La “ultra”, los libertarios y los que dejaron el PC: Las variadas corrientes de la izquierda estudiantil que blindan a Boric
Los sectores más radicales del FA tienen su origen en los distintos movimientos que -algunos en franca disputa con los comunistas- terminaron fortaleciéndose en el movimiento estudiantil y se encontraron con el Autonomismo (Boric) y el NAU (Jackson).

En 2003 la derecha obtuvo un triunfo inédito en la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech). La izquierda, que ya sumaba ocho años a la cabeza, estaba dividida en tres corrientes -la Surda (movimiento que derivó en el autonomismo), las Juventudes Comunistas (JJ.CC.) y la Nueva Izquierda Universitaria (NIU)-, no llegó a acuerdo y Luis Felipe San Martín, el candidato de la lista opositora, se impuso en la elección.
Ese hecho reorganizó el mapa de los movimientos de izquierda en la Fech. La NIU, donde participaban varios exmilitantes de las JJ.CC. que habían sido expulsados o renunciado al partido, acusó a los comunistas (con quienes había colaborado en los últimos años) de haber traicionado los acuerdos de campaña y se acercó a la “Surda” y a los colectivos de Estudiantes Autónomos -conjunto donde se formaron el presidente electo, Gabriel Boric, y su jefe de gabinete, Matías Meza-Lopehandía, como se relató en la primera entrega de esta serie de reportajes.
En la siguiente elección la NIU logró su primer triunfo en la Fech. El presidente en ese periodo fue Felipe Melo, parte del equipo de campaña de Boric y hoy nombrado director nacional del Servicio Civil.
No es el único de ese grupo que hoy trabaja junto al mandatario electo. El sociólogo Sebastián Kraljevic, estratega de la campaña de Boric, estuvo en la NIU y fue uno de los militantes que renunciaron a las Juventudes Comunistas. En la Nueva Izquierda también participaron la futura administradora de La Moneda, Antonia Rozas, y Nicolás Grau, próximo ministro de Economía y quien presidió la Fech entre 2005 y 2006, oportunidad en la que Boric colaboró.
–Los principios de la NIU tenían que ver con poder hacer transformaciones mucho más radicales de las que estaban haciéndose con los gobiernos de la Concertación, de alguna manera terminar con el modelo neoliberal, dice Rodrigo Bustos, quien presidió la Fech en 2001 y hoy será director de Amnistía Internacional Chile.
Al salir de la universidad decidieron crear la Nueva Izquierda, movimiento que incluso compitió en elecciones en el pacto Juntos Podemos (junto a al PC y los Humanistas). Pero su apuesta electoral no trajo buenos resultados: apoyaron la candidatura presidencial de Tomás Hirsch en 2005 y en 2009 a Alejandro Navarro, lo que decantó en el fin del movimiento.
Fue en una de las discusiones sobre el futuro de la Nueva Izquierda donde se apareció Miguel Crispi, futuro subsecretario de Desarrollo Regional, quien por esos días empezaba a formar la Nueva Acción Universitaria en la Universidad Católica (ver la segunda entrega de esta serie de reportajes).
La cercanía de Crispi con Federico Huneeus, expresidente de la Fech, permitió generar un lazo que mejoró las relaciones de la Feuc y la Fech en la Confech.
–En los tiempos del NIU el archipiélago de las izquierdas era con islas muy separadas. La capacidad del NIU de trabajar tanto con el autonomismo como con el PC puede haber acercado algo a las izquierdas, pero faltaba mucho para llegar a Apruebo Dignidad, analiza Iván Mlynarz, quien presidió la Fech antes de dejar de militar en las JJ.CC. y formar la Nueva Izquierda.

Los “sin Fech”
Las manifestaciones de 2011 permitieron que los movimientos de izquierda -antagónicos del PC, a quienes se consideraba incluso cercanos a la Concertación- dieran forma al “bloque de conducción”, compuesto por la Nueva Acción Universitaria (NAU) de Giorgio Jackson; la Izquierda Autónoma (IA) de Gabriel Boric; el Frente de Estudiantes Libertarios (FEL), y la Unión Nacional Estudiantil (UNE).
Los dos últimos surgieron en Valparaíso, pero se consolidaron en Santiago y a nivel nacional, a raíz del movimiento estudiantil.
–Se hablaba de los “sin Fech”. Porque era el bloque de organizaciones no partidistas, a diferencia de la Fech, donde estaba el PC. Nos criamos con un PC muy dispuesto a negociar con la Concertación y en la universidad esas diferencias se hacían mucho más difíciles, dice Marjorie Cuello, una de las fundadoras de la UNE en Valparaíso.
En esos días, los conflictos entre la izquierda estudiantil y los comunistas eran recurrentes.
–Nos decían monos. En algunos debates en la universidad los comunistas les tiraban maní a nuestros compañeros, recuerda Cuello, quien hoy trabaja en la Municipalidad de San Miguel y es cercana a Boric.

La UNE, que llegó a tener más de 500 militantes en Chile, nació de un grupo de colectivos de izquierda, y también de exmilitantes de las JJ.CC. que no estaban conformes con su postura ante la institucionalidad.
–Veníamos de una matriz marxista muy tradicional. Leíamos a Gramsci y a chilenos que difundieron ese pensamiento, como Osvaldo Fernández y Jaime Massardo. Nuestra identidad política era marxista, muy similar a la de los comunistas, y muchos de nuestros militantes venían de ahí. Éramos una corriente estudiantil nacional, marcadamente de izquierda y muy contraria a la institucionalidad, de la que el PC era parte, recuerda Sebastián Farfán, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Valparaíso en 2011.
La validación de la violencia en las manifestaciones era una de las discusiones de la UNE con el NAU y la Izquierda Autónoma, a quienes tildaban de “amarillos”.
–Más que de la violencia en sí, era sobre la legitimidad de que los estudiantes se defendieran de la violencia policial en diversos casos, dice Farfán, quien hizo campaña en 2013 por Marcel Claude, lo que califica como un “fracaso rotundo”.
El FEL -en tanto- nació en un congreso de grupos anarquistas-libertarios en 2003. Años después el movimiento llegó a Santiago, donde se realizaban charlas de formación llamadas “Marzo Anarquista”, en la Librería Proyección, ubicada en Santa Lucía. En ellas, se hablaba de autores como Piotr Kropotkin hasta Daniel Guerin, definidos por ellos como el “ABC del comunismo libertario”.
En la Universidad de Chile tanto el FEL como la UNE llegaron a altos cargos de representación estudiantil. Melissa Sepúlveda fue la presidenta en 2014 y trabajaba con Antonia Orellana, futura ministra de la Mujer. Iván Zimmerman, futuro subsecretario de Energía, fue vicepresidente en 2018.

Oportunidad perdida
Los distintos movimientos de izquierda tuvieron suerte dispar. En la Feuc, el FEL y la UNE competían juntos en las elecciones y llegaron a la presidencia en 2015. La apuesta que también los unió con los autónomos se llamó Crecer y lideró la Federación en 2016 con Daniel Gedda, estudiante de Derecho, que militaba en la UNE.
–El FEL se presentaba distinto en la UC que en otras universidades, no sólo porque tenías que hacer política en un contexto altamente elitizado, sino que, además, había fuerzas políticas que tenían cierto correlato con la política nacional y eso colaboró con la política del FEL a nivel nacional, a ver la política no sólo desde la trinchera, dice Simón Ramírez, uno de los representantes del FEL en la UC y quien trabajará como jefe de gabinete de la Subsecretaría de Servicios Sociales.
La experiencia al mando de la Feuc fue un desastre.
–Funcionábamos con una estructura muy rígida, muy vertical e incluso autoritaria y eso colisionó con corrientes feministas, disidentes y ambientalistas. Lo que trajo consecuencias en muchos de los militantes, dice Daniela Carvacho, exdirigenta estudiantil de la UNE en la UC y hoy militante de Revolución Democrática (RD).
En paralelo -también- les interesó pegar el salto a la política nacional. La UNE lo hizo a través de Nueva Democracia, movimiento que apoyó la candidatura de Alberto Mayol en 2017, mientras que el FEL, a través de Izquierda Libertaria, apostó por ingresar a Convergencia Social, pero no hubo acuerdos.
–Después del 15 de noviembre nos fuimos, comenta Lucas Cifuentes, ex secretario general de Izquierda Libertaria y uno de los fundadores del FEL, aludiendo a la firma de parte del Frente Amplio -incluido Boric- en el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución.
Las diferencias al interior de los movimientos los llevó a perder peso en el escenario actual y, por lo mismo, no son muchos los que participarán en la primera línea del gobierno de Boric.
–Los compañeros de la UNE, incluso los del FEL, tenemos un tema de clase también. Muchos no estudiaron en la Chile o la Católica, no nos formaron para ser gobierno y en eso hay una diferencia importante. La Izquierda Autónoma o el NAU son más de posgrados en el extranjero. Hay que aceptarlo nomás, hay una diferencia de clase, pero eso no quiere decir que hoy no estemos participando del proceso, explica Cuello.
Carvacho agrega que “nuestra autocrítica es que nuestra política era muy marginal, que se hablaba a sí misma. Éramos hormiguitas, buenos soldados que lograron generar condiciones para los avances, hemos sido parte de grandes triunfos y fuimos una corriente constructora de organización social. Pero eso no lo logramos capitalizar”.
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