Cómo funciona la UGCC: diagnóstico del pulmón de la red de camas

Una plataforma en línea superada, un equipo de 40 personas llamando hospital por hospital para chequear disponibilidades. Es la Unidad de Gestión Centralizada de Camas, el departamento clave hoy, que distribuye pacientes críticos en días de desborde.


Pasadas las 21 horas del miércoles, en medio de su turno en el Hospital El Pino, a Edgardo Villavicencio le avisaron que estaban en la tele de nuevo. La imagen mostraba el estacionamiento fuera de la Urgencia, en que más de ocho ambulancias con pacientes esperaban ser atendidos. La advertencia venía desde la dirección. El director había recibido un mensaje del subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, preguntando si necesitaban ayuda.

A pesar de que se trataba de una falsa alarma, pues las imágenes eran repetidas del día martes, para Villavicencio, jefe de la Unidad de Gestión del Paciente, fue un sobresalto más de la larga lista de tensiones de ese día. Minutos después vendría un golpe demoledor: los padres de un técnico en enfermería que atiende en esa urgencia estaban contagiados de Covid. Ambos estaban graves en el hospital y no podrían acceder ni a un ventilador ni a un traslado. Sus edades y enfermedades de base hacían que no calificaran para los criterios actuales que debe tener una persona para recibir manejo activo invasivo respiratorio.

“Esa noticia preocupó a todo el equipo. Había muchos colegas angustiados, con impotencia. Es una situación difícil, porque yo, como encargado de gestión, no tengo la respuesta ni la solución a ese problema, supera todo lo que podemos hacer”, comenta Villavicencio.

Con 11 años de experiencia, Edgardo Villavicencio hoy se encarga de ver la disponibilidad de camas, la ubicación de todos los pacientes que llegan al Hospital El Pino, en San Bernardo, y con ello, la coordinación de un traslado a otro recinto cuando ya no quedan camas críticas. Con el tiempo que lleva trabajando en esa área, nunca había tenido mayores problemas con la derivación de pacientes. Antes de la pandemia era en los inviernos, cuando la influenza y los virus respiratorios copaban la Urgencia, el momento en que se utilizaba esta opción. Pero ninguna de esas situaciones se parece de lejos a la presión que hoy tiene. Aunque reconoce que se ha hecho lo imposible para ampliar el número de camas, el colapso llega igual.

“Sientes que se te van acabando todas las opciones de hacer movimientos, porque no puedo desconectar a un paciente para meter otro, no puedo darlos de alta, no tengo más camas, no los puedo dejar en un pasillo”, cuenta el médico.

Plataforma manual

Centralizar todas camas del país, tanto públicas como privadas bajo una misma gestión, es la respuesta del Minsal frente a situaciones como las del Hospital El Pino, que ya comienza a replicarse en otros lugares. La UGCC es el departamento que se hace cargo de operar el sistema y que hasta la fecha ha reubicado a 1.923 pacientes en todo el país. Mediante una plataforma, toda la red público-privada da cuenta del número de camas disponibles según su tipo: básica, pediátrica, UTI y UCI, dos veces al día. Además de actualizar la cantidad de pacientes que requieren ser derivados. Así, el equipo compuesto por más de 40 personas busca dónde hay camas disponibles y redistribuye a quienes lo requieran, incluso trasladando a regiones para evitar el colapso de la red.

La unidad no es nueva, desde el año 2009 que existe para fortalecer la gestión de camas dentro del sistema de salud. Fue útil para la pandemia H1N1 de ese año, y tomó fuerza con las campañas de invierno, pero jamás llegando a la magnitud de lo que se vive ahora.

“Lo usual, en tiempos normales, es que la UGCC haga ocho mil traslados al año, es decir, unos 20 traslados diarios. Pero con la pandemia, actualmente esa unidad está haciendo en promedio 60 traslados al día. Eso ha hecho que la UGCC se transforme en el pulmón de la red asistencial”, asegura el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga.

El punto es cuán sano está el pulmón. Una plataforma diseñada para funcionar en otros tiempos, que hoy se vio superada y que tuvo que volver a las viejas formas de operar: llamados por teléfono entre uno y otro hospital, calzar las piezas del puzzle en forma manual.

Con la llegada del coronavirus, el ministro de Salud ya había realizado cambios a la UGCC. El primero fue poner de jefe al médico anestesiólogo Francisco Pizarro, de la Clínica Las Condes, de su absoluta confianza. Más adelante, a principios de mayo, esta unidad pasó a depender directamente de su gabinete. Así, Mañalich centraliza toda la información.

“Con la designación de Pizarro y dejar a la UGCC en el gabinete del ministro, lo que hacen es tomar el control de toda la información y gestionarla. El ministro se dio cuenta de que este movimiento de camas era clave y lo puso bajo su control. Nadie más que él está viendo en estos momentos cuál es la cifra real y el estado del traslado de los pacientes”, dicen en el Minsal.

Al equipo, además, se integraron dos áreas nuevas: una de médicos reguladores, encargados de evaluar el estado de salud de cada paciente para resolver el traslado de acuerdo con el grado de complejidad, y un turno de cinco enfermeros que recogen esta información clínica de los pacientes.

El sistema opera por turnos de 24 horas, desde las 9.00 hasta la misma hora del día siguiente. Cada vez que hay cambio de equipo, quienes entran se encargan de los casos que quedaron pendientes. Pasadas las 9.30 comienza la reunión con Pizarro, donde se observa el estado clínico de cada uno de los pacientes que se muestran en la plataforma y rápidamente se arma un Triage, una selección de quién es prioritario trasladar. Ahí es donde comienza la búsqueda. La UGCC presenta siempre primero los pacientes de la red pública, preguntando hospital por hospital si el paciente con su estado de salud y requerimientos puede ser recibido. Si no hay cupos en hospitales, se recurre a las clínicas, y como última alternativa, el traslado a regiones.

“Pasa mucho que hay hospitales que suben a la plataforma a todos sus pacientes hospitalizados en la Urgencia, pero hay otros, como el San José o el Padre Hurtado, que suben a siete de los 30 o 40 que tienen hospitalizados. Nosotros sabemos cuáles son los hospitales realmente colapsados, y con esa información hacemos que sea lo más equitativo posible”, señala una fuente de la UGCC.

Los nudos del traslado

En las últimas semanas, la unidad comienza el día con entre 50 y 60 pacientes en la plataforma web y solo siete camas disponibles en la Región Metropolitana. La mayoría de las veces, cuando se desocupa una cama no se alcanza a actualizar en la plataforma, por lo que la tarea de llamar constantemente a hospitales y clínicas es la única manera de que vayan apareciendo opciones de traslado.

“El colapso en realidad está hace tiempo, hace más de una semana que la ocupación hospitalaria es de 100%, los cupos están llenos, las camas que aparecen son camas de pacientes que se dan de alta, o movimientos en la unidad, no es que haya camas disponibles”, recalcan en la UGCC.

Al igual que en El Pino, en el Hospital San José también están preocupados por el desborde del sistema. De hecho, una fuente de la Unidad de Pacientes Críticos asegura que las primeras semanas podían derivarse entre cinco y seis pacientes diarios a la red privada. Sin embargo, hoy se van dos o tres y la demora es mayor: entre 12 horas y hasta un día pueden esperar a que llegue el traslado. “Nosotros subimos a todos los pacientes a la plataforma, pero sabemos que la respuesta es lenta o quizás nula, porque no hay ninguna UCI que tenga una capacidad sostenida de estar recibiendo pacientes críticos”, advierte.

La reconversión de camas críticas ha sido la solución más eficaz que los hospitales han hecho para recibir a sus pacientes. De hecho, según el último reporte de la Sochimi, existen 224 pacientes en ventilación mecánica hospitalizados fuera de unidades de pacientes críticos de adultos. Es decir, en urgencias, pabellones y pediatría.

De eso se ha encargado el doctor Villavicencio en el Hospital El Pino, aunque asegura que si se trata de pacientes muy graves, no es lo mismo tenerlos en la UCI. En el Sótero del Río, desde el 21 de marzo el número de camas se ha triplicado, sin embargo, diariamente igual se presentan de cinco a ocho pacientes. “El problema es que esta enfermedad es muy grave en cuanto a deterioro pulmonar. Por lo que la condición clínica de los pacientes limita por sí sola su posibilidad de traslado”, explica Paulina Zúñiga, enfermera jefa en el hospital.

Ni mucho ni muy poco

Frente a la limitación de cupos, hoy la condición principal que pide la UGCC para el paciente que es trasladado cuando aparece una cama es estar intubado y requerir de ventilación mecánica. El problema de esto es que la mayoría de las saturaciones que se han visto en hospitales son pacientes que llegan a las urgencias con sospecha de Covid-19 y no siempre requieren en ese momento la intubación, por lo que no entran en los cupos de traslado.

“Puedo tener una demanda de camas críticas de 10 pacientes, con personas esperando en las ambulancias y en otras dependencias del hospital, pero sólo tengo cuatro intubados, porque es la capacidad de ventiladores con que cuento. Sólo puedo subir a la plataforma de la UGCC a esos cuatro pacientes intubados, pero no a los otros seis, aunque sepa que varios de ellos van a ver agravado su cuadro en pocas horas y van a requerir de una cama crítica”, señala un médico intensivista de un hospital público. Este requerimiento se complica aún más cuando el traslado es a regiones, donde se suma a otros requisitos, como no pesar más de 100 kilos y medir una estatura máxima que permita entrar dentro de la cápsula de aislamiento. Además de cumplir con condiciones para que el paciente soporte el vuelo.

Sumado a eso, hoy es cada vez más recurrente la utilización de la técnica de pronación en quienes están más graves -acostarlos boca abajo para que no sobrecarguen los pulmones- y así retrasar el uso de ventilación mecánica. Pero a estos pacientes no los pueden trasladar en avión aunque se estén agravando.

Para Villavicencio esto ha sido una dificultad, pues explica que “no te aceptan pacientes que no están intubados, pero si están intubados y muy mal, tampoco los aceptan”. Aunque no solo eso le ha impedido derivar pacientes. Muchas veces quienes cumplen con los requisitos para ser trasladados a regiones, están en las UCI hace semanas, con una condición más estable y una evolución positiva. Al presentarles esa opción a las familias, estas se niegan.

Hasta el miércoles se había derivado desde Santiago a un total de 116 pacientes, de los cuales 43 fueron por tierra y el resto vía aérea con el apoyo de la Fach. Solo en mayo han sido 63. Si bien estos movimientos significan un alivio importante en la RM, existe un nudo con la disponibilidad de personal que puede hacer el traslado. “El mismo personal del Samu que está de turno recogiendo a pacientes en sus casas, ha tenido que abocarse a esa tarea y uno pierde una ambulancia 24 horas”, cuenta Jorge Ramírez, médico regulador del Samu. En la Metropolitana existen 37 ambulancias en el sistema público, de las cuales 17 tienen la logística y el equipo para atender a pacientes críticos. Aun así, desde el 27 de abril hasta el 26 de mayo el equipo ha realizado 900 procedimientos solo Covid, 55% de ellos son traslados entre centros.

En la UGCC admiten que la falta de personal para traslado ha sido una dificultad, pues si bien el Servicio Metropolitano Central tomó el control de las ambulancias privadas, todo sigue siendo muy burocrático. “No hay una disponibilidad del 100%. Tienen que aprobar las clínicas privadas los traslados, el recurso sigue siendo igual que antes”, dicen.

No tenemos camas...

Ese es uno de los problemas que han tenido con clínicas privadas. En cuanto a su disponibilidad de camas, en la UGCC se quejan de que ha habido casos de establecimientos que les dicen que no tienen camas disponibles. Así lo notifican en la plataforma digital, y lo reiteran cuando los llamaban por teléfono desde la unidad. Sin embargo, minutos después, cuando uno de los médicos o jefe de servicio de la propia clínica pregunta, desde la unidad de gestión de la clínica les dicen que sí tienen camas para sus pacientes privados.

Ante la imposibilidad de fiscalizar, desde la UGCC se han visto en la necesidad de llamar dos o hasta tres veces al día para monitorear las cifras que les están entregando. “Efectivamente, la UGCC no tiene facultades directas de control para verificar que las camas que informan los centros sean las reales. Pero para eso existen mecanismos de fiscalización, la Superintendencia de Salud tiene entre sus atribuciones esa capacidad y está realizando la verificación de las camas que se informan versus las realmente disponibles”, afirma el subsecretario Arturo Zúñiga.

A lo anterior se suman los costos económicos que implica para una persona que está inscrita en Fonasa y que se encuentra internada en un hospital público el que sea trasladada a una clínica privada por decisión de la UGCC. Aunque la autoridad sanitaria fijó los precios tope de las distintas prestaciones relacionadas con el coronavirus, no modificó por la pandemia el sistema de copagos en que deben incurrir las personas de los niveles C y D de Fonasa -los de más recursos económicos-. Mientras para los pacientes de Fonasa A y B sigue siendo gratuito, independiente de dónde se atiendan, para los otros dos segmentos sí tienen porcentajes de copago, que van del 10% al 20% del costo total de la cuenta. Según una investigación publicada esta semana en La Tercera, el costo de los tratamientos hospitalarios para un paciente Covid-19 pueden ir de 1,2 millones de pesos -si no requiere ventilador mecánico, ni atención en cama crítica- a 18 millones de pesos.

A Edgardo Villavicencio le pesa todos los días el hecho de no tener recursos para solucionar los problemas de atención en el Hospital El Pino cuando se satura la urgencia. Hoy, su única preocupación es buscar nuevas estrategias para mejorar el servicio del hospital. Eso incluye crear lazos estrechos con los funcionarios de la UGCC y generar confianzas para un proceso expedito en las gestiones de camas.

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