¿A quién le conviene ahora resolver el tema constitucional? Ocho analistas políticos respondem

Jose Antonio Kast, la noche del domingo tras el triunfo del Partido Republicano en las elecciones para consejeros constitucionales. Foto: Juan Farias / La Tercera

Ocho analistas vislumbran el desenlace de este segundo proceso constituyente que -desde distintas ópticas- para Boric y Kast podría ser una oportunidad irrepetible. Casi todos coinciden en que una nueva Constitución beneficiaría a todo el espectro político, pero advierten lo difícil que será acordar un texto que deje a todos contentos.


Se sabía que la elección del domingo pasado tendría un efecto carambola, como un buen golpe en el billar. Y así fue. Junto con definir la composición del órgano que redactará la nueva propuesta de Constitución, sinceró bruscamente el mapa político nacional.

Nadie previó, sin embargo, la magnitud del impacto que darían los republicanos -quienes se quedaron con 23 de los 51 consejeros-, abriendo un incierto escenario de cara al plebiscito del 17 de diciembre, en que la ciudadanía deberá volver a votar a favor o en contra del nuevo texto.

¿A quién conviene resolver el tema constitucional? ¿Quién pagaría el costo de otro fracaso? ¿Los republicanos estarán dispuestos a moderarse en favor de la candidatura presidencial de su líder? ¿El PC y el Frente Amplio podrían apoyar una Constitución que no contenga sus anhelos, pero deje a Boric en nuestra historia constitucional?

La mayoría de los analistas consultados estima que a todos los sectores -izquierda, centro y derecha- les conviene que se apruebe una nueva Carta Fundamental que saque este tema de la discusión por un buen tiempo y permita gobernar sin este fantasma rondando como ha ocurrido hasta ahora.

También concuerdan en que la frase “nadie sabe para quién trabaja” continuará presente en estas nuevas tratativas, tal como lo ha estado desde noviembre de 2019, cuando se firmó el primer acuerdo. E incluso de mucho antes, cuando la propuesta de la entonces Presidenta Michelle Bachelet fue descartada por la derecha -y el gobierno posterior de Piñera- y que más tarde reconocieron que había sido un error.

Roberto Méndez: "Por distintas razones a Boric y a Kast les conviene dejar atrás el tema constitucional". Mario Tellez / La Tercera

Para Roberto Méndez, profesor de la Escuela de Gobierno UC, esta nueva etapa que parte el 7 de junio (los expertos entregan al Consejo su anteproyecto) tendrá dos grandes actores: Gabriel Boric y José Antonio Kast, de quienes dependerá el éxito o fracaso del proceso.

“Por distintas razones a los dos les conviene dejar atrás el tema constitucional y sus respectivos incentivos harán que ambos cooperen por sacar adelante un proyecto viable para los sectores que representan”, dice Méndez.

“Esta vez no hay margen de error”, advirtió el Presidente al votar el domingo anterior en Punta Arenas. Y horas más tarde, con los resultados ya decantados, llamó a los republicanos a actuar con “sabiduría y templanza” y “no cometer el mismo error que cometimos nosotros (en la anterior Convención)”.

Cristián Valenzuela, el principal estratega de Kast, coincide con Boric (quizás sea la primera vez) en que no hay que desperdiciar esta ocasión.

“Para la derecha, la oportunidad de contar con un texto constitucional más a su medida es una posibilidad que difícilmente se repita en el futuro. Y si bien la izquierda podría tener la tentación de rechazarlo, al no contar con mayorías, la viabilidad de un tercer proceso es inexistente”, dice.

La siguiente interrogante entonces es si los consejeros republicanos -que se reunieron esta semana en Casablanca- dejarán de lado parte de sus anhelos defendidos durante la campaña, para que su líder pueda entregar a Boric un texto con buenas posibilidades de ser aprobado.

Esto, según la mayoría de los analistas consultados, lo haría aparecer como una figura más cargada hacia la institucionalidad que a la crítica sistemática al gobierno, como ha sido hasta ahora.

“Más que anhelos, lo que hay es una decisión de evitar que la izquierda vuelva a tratar de imponer las ideas que hicieron fracasar el proyecto anterior y resguardar que las bases institucionales de la Constitución actual se mantengan vigentes. Será la dinámica del Consejo la que pueda permitir que se llegue a un acuerdo”, afirma Valenzuela.

Otras de las preguntas que están sobre la mesa es ¿hacia dónde se arrimarán los 11 convencionales de Chile Vamos? Al oficialismo más moderado que, al igual que ellos, busca un texto que sea aprobable en diciembre, o a Kast, que podría imponer su mayoría a la hora de votar normas claves.

Al respecto, Claudio Alvarado (IES) dice que la concreción de una nueva Constitución confirmará “la lucidez” que tuvo Chile Vamos al apostar por un nuevo acuerdo, pese el amplio triunfo del Rechazo en el plebiscito de septiembre pasado.

De lo contrario, advierte el analista de la U. de Talca, Mauricio Morales, las actuales directivas de la UDI, Renovación Nacional y Evópoli “quedarán como unos inoperantes que entregaron las llaves para abrir el proceso -que los sectores más duros de la derecha en su momento interpretaron como un salvavidas a Boric- y no fueron capaces de cerrarlo”.

"El Estado, como social y democrático de derecho, es la línea de base para aprobar una futura propuesta”, asegura Barraza, Mario Tellez / La Tercera

Las distintas visiones oficialistas

El mismo Morales cree que a todos les conviene resolver el tema constitucional, salvo a un sector: “La extrema izquierda”.

Con más pragmatismo, el académico dice que los comunistas y los sectores más radicales del Frente Amplio “preferirán seguir en la lucha por otro tipo de Constitución que someterse al yugo de la derecha más extrema”.

Por de pronto, así lo manifestó el lunes el presidente del PC, Guillermo Teillier, quien volvió a interrumpir su licencia médica para advertir a sus bases que el triunfo republicano “ponía en riesgo el futuro democrático del país” y, de paso, bajar la línea de su colectividad que, a pesar de obtener una buena votación a nivel nacional (el tercer partido más votado del país), sólo obtuvo dos consejeros.

“Estaremos muy atentos a cómo se da la situación para ir tomando determinaciones en el transcurso del proceso”, dijo Teillier en el diario El Siglo, dejando entrever la probabilidad de no apoyar el nuevo texto.

A pesar de que sus declaraciones produjeron tensiones al interior del PC, que incluso debió salir a precisar su secretario general, Lautaro Carmona, el influyente exconstituyente comunista Marcos Barraza fija aquí la postura de la colectividad con claridad.

“No nos satisface cualquier texto, sino aquel que permita superar la desigualdad en educación, salud, vivienda y seguridad social y que eleve la calidad democrática de sus contenidos, que se hallan en la caracterización del Estado, como social y democrático de derecho. Esta es la línea de base para aprobar una futura propuesta”, asegura Barraza, uno de los hombres de confianza del timonel comunista.

“Peor es marcar lauchas”

En el Frente Amplio parecen estar más noqueados que sus aliados.

Esta semana los análisis de sus intelectuales fueron desde la recomendación de Noel Titelman a convertirse en un solo partido, hasta el llamado más práctico de Pierina Ferretti -directora ejecutiva de la Fundación Nodo XXI- “a no tirar la esponja” y “estimular el debate público para traspasar las cuatro paredes del Consejo”.

“Aquí no se trata de lo que le conviene o no al Frente Amplio (…) No es bueno para el país que la nueva Constitución conserve lo esencial de la actual, como el carácter subsidiario del Estado”, agrega Ferretti.

No obstante, la disyuntiva de rechazar y negarse a su propio relato de que la Constitución del 80 es la piedra filosofal del modelo neoliberal -como lo dijo antes de las elecciones el presidente de Convergencia Social, Diego Ibáñez-, o aprobar una Constitución redactada con mayoría republicana y abrirle las puertas de La Moneda a Kast, ya se encuentra instalada en el FA.

La ministra de la Mujer, Antonia Orellana -una de las más cercanas al Mandatario-, ha manifestado internamente que, dado el escenario político en contra, cualquier avance que haya en una nueva Constitución sería positivo.

“Boric requiere marcar un hito para su generación política, el cual sería la nueva Constitución. Firmarla lo hará pasar a la historia. Puede que lo haga de mala gana si viene con la letra de republicanos, pero peor es mascar lauchas”, resume Morales.

Por ahora, Boric y su comité político definieron mantener la prescindencia adoptada en la reciente elección y avanzar lo más que se pueda en el programa y lo antes posible.

Un personero de gobierno reconoce que no tienen maniobra de acción y que “pasará lo que tenga que pasar con el tema constitucional”.

Pero según el socio y gerente general de Cadem, Roberto Izikson, este escenario adverso para el gobierno igual tiene un aspecto positivo para el Presidente Boric.

“La elección de diciembre no será un plebiscito a su gestión ni estará alineada con la coyuntura –como con la reciente muy relacionada a la crisis de inseguridad en todo el país-. Las tensiones y el control de la agenda no los tendrá La Moneda, sino Kast y la forma en que va conduciendo su estrategia”.

La ministra de la Mujer, Antonia Orellana ha manifestado internamente que, dado el escenario político en contra, cualquier avance que haya en una nueva Constitución sería positivo. FOTO: MARIO TELLEZ.

Lo que viene

Pese a lo revueltas que permanecen las aguas a una semana de los comicios, Izikson, es optimista frente a lo que viene.

Dice que la mayoría de los chilenos quiere una “nueva” y “buena” Constitución” -según indican las encuestas- y que el triunfo de los republicanos en todas las regiones del país atrajo a un electorado que estaba más bien inclinado a no cambiar la actual Constitución y que hoy está con una nueva disposición.

“Creo que esta nueva etapa va a comenzar con un clima más positivo del que había semanas antes de las elecciones, donde se percibían más posibilidades de rechazar que de aprobar”, agrega.

A diferencia de Méndez, Izikson cree, eso sí, que el líder republicano es la única persona que tiene la llave maestra para abrir o cerrar la puerta a este proceso.

“Si él está por aprobar, la probabilidad de que se apruebe es muy alta, ya que sus consejeros se alinearían en torno a las 12 bases definidas con antelación y debería salir un texto bastante razonable para ser aprobado. Si está en contra, eso hará que el proceso se ensucie y se complique...”.

Para el investigador del Centro de Estudios Públicos Aldo Mascareño, el respeto de las 12 bases -acordadas por la derecha y la izquierda- también es el cauce para avanzar y cerrar un proceso con una aprobación de más de un 60% que le otorgue legitimidad al nuevo texto.

“El éxito de (los consejeros republicanos) puede convertirlos en buenos agentes de la campaña municipal del próximo año”, agrega Mascareño, y seguir pavimentando el camino a La Moneda (aunque por razones obvias Kast no lo quiera reconocer).

Roberto Izikson (Cadem): “La elección de diciembre no será un plebiscito a la gestión de Boriv, ni estará alineada con la coyuntura".

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