La súperpista de Tokio: la revolucionaria carpeta que se llena de récords mundiales en el atletismo olímpico

McLaughlin posa con su marca y su bandera. (REUTERS/Lucy Nicholson)

Hasta el momento tres han sido las marcas planetarias que se han pulverizado en estos Juegos Olímpicos. Sydney McLaughlin, Karsten Warholm y la venezolana Yulimar Rojas han tocado el cielo de sus disciplinas durante estas semanas. Algo que para algunos críticos se da gracias una pista con "efecto trampolín".



El atletismo es una de las pruebas que más llama la atención de los Juegos Olímpicos. Atletas y fanáticos esperan pacientes los cuatro años entre ciclos, con tal de poder disfrutar esas semanas de competencia a destajo. En el escenario más importante, es donde los récords más valen. Y en Tokio hasta el momento son tres los deportistas que pueden decir que tocaron el cielo con una medalla colgando en su cuello: Sydney McLaughlin, Karsten Warholm y la venezolana Yulimar Rojas.

Marcas que se dieron en los 400 metros vallas y en el salto triple. Tres momentos icónicos de unos Juegos especiales, distintos, pero competitivos a más no poder.

La primera en desbloquear el recuadro amarillo, que le avisa al mundo que no hay nadie mejor que tú en tu deporte, fue Yulimar Rojas. Con un tiempo de 15,67 metros, la venezolana dejó atrás la marca mundial de Inessa Kravets quien el 10 de agosto de 1995 alcanzó los 15,50 m.

Una competencia en donde Patricia Mamona se llevó la plaza con 15,01. El bronce quedó para la española Ana Peleteiro, quien alcanzó 14,87 metros. Ambos récords nacionales.

Yulimar Rojas en su salto. (REUTERS/Dylan Martinez)

Una postal común, y es que en Tokio las pruebas están pulverizando marcas a diestra y siniestra. Un ejemplo claro es la carrera donde Karsten Warholm batió la marca de los 400 metros vallas. El noruego logró terminar el recorrido en 45.94 segundos, superando por casi un segundo el propio récord que había establecido un mes atrás.

Pero lo increíble es que antes de Warholm, la marca de la disciplina estuvo inamovible por casi 20 años. Nadie podía superar los 46.78 que había logrado el estadounidense Kevin Young en Barcelona 1992. Pero de eso ya poco queda.

En la final donde Karsten se transformó en el primer hombre en bajar de los 46 segundos, la plata quedó en manos de Rai Benjamin, quien firmó un tiempo de 46.17 y se transformó en el segundo mejor exponente de la disciplina y en el nuevo norteamericano líder de la prueba. Incluso el bronce, Alison Dos Santos de Brasil, supero lo hecho por Young en Cataluña con sus 46.72.

Y menos de 24 horas después, otro récord mundial cayó. Fue en la misma prueba, pero en la categoría de damas. Allí, Sydney McLaughlin puso su nombre en lo más alto. La nacida en Nueva Jersey cruzó la meta luego de 51.46 segundos y terminó una remontada que le permitió superar el récord que ella misma había firmado. Una que ya no está en el segundo puesto histórico, ya que la ganadora de la plata, Dalilah Muhammad, también supero ese registro. En la prueba, cinco de las finalista obtuvieron récords personales.

La superpista japonesa

Con muchas jornada de atletismo por delante, los tres récords dejan a estos Juegos a uno de igualar los conseguidos en Beijing 2008 y Londres 2021. Inclusive con otros tres quedaría como el certamen olímpico con más marcas pulverizadas desde Montreal 1976, cuando se registraron nueve.

Por eso cuando se buscan explicaciones, lo primera que se viene a la cabeza es la superpista del Estadio Olímpico de Tokio. Algo que su creador, Andrea Vallauri explicó al periódico The Guardian. “La pista es muy fina, 14 milímetros. Pero hemos añadido un nuevo elemento: gránulos de caucho. En la capa inferior de la pista está este diseño hexagonal que crea estas pequeñas bolsas de aire. No solo proporcionan absorción de impactos, sino que devuelven algo de energía al mismo tiempo. Un efecto trampolín. Hemos mejorado esta combinación y es por eso que vemos que la pista ha mejorado el rendimiento”, comentó el diseñador.

Sydney Mclaughlin (arriba) en un tramo de la final de los 400 metros vallas. (Photo by Antonin THUILLIER / AFP)

Pero el gerente general de la empresa Mondo, incluso tuvo que explicar si el nuevo compuesto era legal. “Está completamente dentro de las reglas, pero también es lo que se nos pidió que proporcionáramos; dos componentes. Para proteger la salud de los deportistas, para evitar traumas, pero también debería darles un empujón...En las pruebas de laboratorio podemos ver la mejora. Es difícil decirlo con exactitud, pero quizás una ventaja del 1-2%”, concluyó.

Incluso la mujer récord de los 400 metros habló de la pista tras su final. “te empuja y te impulsa hacia adelante. Fue realmente genial... empujar los límites de lo que es posible”, fueron las palabras de McLaughlin.

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