Los turbulentos 443 días de Ariel Holan en la UC: las discusiones internas que marcaron la segunda etapa del extécnico cruzado

Ariel Holan, DT de la UC, junto a Juan Tagle, presidente de Cruzados.
Ariel Holan, DT de la UC, junto a Juan Tagle, presidente de Cruzados. (Foto: Agenciauno)

Si bien el argentino aún no firma el finiquito, este lunes llegó a su fin el proceso que encabezaba en San Carlos de Apoquindo. En su primer período fue campeón, pero esta vez no lo pasó bien: tuvo encontrones con algunos jugadores importantes y, en la última parte de su estadía, chocó con la directiva por las dificultades para fichar refuerzos.



El 30 de abril de 2022, Ariel Holan iniciaba su segundo ciclo en Universidad Católica. El técnico argentino había dejado la banca del León de México y pocos días después asumía el desafío de levantar a los cruzados, que coqueteaban con el descenso. En San Carlos de Apoquindo se daba por descontado que la presencia del transandino le devolvería el estilo y la contundencia al equipo de la franja. Sin embargo, los resultados estuvieron muy lejos de las expectativas y la convivencia tampoco fue todo lo plácida que en la primera etapa del DT.

443 días después, la UC le comunicó verbalmente a Holan que su proceso había llegado a su fin. Y aunque todavía no es un hecho oficial, porque Cruzados no lo ha comunicado públicamente, su salida es una decisión tomada. Solo falta por arreglar algunos detalles del pago de la indemnización y que el DT firme su finiquito. Pese a que su deseo era continuar en la banca, lo concreto es que no volverá a dirigir en la precordillera. Por eso, Rodrigo Valenzuela se encargó del entrenamiento este martes.

El detonante fue la caída frente a Curicó Unido, quizás el mejor resumen de una gestión que anduvo a los tumbos. La UC bajó al octavo puesto de la tabla de posiciones, una ubicación impropia para un equipo que hasta hace poco dominaba el fútbol nacional. En el actual torneo ya sumaba seis derrotas, otro registro extraño. Y lo peor es que futbolísticamente no convencía a sus seguidores, cuyo paladar se había puesto mucho más exigente después del virtuoso ciclo entre 2018 y 2021. El del tetracampeonato largo, como les gusta reforzar para enrostrárselo a los colocolinos, que sacaban pecho por el ‘corto’ que consiguieron entre 2006 y 2007, de la mano de Claudio Borghi.

Isla, la gran decepción

Si el segundo paso de Holan por la UC fue decepcionante, hubo elementos que contribuyeron decisivamente para que así fuera. En esa lista, sin dudas, Mauricio Isla adquiere protagonismo. El Huaso volvió a San Carlos en junio de 2022, precisamente, con el afán de aportarle sustento al equipo.

Se esperaba que su nivel y la experiencia de varios años en Europa y un paso menos afortunado por Brasil contribuyeran en forma determinante para el mejor rendimiento del plantel. Además, se le asignaba un rol fundamental en materia de liderazgo, sobre todo, en un período en que José Pedro Fuenzalida, el gran referente, iba en retirada.

Sin embargo, no hubo ni una cosa ni la otra. El buinenese nunca se adaptó plenamente y empezó a tener problemas con los hinchas por sus constantes salidas a la playa durante la semana, después de los entrenamientos. Dicen en San Carlos que hubo una fuerte discusión entre Holan y el lateral derecho posterior a la eliminación de la Copa Sudamericana, ante Audax. Ni el rendimiento ni la actitud del exseleccionado tenían conforme al técnico, que incluso llegó a considerar que no era una buena influencia para el camarín. Públicamente, eso sí, Holan pagó las consecuencias por respaldar a Isla ante las críticas de los hinchas.

El exentrenador de Independiente es de carácter muy fuerte y varios jugadores fueron testigos de aquello, no solo ahora, sino también en su primer período. “Si Ariel hubiera seguido en este 2021, no sé cómo habría terminado la cosa”, advertían en el vestuario cruzado ese año, tras obtener el anhelado y sufrido tricampeonato. “Podíamos ganar 5-0, pero si no dabas un pase como él quería, entonces te hacía sentir tu molestia”, agregan en la interna estudiantil.

La salida de Clemente Montes a principios de año es un ejemplo. El juvenil de la UC esperaba comenzar de titular esta temporada como extremo izquierdo del equipo, pero en los amistosos de pretemporada fue utilizado como volante interior. El jugador, finalmente, se aburrió y prefirió irse al Celta B, porque no estaba cómodo bajo su régimen. A Holan no le gustó la postura del delantero y se lo hizo saber, crítica que también hizo pública en su momento.

Auge y caída

Holan es parte de ese período histórico en que la UC fue el centro del fútbol chileno. Obtuvo el tercer trofeo de la hilera del tetracampeonato. El de la temporada 2020, severamente golpeada por la irrupción del Covid-19. El 10 de febrero de 2021 celebró la corona. Ocho días después, comunicó su alejamiento. Había ejercido una cláusula de contrato que le permitía interrumpir la relación. Aún así, el recuerdo de su gestión anterior fue un aval suficiente para que en San Carlos de Apoquindo no dudaran en ofrecerle el banco cuando Paulucci ya no estaba. Había otro factor fundamental: había quedado libre después de rescindir su vínculo con los aztecas.

Sin embargo, nada salió como esperaban ambas partes. La estadística lo reduce al 50 por ciento de rendimiento. Entre mayo de 2022 y julio de 2023, el DT dirigió en 48 partidos. Los estudiantiles ganaron en 20, empataron 12 y perdieron 16. En esos choques, el cuadro estudiantil anotó 77 goles y recibió 61. En resumen, 72 unidades de 144 posibles.

Ese magro registro tiene explicaciones futbolísticas. La principal es que el equipo universitario nunca mostró estabilidad. Al contrario, eran frecuentes los cambios de sistema táctico, lo que terminó confundiendo a los jugadores. De hecho, a comienzos de año, Holan intentó sorprender con una propuesta ultraofensiva, virtualmente impropia del fútbol actual: un 4-2-4 con el que pretendía aprovechar el potencial ofensivo que, teóricamente, le ofrecía el plantel.

En efecto, esa parte se cumplió: en el Campeonato Nacional, los cruzados anotaron 28 goles, dos menos que la delantera más efectiva, la del líder Cobresal. El problema es que, defensivamente, no mostraron la misma solidez: recibieron 24 tantos, el cuarto peor registro de la competencia.

Al final, toda esa buena relación que, ciertamente, siempre tuvo con el directorio de Cruzados y con el Tati, se fue tensionando producto de la cuestionable gestión del club en materia de refuerzos, pero también en el arriendo de un estadio que le garantizara localía permanente y una buena cancha. Sin ir más lejos, la UC ni siquiera ha podido ficharle un reemplazante de Mauricio Isla. Ni hablar de sumar el volante box to box que tanto le urge al equipo. Porque Holan tiene razón: no es el único culpable de la crisis del equipo de la franja.

De la Fuente marca a Clemente Montes en la última caída de la UC. (Foto: Curicó Unido)

Otros conflictos

Si dentro de la cancha los resultados no se daban, fuera de ella el técnico debió enfrentar un período inesperadamente complejo. En el final, hasta los históricos del club, habitualmente mesurados, enjuiciaron su trabajo. “No solo pierde, también está jugando bastante mal”, disparó, a modo de ejemplo, Jorge Aravena, uno de los máximos referentes de la UC.

Internamente tampoco había calma. Ya en abril había señales de una ruptura entre los jugadores y el entrenador. Concretamente, al plantel se le acusó de conspirar contra el entrenador. En ‘chileno’, de hacerle la cama, precisamente en función de las discrepancias con su manejo. La acusación no era anónima. La había formulado Juvenal Olmos, ex jugador y técnico cruzado. “Espero ser muy claro con la respuesta. A mí en particular sí me molesta, sobre todo cuando lo dicen con tanta seguridad como si estuvieran metidos dentro del camarín, eso me molesta. Desde que estoy acá, del 2018, siempre han sucedido estas cosas”, salió a responder el entonces capitán, Matías Dituro.

Hay veces en que hasta me sorprende el nivel de imaginación que tienen algunas personas para inventar algo y decirlo tan libremente como si estuvieran en el camarín”, amplió el golero. “Jamás, ningún compañero ni el plantel ha comentado salir a la cancha para no ganar. Es imposible, no existe. Cualquiera que es jugador de fútbol puede decir lo mismo. Nosotros tenemos responsabilidad, representamos a una institución con unos valores enormes y el más grande es respeto”, enfatizó, para ponerle fin a los rumores.

Holan, por cierto, había intentado aclarar la situación un poco antes. “No tenemos ningún conflicto con el plantel, ni ellos con nosotros. Estamos haciendo ajustes, pero son explicaciones que quedan en el seno nuestro. Está en mi responsabilidad lograr que lo bueno que hicimos hasta acá se consolide, y lo que no hicimos tan bien, se mejore”, estableció.

En esa oportunidad, diagnosticó las causas de los problemas de funcionamiento. “En un año perdimos 25 jugadores y no es fácil reemplazar jugadores como José Pedro Fuenzalida, Luciano Aued, Edson Puch y Germán Lanaro, entre otros, por lo que somos un equipo en formación”, enfatizó. “Vine con la tarea de enderezar el barco y hacer ese recambio. Tenía dos opciones, irme a descansar a Bariloche o meterme en ese berenjenal”, dijo, sin sospechar que, efectivamente, terminaría enredado.

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