bayern Múnich sumó un nuevo título a su vitrina. Lo hizo a costa del Bayer Leverkusen de Charles Aránguiz, rival al que venció por 2-4 en la final de la Copa de Alemania, torneo del que los bávaros se coronaron bicampeones. El Príncipe, de correcto partido, jugó los 90′.

Todo fue para el campeón desde que sonó el silbato inicial en el Olímpico de Berlín. Un equipo convencido, con gran visión de juego y buen toque. Los dirigidos por Hans-Dieter Flick superaron en todas las líneas al equipo de Aránguiz, quien, pese a demostrar el ímpetu que acostumbra en la mitad de la cancha, poco pudo hacer para ayudar a su equipo ante un rival que manejó el ritmo del cotejo de principio a fin.

Los bávaros tomaron el control y lograron marcar diferencias para irse al descanso con una ventaja clara. La desesperación de la escuadra que adiestra Peter Bosz se reflejó en múltiples faltas que significaron ocasiones que los de Múnich no desperdiciaron. Así llegó el tanto de David Alaba. Un tiro libre en la entrada del área que con una caricia notable terminó al fondo de la red. Una joya para el recuerdo que solo reflejó en el marcador lo que ocurrió en la cancha desde un comienzo.

Aunque el Leverkusen mostró poco y nada para intentar sorprender, no perdió la calma y logró adueñarse de la posesión a ratos. No obstante, en frente estaba un rival que se sintió cómodo con o sin la pelota. Y ya con el conjunto del chileno un poco más adelantado, con la intención de encontrar la paridad, el ocho veces campeón de la Bundesliga supo aprovechar los espacios para aumentar las cifras. Y le bastó un solo contragolpe para hacerlo. Un carrerón que terminó con un remate cruzado de Serge Gnabry, quien, en los 24′, puso el 0-2.

Aránguiz y compañía enfrentaron el complemento con otro aire. Con más hambre y, también, con más juego. Pero cuando daba la impresión de que el segundo lapso no sería tan sencillo de controlar para el Múnich, apareció uno que siempre les regresa la calma: Robert Lewandowski. En los 59′, el polaco probó de distancia las manos de Hrádecký, quien no pudo controlar la pelota de manera increíble. Error garrafal que costó el tercero.

El cuadro de las aspirinas no renunció al sueño y, gracias a un cabezazo de Sven Bender, en los 63′, volvió a meterse en el encuentro. A punta de garra, el Leverkusen luchó para que el compromiso tuviera otro rumbo. Sin embargo, Lewandowski puso el cuarto en los 89′ y acabó con esa esperanza. Kai Havertz anotó de penal el 2-4 cuando solo quedaban segundos y la historia ya estaba escrita. El Bayern consigue el doblete. Y ahora va por la Champions League.

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