La reinvención de Guillier: “Una cosa es hablar de la soledad del poder y otra es sentirla”

Alejandro Guillier. Foto: Juan Farías

El exsenador por Antofagasta participa como analista en La Red y está en conversaciones para volver a la radio. Dice que no guarda rencores por su experiencia como político, aunque admite que el vínculo con el PS fue de las cosas "más complejas" que le tocó vivir. Siempre entendió que la relación de los partidos con un independiente se basaba en un interés electoral. "Cuando ven que no le acarreas apoyo, toman distancia de ti", comenta.


“No me arrepiento de nada”, dice el exsenador y expresidente del Colegio de Periodistas, Alejandro Guillier, quien tras cumplir su mandato en el Congreso, el 10 de marzo pasado, decidió volver a los medios de comunicación, ahora como panelista en La Red.

Dice que su experiencia como político fue un “ciclo precioso” y que no guarda rencores con nadie, pero admite que a veces las relaciones son más complejas con los aliados que con los del frente. Prueba de ello, es que hizo más amistades con políticos de derecha como los RN Mario Desbordes, Baldo Prokurica, Francisco Chahuán y el UDI José Durana, además de los lazos antiguos que ya tenía antes de llegar al Senado con los DC Yasna Provoste y Francisco Huenchumilla.

En todo caso, señala que siempre entendió que la política es cruel y que las relaciones de los partidos con un independiente se basan en un interés electoral. “Eso me lo explicaron muy bien los radicales. Me decían: ‘Alejandro, tú eres negocio para nosotros si marcamos 5 y tú 7, pero si es al revés no eres negocio’. Cuando eres independiente y puedes aportar votos te buscan, pero cuando ven que no le acarreas apoyo toman distancia de ti. Fui candidato presidencial porque muchos partidos, así lo veo yo, sintieron que necesitaban un candidato que les ayudara a recoger votos y después los partidos recogieron más votos que yo. Y cuando notaron eso, inmediatamente tomaron distancia”.

Por estos días, el periodista y, además, sociólogo pretende reactivar sus redes sociales (Twitter especialmente donde tiene más de 467 mil seguidores) que congeló una vez que dejó el Senado.

Su regreso al periodismo y los medios fue rápido, pues una semana después de salir del Congreso ya estaba en La Red. Incluso, revela que está en conversaciones con algunas radios para volver a ese espacio también.

¿Y volver a la política? No está en sus planes. Su deseo por ahora es mantener un pie en ciertos medios y dedicarse a “hacer familia”, que siempre relegó por sus responsabilidades como periodista, académico, dirigente gremial y últimamente como senador. “Desde las comunicaciones uno contribuye más, que desde un cargo parlamentario. Tengo más tribuna para difundir el proceso constituyente y las posibilidades que Chile tiene”, dice y, a modo de broma, menciona que si se hubiera quedado en el Senado, “imagínate... ahora estaría pidiendo que por favor no supriman mi cargo”.

¿Es difícil volver al periodismo? Tras cruzar la vereda, a veces no es tan fácil regresar.

Hay varias consideraciones. Son miradas distintas de las cosas. El periodista tiene como función investigar, conocer y entregarle a la opinión pública, a sus seguidores, una visión consistente de lo que está ocurriendo y ojalá elementos de interpretación, pero para ayudar que el público forme su propia opinión. La idea de uno, por lo tanto, no es decirle qué hay que hacer, eso lo resuelve el ciudadano. En la política, tú tienes que liderar: este es el problema, acá está la solución. La verdad, me fue superdifícil salir del periodismo y transformarme en político. En cambio, dar vuelta la página y hacerlo al revés, me ha sido extremadamente fácil.

Por lo mismo, ¿se arrepiente en su momento de haber dejado el periodismo y pasar a la política?

No, yo tenía la curiosidad de conocer la política por dentro y eso me da la capacidad de entender muchas cosas que ocurren en el país y que están pasando, ver cómo funcionan las decisiones dentro del Estado, dentro de los actores del poder, que no son solamente los partidos políticos. Entonces, fue maravilloso sumergirse de otra manera en la realidad y eso ahora me da una gran tranquilidad de analizar las cosas y entenderlas mucho más que cuando no había cruzado la línea y no conocía la política por dentro. No me arrepiento de nada, fue un ciclo precioso. Sacamos el tema de la regionalización y el de las energías renovables. Me permitió entender la política de otra manera, que como periodista no habría logrado. Verla por dentro. Una cosa es hablar (como periodista) de la soledad del poder y otra es sentirla.

¿Hay alguien con el que terminó con alguna rivalidad? Por ejemplo, en la campaña presidencial del 2017, con el PS estuvieron cerca, pero después se distanciaron.

No. No soy una persona que me guste el conflicto. Si en algún momento tuve un diferendo o nos enojamos, fue puntual, pero no quedaron heridas. Sí, la relación con los socialistas fue de las cosas más complejas que me tocó vivir, porque tenía entendido que los partidos son partidos, aunque tengan tendencias, pero para los socialistas, las tendencias son muy fuertes. En un momento encajé muy bien con el grupo de Álvaro Elizalde, pero obviamente cuando terminó la campaña, cada uno volvió a lo suyo. Fue compleja, porque no lograba entender los códigos de ellos, porque cuando me acercaba a un sector, los otros se enojaban.

¿Con el PC, las relaciones fueron complejas también?

No. Con el PC tengo buenas relaciones. Soy muy amigo de Daniel Jadue, mi amigo rebelde, como dicen ahora, el niño terrible, l’enfant terrible (lo dice en broma). Con los PC siempre me he entendido muy bien. Ellos son muy claros en sus relaciones. Si te dicen que te apoyan, te apoyan. Si te dicen que no, es no.

En su discurso de despedida del Senado, dijo que no era el momento de defensas corporativas y que había que asumir las decisiones que abrieron el proceso constituyente. ¿Ud. es de los que apoyan la idea de eliminar el Senado?

En los términos en que existe hoy, la Cámara y el Senado, son altamente inconvenientes. No es bueno. Deben tener funciones distintas. En el caso de Chile, el Senado debiera ser la representación de las regiones. Hoy no es la representación de las regiones. Es verdad que el Senado le da más potencia a las regiones como poder electoral, porque tienen posibilidades de elegir más senadores que Santiago y se hace un contrapeso. Pero eso, hasta ahora, no se ha traducido en políticas descentralizadoras. Al revés, los senadores terminan siendo parte de un poder centralizado. Por lo tanto, veo con mucha atención qué es lo que va a salir de esta Cámara de las Regiones que lejos de pensar que quita poder al Senado, le da más poder en tanto representación regional. Y que todos los temas de interés para las regiones pasen por esta cámara regional.

¿Le satisface el modelo de un nuevo sistema político?

Tengo algunas preocupaciones. Toda República debe tener poderes independientes. Un poder del Estado no puede quedar subordinado a otro poder. La Constitución que resulte tiene que ser la casa de todos, pero entendiendo que tiene que ser una superación de las élites políticas actuales.

¿Está más cerca del Apruebo?

Yo voy a ir por el Apruebo, sin ninguna duda. No hay alternativa. Volver a la Constitución de Pinochet no es posible. Y quedar en el aire sería un desastre para la gobernabilidad. Es mejor hacer la mejor Constitución posible y después ir haciendo los ajustes con el tiempo y gradualidad. Pero hay cosas que no tienen marcha atrás: la paridad, los pueblos originarios, la regionalización, la nueva relación con la naturaleza. Hay cosas que son muy valiosas y hay otras que están pasadas cuatro pueblos y espero que se reflexionen.

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