Fue la Avanzada Presidencial: los coletazos del lío en Iquique que profundizan la crisis de los equipos de Boric en la previa del 1 de junio

El Presidente Gabriel Boric durante la actividad del 21 de mayo.
El Presidente Gabriel Boric durante la actividad del 21 de mayo.

En La Moneda atribuyeron los errores del 21 de mayo al grupo de programación a cargo de Pablo Arrate, que de nuevo sufrió modificaciones. El Presidente, además, ha insistido en que no quiere que sus actividades se vean "pauteadas". La próxima prueba será la cuenta pública del Mandatario ante el Congreso Nacional.


No se pueden escuchar pifias”. La instrucción fue directa y llegó desde el jefe de programación de Presidencia -a cargo de los equipos de producción y avanzada-, Pablo Arrate, antes de la actividad en Iquique en el día de las Glorias Navales el pasado domingo 21 de mayo.

Por lo mismo, para evitar sorpresas ese día, se tomó la decisión de distribuir las menos de 500 entradas entre la Armada y otras que repartiría el equipo de Arrate. Pero la planificación no salió como esperaban: al evento llegaron iquiqueños en masa a reclamar poder ver una actividad que tiene un gran peso simbólico en la zona. Además, los asistentes se quejaron de que -más allá de los familiares de los protagonistas- quienes tuvieron acceso al público del evento eran “puros simpatizantes del gobierno”.

Al final del día las críticas tuvieron más repercusión de la esperada.

El jefe de programación, Pablo Arrate, fue uno de los responsables de lo que ocurrió en Iquique.

El mismo alcalde de Iquique, Mauricio Soria, reconoció después que había advertido que podía producirse ese problema al gobierno y apuntó directamente al equipo de avanzada presidencial.

“Es parte de nuestras tradiciones. Pero vamos a reforzarlo nuevamente, si es que hay otra visita presidencial, con la Avanzada Presidencial, porque obviamente esta es una fiesta cívica”, dijo Soria.

El Presidente reconoció el error y dijo que tomaría acciones: “Pedí a mi equipo anoche con mucha molestia entender cómo se toma esa decisión, quién toma esa decisión, quién es el responsable de esa decisión y les aseguro que respecto a esa decisión tienen que haber consecuencias”. A Boric además le molestó el criterio de selección de los presentes, ya que siempre ha recalcado a sus equipos que prefiere exponerse a críticas que las actividades se vean pauteadas.

Así, este jueves se tomaron decisiones, y pese a que en un principio nadie había asumido la responsabilidad de lo ocurrido, las culpas las tuvo que pagar el equipo de programación. El jefe de la Avanzada Presidencial, Fabián Salas -quien respondía a Arrate-, renunció y llegó César Vargas, cercano a Miguel Crispi, y quien trabajó en el mismo equipo en el segundo gobierno de Michelle Bachelet.

El diagnóstico de la gestión realizada por el equipo en Iquique fue muy negativo. Primero, porque el mismo 21 de mayo ni Arrate ni Salas, los dos jefes del equipo -encargados de visar todas las decisiones-, estaban en el lugar, por lo que era muy complejo tomar cualquier definición improvisada en una actividad que era muy importante para el Mandatario, quien ha llamado a no cometer errores evitables luego de la derrota del 7 de mayo y en la antesala de la cuenta pública del 1 de junio.

En segundo lugar, porque la asesora Zoe Zabala (Comunes), fue quien hizo la preavanzada, pero luego fue otro el equipo que viajó a Iquique. Ese día estaba Jason Cabezas.

Y tercero, porque lo ocurrido desobedeció la principal instrucción que Boric ha entregado a sus equipos de programación: que cualquier actividad en la que participe no puede afectar al normal funcionamiento del lugar al que llegue. Y, en este caso, claramente su presencia intervenía un rito histórico de los iquiqueños.

Además, el Presidente había expresado su molestia hace pocos meses por motivos similares. “Lo primero que me gustaría preguntar y esto es para mi memoria interna: ¿cuántos de los que están sentados viven en Pisagua? Había harta gente en la plaza, para este tipo de actividades es importante para mis equipos que consideremos que le estaban hablando al pueblo a los que viven acá po’. Y cabe más gente, no cuesta nada. Que no se tome como un reto, sé que hay un trabajo grande para organizar estas actividades, pero es importante que le hablemos a quienes habitan en estos lugares y por eso me gustaría que siempre ampliemos esto”, advirtió el Presidente Gabriel Boric, el 16 de marzo desde el Memorial Fosa de Pisagua, en medio de su gira a la Región de Tarapacá.

Por este tipo de episodios algunos en el gobierno le atribuyen la responsabilidad directamente a Arrate, argumentando que su estilo de liderazgo y metodología para el trabajo no son los adecuados.

En este contexto, incluso parlamentarios han expresado sus reclamos. “Creo que les falta más criterio al momento de hacer los puntos de control, más tino con las autoridades, se cierran mucho al momento de uno pedir acceso a las reuniones que el Presidente sostiene con las autoridades comunales o regionales”, dice el diputado independiente Luis Felipe Camaño.

“Recuerdo una visita a la comuna de Fresia, Tehualda, el año pasado, donde había personas con discapacidad, ancianos, que fueron a ver al Presidente para abrazarlo, para tocarlo, y desde el equipo del Presidente fueron inflexibles, fueron dictadores. Nunca olvido esa visita del Presidente a Fresia, donde toda la gente quería ir a saludarlo, darle cariño, afecto, aprecio, y los dejaron como a 500 metros del escenario. El Mandatario tuvo gestos de ir, pero ese tipo de personas le hacen un daño terrible al Presidente de la República”, asegura el senador Fidel Espinoza (PS), quien agrega que los problemas no mejoraron en la última visita de Boric a Puerto Montt. “No estuve, pero en mi equipo me dijeron que ocurrió lo mismo, que fueron soberbios y prepotentes con la gente”, comenta el parlamentario.

El diputado Alejandro Bernales (PL) tiene una opinión diferente: “Tuve una experiencia muy positiva con ellos, en la que incluso se acercaron a personas y fueron muy amables con la gente”.

El Presidente le ha planteado a sus equipos que quiere tener más contacto con las personas.

La rotación

Hay otro factor más que preocupa en La Moneda: la constante rotación en un equipo que integra el círculo más cerrado de Boric y que accede a su privacidad. De hecho, es el equipo al interior de Palacio que ha sufrido más modificaciones.

En un comienzo ese grupo estaba a cargo de Nelson Alveal -amigo y compañero de Boric desde la universidad- y Eva Osorio lideraba la avanzada. Alveal salió de su cargo el 22 de noviembre, día en que asumió Arrate, quien fue jefe de gabinete de Izkia Siches en el Colegio Médico y asesor del Ministerio de Desarrollo Social hasta que llegó el ministro Giorgio Jackson (RD), con quien no tiene una relación de confianza.

Este año además se incorporaron Carla Azócar y Luisa Carvajal, luego de más errores del equipo de programación. El más recordado de ellos fue cuando en el cambio de gabinete del 10 de marzo se pusieron más sillas de los ministros que ingresaban al gabinete y Arrate salió a explicarle a los presidentes de los partidos que fue “una estrategia para despistar”.

Pero Carvajal duró menos de un mes en el equipo, lo que generó inquietud entre los más cercanos a Boric. “No puede ser que gente entre y salga así a un espacio de tanta privacidad”, decían en el gobierno.

Las sillas de la polémica en el cambio de gabinete.

La cuenta pública

En el equipo de programación ahora están coordinando la cuenta pública presidencial del próximo jueves 1 de junio, lo que será el próximo “test” para ese grupo. Arrate ya se ha puesto en contacto con directivas de los partidos oficialistas para organizar la jornada respecto al público que llegue a acompañar al Presidente al Congreso Nacional.

Esas conversaciones son motivo de preocupación en La Moneda, ya que Boric insiste en buscar la mayor naturalidad posible en sus actividades y que no pueden cometer errores en un día que será un punto de inflexión para el gobierno, según han comentado los ministros del comité político.

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