Cupos por camas UCI: La batalla de Santiago en cuatro frentes

07 Mayo 2020 Trabajadores de la salud de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital El Carmen de Maipu. Covid 19 Coronavirus. Foto : Andres Perez

El alza de casos de Covid-19 impactó en la ocupación de las camas críticas. Según la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva, un 89% de las camas UCI de la Región Metropolitana están ocupadas, en un escenario que parece no mejorar.


Cuando Marianela Vargas escuchó que uno de los médicos pedía un tubo número 9, supo lo mal que estaba de salud. Llevaba cinco días internada por coronavirus en el hospital El Carmen de Maipú, pero en las últimas horas su situación se había complicado. En la jornada que ingresó a la UCI, el 22 de marzo, Chile apenas alcanzaba los 632 casos confirmados. “De ese momento ya no recuerdo nada”, relata ahora, tras pasar 29 días luchando por sobrevivir al virus.

A sus 59 años, Marianela dice haber nacido nuevamente. Recuerda imágenes de cuando estuvo conectada al respirador mecánico, donde se ve trasladada en ambulancias y ascensores a otros hospitales, reclamando agua a sus “carceleros” y luchando contra el cansancio para no cerrar los ojos ni dejar de respirar. Nada de eso ocurrió en realidad. Jamás se movió de la UCI del hospital El Carmen, se alimentó por sonda y rara vez abrió los ojos mientras estuvo entubada. “Tengo un recuerdo en el que me veo envuelta en una bolsa de nylon y solo quiero descansar. Me entrego a Dios y le digo: ‘si me tienes que llevar, llévame’”.

El caso de Marianela muestra el impacto que el Covid-19 tiene en la salud. Y también los esfuerzos médicos por mantener con vida a un paciente internado en una cama crítica. De profesión enfermera, antes de su contagio trabajaba en la ropería de la Posta Central. No tuvo contacto con amigos o cercanos provenientes de Europa o Asia, por lo que asume que fue ahí, en el hospital, donde se contagió del virus. No tuvo fiebre, tos, problemas respiratorios, ni dolores musculares. El exceso de fatiga fue el único síntoma que presentó. De hecho, sus malestares se confundieron con una meningitis, pero tras un examen de PCR se confirmó que era portadora de coronavirus. Ahora que se recupera en casa dice que su mayor dolencia es la soledad.

El protocolo en las UCI es similar en todo el país: frente al alto nivel de contagio del virus, las visitas están prohibidas. Y el hospital El Carmen no es la excepción. En cada vitrina de las salas UCI de este recinto hay escrito un detalle con las indicaciones de los pacientes entubados. Sin embargo, cuando las personas recobran la conciencia, una de las primeras acciones que realiza el equipo médico es hacer videollamadas a sus familiares para entregarles un poco de tranquilidad.

El incremento de casos de Covid-19 que hace semanas se registra en Chile ha repercutido en el aumento en la ocupación de las camas críticas. Según un informe de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva (Sochimi), hasta el viernes, 1.261 de las 1.628 camas de cuidados intensivos del país estaban ocupadas (77%). En la Región Metropolitana, de las 818 plazas disponibles, 731 eran utilizadas por pacientes en riesgo vital. Es decir, un 89,4%.

Pesadilla en Maipú

La ocupación de este tipo de camas en la zona metropolitana central, donde se ubica el hospital El Carmen, llegó al 89%, de acuerdo con el mismo reporte. Hasta el jueves, 10 de los 18 respiradores con los que cuenta este recinto de salud de Maipú, estaban ocupados. “No pensé vivir esto ni en mis peores pesadillas. Ha sido superdesgastante, no sé cómo explicarlo. Si tuviera que definirlo en una palabra, sería devastador. Hemos dejado nuestras vidas de lado”, se lamenta Claudia Vega, jefa de la UCI de El Carmen.

Producto del virus, 12 personas han muerto en este recinto hospitalario. Y saben que la pandemia recién está llegando. Nueve funcionarios han sido contagios y tres están en cuarentena. Por esto, detallan, han extremado las medidas de seguridad para evitar al máximo la contaminación de los trabajadores, que solo en la UCI llega a 100.

Juan Kehr, director del hospital, asegura que “al comenzar a aumentar el número de pacientes, dividimos el servicio de urgencia en un sector para pacientes con sospecha de Covid-19 y otro para los que no eran sospechosos. Además, generamos planes alternativos, pensando en que esto se puede complicar más, y dispusimos de máquinas de anestesia ante la eventualidad de requerirlos como ventiladores mecánicos”. En total, este recinto podría contar con 26 respiradores artificiales.

Pero el escenario no es igual de auspicioso en todos lados.

“El gran aumento de traslados de pacientes se va a ver los días que vienen. De acuerdo a la cantidad de contagios que está registrando la Región Metropolitana, y que obviamente parte de un porcentaje, un 20% va a necesitar hospitalización y el 5% va a necesitar hospitalización en Unidades de Cuidado Intensivo”, asegura el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga. La situación de las camas UCI es monitoreada de cerca por el gobierno.

Actualmente, el sistema de salud integrado, en el cual el Minsal controla los recintos públicos y privados, cuenta con una capacidad de 1.700 camas de cuidados intensivos. Este número, sin embargo, podría aumentar hasta 4.200, según las estimaciones del Minsal.

Esperando en ambulancia

A las cuatro de la tarde del miércoles 6 de mayo y en la urgencia del hospital San José, perteneciente al Servicio de Salud Metropolitano Norte, siete ambulancias esperan hace horas -algunas incluso desde la madrugada- por la atención de los pacientes que trasladan. Según sus trabajadores, ya no hay camas UCI ni UTI disponibles y solo queda esperar a que se improvise una nueva o se desocupe una en uso. En el estacionamiento, algunos paramédicos se toman la cabeza; otros se sientan a descansar, pero todos están frustrados ante una espera que podría dilatarse por varias horas más. “Venimos de Quilicura y estamos desde las 11 de la mañana esperando que se desocupe alguna cama para bajar al paciente”, cuenta uno de ellos.

06 Mayo 2020 Personal de salud esperan con pacientes en ambulacia en la entrada de la Urgencia Hospital SanJose en la comuna de independencia. Covid 19 Coronavirus. Foto : Andres Perez

Aquí todo está cerrado, ni los pacientes consiguen entrar. Pero detrás de las rejas que protegen el principal hospital público de la zona norte de Santiago se esconde un escenario crítico. Según el último reporte de Sochimi, en esta área de la capital la ocupación de camas UCI bordea el 98%. “Lo que estamos viviendo es devastador. Estamos trabajando a un 200% de la capacidad. Llegan y llegan pacientes con Covid-19 y el personal ya no está dando abasto”, dice la presidenta de la Federación de los Trabajadores de la Salud Pública del San José, Jessica Vega.

El San José está pensado para atender a 400 mil pacientes, pero se estima que llegan más de un millón. Cuenta con 103 camas, todas ocupadas desde el fin de semana pasado, tras el brote viral en la Región Metropolitana. Eso, según la dirigente, sumado a los funcionarios contagiados, personal en cuarentena, la suspensión del pago de honorarios y de reemplazos del personal médico, incidió en que hoy se trabaje al límite. “Los pacientes respiratorios pasan directo a urgencia, porque estamos sin personal médico y el problema es que ahí exponemos a pacientes sanos a contagios. No sé si vamos a resistir cuando venga el peak”, explica Vega.

La dirigente asegura que un protocolo de seguridad débil dio paso a los contagios del personal de salud: “los brotes aquí comenzaron por tres médicos que resultaron contagiados. Como no hubo un buen protocolo para trabajar con posibles casos, los implementos de seguridad que tuvimos fueron muy escasos al principio”. Según su estimación, el hospital San José tenía, hasta el 8 de mayo, a 35 funcionarios contagiados y 140 en cuarentena. Dos doctores y un auxiliar de servicios, dice, están conectados a ventilación mecánica. “La más grave fue una doctora de urgencias, muy querida por nosotros, que estuvo conectada a un ventilador mecánico en carácter de gravedad. Salió, pero no sabemos en qué condiciones neurológicas quedará”. La Tercera consultó a la dirección del centro asistencial, pero no tuvo respuestas.

La falta de camas UCI es uno de los problemas que los sistemas de salud del mundo han debido afrontar durante la pandemia.

Cerca del San José se ubica el recién inaugurado hospital Félix Bulnes, en Cerro Navia. Es mediodía del miércoles 6 de mayo. Hace pocas horas cesó una manifestación que funcionarios del recinto realizaron para denunciar, lo que ellos dicen, fue una “mudanza improvisada”. El martes, una profesional cayó ocho pisos desde un ascensor y el fin de semana -en circunstancias que se investigan- un paciente cayó cuatro pisos tras cruzar una puerta que daba al vacío.

En el cuarto piso del recinto, en la Torre C, se encuentra la UCI. A primera vista el lugar no muestra signos de sobredemanda. Sin embargo, familiares de pacientes críticos aseguran que la falta de información es lo que más los aqueja. Elvis Saldarriaga (33) se ha presentado cinco días seguidos para conocer el estado de salud de su esposa que, con seis meses de gestación, sufrió una hidrocefalia. “Me acaban de decir que necesita ropa interior limpia y utensilios de aseo, pero ayer nadie me comunicó que debía traer eso. No sé si está consciente o no, solo sé que está estable, según lo que me dice el médico”, cuenta resignado. Al fondo de la UCI está el espacio destinado para los pacientes con coronavirus, que desde el fin de semana comenzaron a utilizar las camas del lugar. “Tengo terror de que ella pueda agarrar un contagio aquí, o que ya esté contagiada y no me lo quieran decir”, se lamenta. Desde la dirección del Félix Bulnes declinaron entregar su versión a La Tercera.

Al suroriente, números rojos

A veinte kilómetros del hospital Félix Bulnes se encuentra la comuna de Puente Alto. Según los registros de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva, el área suroriente de la Región Metropolitana es la zona que afronta uno de los escenarios más complejos, al tener una ocupación del 96% de sus camas UCI. El hospital Sótero del Río, en esta comuna, encarna la estadística que mantiene en alerta a las autoridades y evidencia que el sistema de salud se acerca a su capacidad máxima.

El trayecto que lleva hacia el recinto asistencia muestra las dos realidades que, hasta la cuarentena obligatoria que rige desde el viernes, convivían en parte de esta zona capitalina. Por un lado, en la calle, era posible ver comercio ambulante, alto tráfico vehicular y largas filas para comprar. Y por el otro, detrás del muro del recinto de salud construido en 1938, las extremas medidas de protección que buscan frenar los contagios de este virus que ya ha cobrado 304 vidas.

Dos grandes tiendas de campaña de color café, instaladas a un costado del acceso principal, resaltan al ingresar a la urgencia respiratoria. “Sala de espera Covid-19”, se lee en una hoja impresa pegada en su exterior. En el lugar solo transita personal de salud vestido con trajes de aislamiento, máscaras faciales y guantes de látex. Y también las ambulancias, que trasladan a pacientes sospechosos de portar el virus.

06 Mayo 2020 UPC Adulto Hospital Sotero del Rio. Covid 19 Coronavirus. Foto : Andres Perez

Diariamente llegan a este lugar pacientes de Puente Alto, La Florida, La Granja, La Pintana, San Ramón, Pirque y San José de Maipo. Un 10% de la población nacional, estiman en el recinto de salud. Desde que comenzó el aumento de casos de Covid-19 en este establecimiento de la capital -donde las siete comunas acumulan 1.118 contagios-, la ocupación de camas UCI experimentó un alza que hoy mantiene 41 de sus 42 plazas ocupadas. El 70% de estos pacientes, detallan, fueron ingresados a causa del coronavirus. “Un paciente que llega a una Unidad de Paciente Crítico (UPC) es porque tiene riesgo vital”, explica la doctora Carolina Ruiz, jefa de la UPC del recinto asistencial.

Para que un paciente sea derivado a esta unidad debe cumplir, al menos, con tres requisitos: que sus órganos empiecen a mostrar fallas, tener evidentes complicaciones de respiración y que su saturación de oxígeno sea menor a un 93%, explica la especialista. Sus cuidados también son distintos al resto de los pacientes. Debido a que casi el 70% está entubado para utilizar ventilación mecánica, su alimentación se hace por sonda o vía endovenosa, los chequeos de su evolución se realizan con mayor frecuencia y su monitoreo es de 24 horas.

La permanencia estimada de un paciente con Covid-19 es de 14 días. Por esto, un aumento de casos preocupa a las autoridades. Un sistema interconectado, que lidera la Unidad de Gestión Centralizada de Camas (UGCC) del Ministerio de Salud, monitorea el copamiento de camas en el país. En caso de ser necesario, ordena el traslado de un paciente de un recinto público a uno privado.

En la UPC del Sótero trabajan 240 funcionarios. Todos ellos deben extremar sus medidas de protección al cruzar las mamparas de vidrio que los separan del resto de los enfermos del hospital. Pero no son las únicas medidas de resguardo: “Tenemos cambio de ropa del personal para que no se la lleven a su domicilio. También áreas de comida distintas. Los elementos de protección personal se dan de manera diaria. La atención de los pacientes en la UPC, es un poco más lenta, porque nos tenemos que proteger con pecheras, guantes, escudo facial, antiparras y mascarilla”, detalla Verónica Poblete, coordinadora de las enfermeras de la UPC. Con estas medidas, agrega la doctora Ruiz, un 3% de su personal se ha contagiado.

Para ampliar la capacidad de atención del recinto de salud, el Minsal anunció este viernes que instalará un hospital modular a un costado del Sótero del Río. Con esto se busca “enfrentar el aumento de la demanda asistencial en el marco de la emergencia por Covid-19”.

Oriente al 84%

La preocupación instalada en el sector suroriente de la capital también se ha hecho sentir en la zona oriente. El Hospital del Salvador, ubicado en la comuna de Providencia, se transformó a fines de abril en uno de los primeros recintos de salud de la Región Metropolitana en copar su capacidad de camas UCI.

La zona de urgencia, ubicada en avenida Salvador con Rancagua, se transformó en un área prioritaria para la atención de pacientes con síntoma de Covid-19. Carteles pegados en las mamparas de acceso advierten sobre la atención exclusiva que allí reciben los potenciales contagiados. Dentro del hall de espera, seis personas esperan ser atendidas. Todos visten mascarillas y utilizan guantes. El miércoles, en el exterior del recinto, a menos de cinco metros del acceso principal, dos ambulancias irrumpían de improviso. De su interior descendieron en camilla dos nuevos pacientes sospechosos de portar el virus, asegura uno de los paramédicos que está protegido por un traje especial, mascarillas y máscara facial.

Con una capacidad de 24 camas UCI, el Hospital del Salvador se encuentra funcionando casi al límite. “Estamos llegando a nuestra máxima capacidad, pero las cifras de camas UCI que se utilizan pueden variar día a día, porque el Ministerio monitorea su uso”, asegura uno de los funcionarios que trabaja allí.

07 Mayo 2020 Imagenes de la entrada de Urgencia Respiratoria del Hospital Salvador en la comuna de Providencia. Covid 19 Coronavirus. Foto : Andres Perez

Según los registros de la Sochimi, el sector oriente de Santiago tiene una capacidad de 257 camas UCI, de las cuales 216 se encuentran en uso. Es decir, el 84% de las plazas están ocupadas.

La situación que vive el Hospital de Urgencia Asistencia Pública, más conocido como la ex Posta Central, no es distinta a lo que ocurre en el resto de la Región Metropolitana. Hasta el viernes, el recinto mantenía sus 26 camas UCI ocupadas y según cuenta el doctor Jorge Hernández, jefe de la Unidad de Gestión de Camas, seis personas fueron derivadas a clínicas privadas.

Mensualmente, en la Región Metropolitana se realizan cerca de 400 traslados de pacientes. “Si vemos que hay algún hospital o alguna clínica que está con un número elevado de ocupación, nosotros trasladamos pacientes a otro recinto que esté con una ocupación más baja”, asegura el subsecretario Arturo Zúñiga. Pese a las todas las medidas que han adoptado las autoridades de salud, en la ex Posta Central saben que se avecinan días críticos. “El escenario ha cambiado sustancialmente a partir de esta semana. El incremento ha sido progresivo, sobre todo en enfermedades respiratorias. Nuestro promedio es de 250 pacientes, pero hoy estamos sobre los 400, de los cuales 200 son por Covid-19”, dice el director, Osvaldo Carrasco.

La alta demanda de camas UCI también ha impactado a los recintos de salud privados. Cristián Ugarte, director médico de Empresas Banmédica, detalla que la Clínica Dávila posee 32 camas UCI, de las cuales el 100% está ocupado por pacientes en estado crítico (75% Covid-19 positivos). “Hasta ahora no se ha recibido ningún paciente referido desde la UGCC, sin embargo, podemos informar que el 40% de los pacientes Covid-19 atendidos en Clínica Dávila son beneficiarios de Fonasa, que han ingresado desde el servicio de urgencias”, indica. En la Clínica Santa María, en cambio, existen 21 camas UCI de uso exclusivo para pacientes contagiados, cuya tasa de ocupación, hasta el viernes, era del 52%.

En la Clínica Indisa la ocupación de camas críticas es mayor. Según dijo el jefe de esa unidad, Sebastián Ugarte, a La Tercera, de las 106 habilitadas, hay 98 ocupadas.

“Se instaló la sensación de que teníamos bajo control la pandemia y ahora, está golpeando duro”, fue la reflexión del médico.

El avance de la pandemia ha comenzado a empujar al sistema de salud -sobre todo la pública- hacia un punto crítico. “Si algo bueno puedo sacar de todo esto es que me enfermé cuando aún había capacidad de camas UCI. Ahora todos los que se contagien tendrán muchos problemas por eso. Por eso hay que cuidarse y mucho”, reflexiona Marianela, quien pese a haber sobrevivido al virus tras pasar un mes en la UCI, aún espera que llegue el día en que pueda volver a abrazar a sus hijos.

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