Cineasta japonesa Naomi Kawase: “La pandemia ha permitido que la humanidad vuelva a conectarse entre sí, a través de la tecnología”

La directora Naomi Kawase obtuvo la Cámara de Oro del Festival de Cannes 1997 con su película Suzaku y en el 2007 logró el Gran Premio del Jurado por The Mourning Forest en el mismo encuentro.

La directora premiada dos veces en Cannes realizó uno de los segmentos de Hecho en casa, el filme colectivo sobre la pandemia que lideró Pablo Larraín y que actualmente está en Netflix.


A los 28 años la cineasta japonesa Naomi Kawase (1969) ganó la Cámara de Oro del Festival de Cannes con su película Suzaku (1997), una historia ambientada en un remoto pueblo maderero de Japón. Hasta hoy ostenta el récord de ser la realizadora más joven en haber obtenido esa distinción en el prestigioso encuentro francés, que diez años más tarde le concedió el Gran Premio del Jurado por The mourning forest (2007), otra película que lidiaba con los lazos familiares, la pérdida y la naturaleza.

Con 32 filmes a la fecha (entre largometrajes y cortos, documentales y ficción), Naomi Kawase es una de las voces más internacionales y valiosas del cine nipón, junto a Hirokazu Kore-eda, que en 2018 obtuvo la Palma de Oro de Cannes por Somos una familia. En esta oportunidad, la directora fue invitada a dirigir uno de los 17 cortometrajes que integran la película colectiva Hecho en casa, curada por el cineasta chileno Pablo Larraín y con trabajos de Paolo Sorrentino, Maggie Gyllenhaal y Kristen Stewart entre otros.

El filme se llama Last message, una simbólica y sugestiva narración sobre un muchacho que se debate entre los números y la naturaleza en la ciudad imperial de Nara, la urbe de la propia Naomi Kawase.

El Parque de Nara, con sus 1.200 ciervos, es parte del cortometraje de Naomi Kawase para Hecho en Casa.

El protagonista de su filme está constantemente anotando grandes cifras en un cuaderno, ¿Qué quiere expresar?

Esos números se refieren a la población humana y lo que quiero decir con esas tomas es que cada uno de nosotros cuenta en la humanidad. No muestro un sólo número, sino que van variando de acuerdo a lo que escribe el muchacho en su libreta. Eso quiere decir que la población humana está hecha de individuos, no es una cifra abstracta.

Su película se sitúa en la ciudad de Nara, ¿Hay muchas diferencias a cómo se vive la pandemia ahí en comparación a la capital, Tokio?

Como usted puede saber, tengo una relación muy estrecha con mi ciudad de nacimiento y una parte de mis películas se ambienta en Nara o tiene que ver con ella. Es la ciudad más antigua de Japón y la que primero asimiló la cultura que llegaba desde el continente asiático. La gente suele hablar de Kioto, pero antes estuvo Nara, que fue verdaderamente la primera capital del imperio japonés. Lo sorprendente de Nara es que el ritmo de vida ha permanecido casi inalterado en los últimos 1.300 años y nuestra ciudad ha sido registrada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Tal vez ustedes saben que en Japón no se nos obligó a una cuarentena, pero la gente por propia iniciativa ha permanecido en sus casas. En Nara eso se nota aún más, con aquellas zonas y paisajes naturales que muestro en la película y que están completamente vacíos de gente. También se muestran los templos, donde a menudo muchos turistas vienen y suelen pedir paz interior y exterior. También fue muy importante mostrar la naturaleza, los cielos abiertos, los árboles, que parecen abrirse camino frenéticamente y no comparten nuestros temores a la pandemia. Hay incluso algunos ciervos (el Parque de Nara es famoso mundialmente por sus venados, que ascienden a 1.200), que son animales que no hablan nuestro lenguaje, pero que comparten el mismo planeta. Las recomendaciones de confinamiento en Nara empezaron dos semanas después que en ciudades grandes como Tokio u Osaka. Obviamente en una urbe súper poblada como Tokio el manejo de coronavirus ha sido mucho más complejo y hubo un momento en que los hospitales estuvieron a punto de desbordarse. Durante un mes, en abril, estuvimos encerrados en nuestras casas, y a inicios de mayo hubo algo más de relajo pues hay vacaciones y esta es una zona turística. Después hemos estado prácticamente un mes y medio con cero nivel de infecciones. Creo que la peor parte de la pandemia se la lleva, por supuesto, Tokio, donde se concentra toda la economía nacional. Y en ciudades como la nuestra podemos lidiar y asimilar mejor una crisis de salud como ésta. Tal vez tiene que ver con que los habitantes de Nara son más fríos y claros al pensar y se preocupan de vivir sólo con lo necesario.

Sus películas a menudo tiene que ver con las relaciones familiares y con los lazos con la naturaleza, ¿En este sentido cree que el Covid-19 es una suerte respuesta del ecosistema al avance peligroso de la civilización?

He tenido esa conversación con muchos de mis amigos directores en el mundo. Uno puede llegar a la conclusión de que tal vez no necesitamos vivir todos en las grandes ciudades. No todos deben estar en Nueva York o en París. Tal vez algunos podemos refugiarnos en otro tipo de vida, más cerca de la naturaleza, pero al mismo tiempo más conectados entre nosotros. Esto puede sonar paradójico, pero la enfermedad ha permitido que la humanidad vuelva a hablar y a conectarse entre sí, a través de los dispositivos tecnológicos a la mano. Es, tal vez, una nueva época que se abre en nuestra historia.

Imágenes de Hecho en Casa, película compuesta de 17 cortometrajes de diferentes nacionalidades que se puede ver en el streaming.

Su más reciente película, True mothers, se iba a exhibir en Cannes, festival que no pudo realizarse por la crisis. ¿Tiene esperanzas de estrenarla en salas de cine? ¿Puede una plataforma suplir la experiencia de una muestra en pantalla grande?

Por supuesto que hay cuestiones técnicas que tienen que ver con la calidad de audio y la espectacularidad de la imagen que nunca podrán ser suplida por el streaming. Lo mismo sucedió ahora, cuando muchos debimos hacer los cortos con lo que teníamos a disposición, la mayoría de las veces sólo un celular. Sin embargo creo que hay algo verdaderamente impagable del streaming, de Netflix en este caso concreto: nos dio la posibilidad de filmar lo que pasa en este momento y en este lugar. Y además, nos entregó la distribución necesaria para que todo el mundo pueda ver los trabajos. Por otro lado, la discusión no es si el streaming es mejor o peor para el cine. Ambas formas de exhibición son igualmente válidas dependiendo de las circunstancias y de las condiciones. Me encantaría poder estrenar True mothers en el cine, pues fue hecha pensando en ese tipo de exhibición. Sin embargo, en este momento lo que más me importa es que el filme se pueda ver y que sus espectadores sean los más posibles. Me gustaría hacer la analogía con la música: todos amamos ir a a los conciertos en vivo y tener la experiencia, pero no nos olvidemos que nos gusta atender a un recital sólo después de conocer esa música o aquel artista en uno de nuestros dispositivos caseros, sea un equipo de alta fidelidad o un teléfono.

En el comunicado oficial de Hecho en casa, usted dice: “El arte es siempre una luz de esperanza para nuestras almas”. ¿En qué medida eso se aprecia en tiempos de confinamiento?

Creo firmemente en que la historia se repite a sí misma. Me ha tocado leer varios libros en este período de cuarentena, sobre todo acerca de plagas en Europa, y una constante es que cada vez que hay una epidemia de proporciones el arte florece como nunca y se producen una serie de descubrimientos científicos asombrosos. En ese sentido creo que los artistas tenemos en este momento la misión de ver más allá que el resto, de plantar una suerte de semilla en el futuro y de atender a nuestros sentimientos.

Naomi Kawase capturó el particular "ritmo natural" de su ciudad, Nara, en su corto Last Message.

Es común decir que el pueblo japonés sabe enfrentar mejor las tragedias naturales como los terremotos y los tsunamis, ¿Cómo lo ve enfrentado al Covid-19?

En términos culturales es probable que haya más preparación considerando que siempre nos estamos lavando las manos, hay mucho uso de desinfectante y, como seguramente lo sabe cualquiera que haya visto imágenes por televisión, siempre, siempre usamos máscaras. Tal vez se debe a la herencia que tenemos tras devastadoras experiencias como la gripe española o la viruela. Es más, en términos de pérdidas de vidas humanas, los números del coronavirus son más bajos que esas epidemias. Tal vez nos estamos acostumbrando a co-existir con el coronavirus en vez de buscar eliminarlo. Es lo mismo que pasa con los terremotos. No puedes eliminar un terremoto. Simplemente debes convivir con él.

Usted era la cineasta oficial de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 e iba a rodar una película al respecto, ¿Se podrá ver ese trabajo eventualmente el próximo año?

Aún no lo sabemos. Pero hay algo más importante para mí en este momento: estoy trabajando en un documental que registra como nuestro país ha tenido que lidiar con el coronavirus. Sobre los Juegos Olímpicos, sólo puedo decir que antes de que ocurran la humanidad debería estar primero en paz.

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