Italia renace en Tokio: de un país azotado por el Covid a una nación bañada en oro olímpico

Lamont Marcell Jacobs consiguió en Tokio unas de las victorias deportivas más importantes de Italia. (REUTERS/Dylan Martinez)

La historia de la península cambió para siempre el uno de agosto, con sus victorias en los 100 metros planos y el salto alto. Cuatro días después, llegó el récord mundial en el ciclismo de persecución por equipos, en una carrera impresionante. El país de la bota encontró en el deporte la luz tras la pandemia, una que golpeó a sus habitantes de forma brutal.


Exactamente 61 años tuvieron que pasar para que Italia, la nación más ganadora en la prueba de persecución por equipos, volviese a tener la medalla dorada en sus manos. Lo lograron en una carrera espectacular, donde con un tiempo de 3′42″032 superaron el récord mundial que habían impuesto ellos mismos este martes. Fue una celebración descontrolada, que reafirma la mejor noticia para la nación que colinda con el mediterráneo: en Tokio están viviendo un renacer. Atrás quedó la desolación producida por una pandemia que caló hondo en sus calles y que le quitó la vida a más de 100.000 de sus habitantes. Hoy Italia es una fiesta, una donde el oro y las marcas históricas son la atracción principal.

“Este es el día más grande en la historia del deporte italiano. Hemos logrado hazañas épicas como haber ganado la Copa del Mundo, pero en la cita de los anillos ha sucedido algo que le diremos a nuestros nietos y ellos a los suyos”, fueron las palabras que eligió Giovanni Malagò, presidente del Comité Olímpico Italiano, para dimensionar la gesta que se había vivido el uno de agosto en las pruebas de atletismo de Tokio.

El medallista en salto alto Gianmarco Tamberi, celebra con Lamont Marcell Jacobs, después del triunfo del segundo en los 100 metros planos. (Foto: AP)

Las victorias de Lamont Marcell Jacobs en los 100 metros planos y de Gianmarco Tamberi en el salto alto desataron la locura en la nación. Con menos de 10 minutos de diferencia, ambos deportistas se adjudicaron sus medallas, y el abrazo que se dieron sobre el recortán japones se replicó en cientos de ciudades italianas. Una hazaña que se celebró desde los pueblos perdidos en los Alpes del norte hasta en las pequeñas comunidades costeras de la sureña Sicilia.

Lo logrado por Jacobs no se había visto nunca en el país, mientras que para repetir la victoria de Tamberi tuvieron que pasar 41 años. El oro conseguido por el ciclismo en pista vuelve a Italia tras 60 años de espera. Pero no solo por eso los festejos son totales.

El equipo italiano de persecución con sus medallas. (REUTERS/Christian Hartmann)

La Cuna del Renacimiento ha encontrado en el deporte el sol después de la tormenta. Tras un 2020 fatal, donde vivieron en carne propia la explosión del coronavirus, sufriendo confinamientos estrictos, colapsos hospitalarios y la muerte de 74,519 compatriotas. Ahora, a mediados de 2021 al fin han encontrado las sonrisas y logrado reunirse con las hazañas de sus atletas.

Una Eurocopa y la final de un Grand Slam

Ya antes de Tokio, la primera Eurocopa en 53 años y la presencia de un italiano en una final de Grand Slam luego de 45 años de sequía, avisaban que las alegrías llegarían a través de los deportes. Pero nadie imaginó en nivel de la gloria que alcanzarían en Japón.

Pese a tener, de momento, los mismos oros conseguidos en Río 2016 (ocho), las dimensiones de estos son totalmente distintas. En estos Juegos, Italia ha dominado en tierras desconocidas y emblemáticas. Muestra orgullosa sus 36 medallas, cifra que le permite compartir, con Roma 1960, el récord absoluto de preseas conseguidas una edición.

Es un una devuelta de mano del destino. En los Juegos del Virus, la vida le dio un espacio para unir y comenzar a sanar las heridas de la nación. El pesar colectivo del golpe de la pandemia no se curará con el oro olímpico ni con un par de récord mundiales, pero vaya que ayuda. Permite que olviden los problemas mientras ven por 9,8 segundos al actual hombre más rápido del planeta o mientras repiten el salto de 2,39 metros de Tamberi. El deporte como forma de sanación, de recuperar la sonrisa. Una que hoy tiene a Italia renacida. Gloriosa, dorada, olímpica.

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