Lukashenko: ¿El último “dictador de Europa” contra las cuerdas en Bielorrusia?

El Presidente Alexander Lukashenko durante un discurso el domingo en Minsk. Foto: Reuters

El mandatario se abrió a modificar la Constitución y "compartir" el poder. Mientras la opositora Svetlana Tijanovskaya señaló que estaba lista para liderar el país.


Más de una semana después de que se realizaran las elecciones en Bielorrusia, en las que el Presidente Alexander Lukashenko señala que obtuvo 80% de los votos y la oposición acusa de fraude, el mandatario se encuentra contra las cuerdas e incluso evalúa compartir el poder, algo impensado hace unos meses.

Lukashenko protagonizó hoy un tenso cara a cara con obreros en huelga que le gritaron: “¡Ándate! ¡Mientes!”, el día después de una gigantesca manifestación para pedir la salida del líder que se encuentra en el poder desde 1994. Miles de manifestantes se congregaron ante la fábrica de vehículos pesados (MZKT) y la planta de tractores (MTZ) de Minsk, así como frente a la sede de la televisión gubernamental bielorrusa, ondeando las banderas blancas y rojas de la oposición y lanzando consignas hostiles al poder.

“No olvidaremos, no perdonaremos”, gritaron los manifestantes congregados ante la sede de MZKT. Varios miles de empleados de la fábrica MTZ, cuya producción se exporta a todos los países de la órbita soviética y es el orgullo nacional, pararon de trabajar. La prensa local anunció que más trabajadores se iban a unir a la huelga convocada por la oposición que también se extendería hasta mañana.

Manifestantes marchan a una protesta contra el gobierno de Lukashenko en Minsk. Foto: Reuters

Por su parte, la candidata opositora en las elecciones presidenciales, Svetlana Tijanovskaya, que se encuentra en Lituania tras señalar que había recibido amenazas, afirmó que estaba lista para “asumir sus responsabilidades” y gobernar.

Pero Lukashenko no da su brazo a torcer. “No vivirán para ver el día en que haga algo bajo presión”, señaló y agregó que no habrá nuevas elecciones “hasta que me maten”. Eso sí se abrió a considerar cambios constitucionales para permitir alguna forma de reparto de poder, señaló el sitio web de Radio Liberty Europe, lo que a juicio de los expertos es una muestra de la presión existente contra el mandatario de 65 años.

Imagen de la líder opositora Svetlana Tsikanouskaya dando un discurso grabado en video divulgado hoy.

Incluso señaló que podrían celebrarse nuevas elecciones presidenciales, si el país adoptaba una nueva constitución. “Necesitamos adoptar una nueva constitución. Debes adoptarla en un referéndum, y bajo la nueva constitución, puedes celebrar si quieres tanto elecciones parlamentarias como presidenciales, así como elecciones de autoridades locales”, sostuvo.

La represión policial durante las protestas ha provocado una condena generalizada en la población y parece haber puesto en contra de Lukashenko incluso a su base de apoyo, que son las industrias estatales. Por lo que ahora el mandatario se encuentra bajo mucha presión para aplacar las manifestaciones.

Tijanovskaya -profesora de 37 años y novata en la política que se postuló después de que otros candidatos potenciales, incluido su esposo, fueran encarcelados- también dijo que el comportamiento pasado de los agentes de seguridad y de aplicación de la ley sería perdonado si cambiaran de bando del gobierno de Lukashenko. “Estoy lista para asumir la responsabilidad y actuar como líder nacional para que el país se calme y entre al ritmo normal”, dijo Tsikhanouskaya en el video.

Reacción internacional

Los líderes de la Unión Europea llevarán a cabo una cumbre de video de emergencia sobre Bielorrusia el miércoles, mientras que Alemania dijo que estaba preparada para respaldar una expansión de las sanciones anunciadas anteriormente.

Lukashenko habló con el Presidente ruso Vladimir Putin tanto el sábado como el domingo, sobre cómo fortalecer los lazos con Moscú. “Esta es una amenaza no solo para Bielorrusia”, dijo antes de la llamada telefónica del sábado. “Quiero decir que la protección de Bielorrusia hoy es nada menos que la protección de todo nuestro espacio”.

Trabajadores en una fábrica en Salihorsk. Foto: Reuters

Rusia el domingo “reafirmó su disposición a proporcionar la asistencia necesaria para resolver los problemas que han surgido” en Bielorrusia, sobre la base de los tratados de cooperación mutua de los países que incluyen la prestación de ayuda en virtud de un pacto militar mutuo, dijo el Kremlin en un comunicado.

Lo que suceda en Bielorrusia, explica The Wall Street Journal, podría determinar los próximos pasos en una lucha larga y frecuentemente irritable por la influencia entre Occidente y Moscú en Europa del Este, justo en la frontera occidental de Rusia.

En ese sentido, Ucrania comenzó a tomar acciones y hoy llamó a su embajador en Minsk para “evaluar” el futuro de la relación bilateral después de que el gobierno de Lukashenko haya entregado a Rusia a mercenarios reclamados por Kiev y ante la crisis electoral en Bielorrusia.

“He decidido llamar a consultas al embajador de Ucrania en Bielorrusia, Igor Kizim, para evaluar el futuro de las relaciones entre Ucrania y Bielorrusia ante la nueva realidad y tomar las decisiones adecuadas teniendo en cuenta todos los factores”, dijo el canciller ucraniano Dmitro Kukeba en un comunicado.

“Ultimo dictador”

Lukashenko fue criado por su madre en un “pueblo pobre al este de Bielorrusia”. En 1975 se casó por primera vez. Su esposa fue Galina Radzivonauna, con quien tuvo dos hijos: Victor y Dmitry. Ambos permanecen en altos cargos gubernamentales hasta la fecha, pero no fue hasta 2004 cuando el mandatario dio a conocer a su tercer descendiente, Nikolai “Kolya” Lukashenko, de quien se desconoció su madre por años hasta que finalmente se reconoció que era Iryna Abelskaya, exmédico personal del jefe de Estado.

En su juventud, después de estudiar historia en la Universidad Pedagógica Estatal de Mogilev y cumplir con el servicio militar, Lukashenko fue director de una granja colectiva soviética a fines de 1980.

“Un estilo de gobierno autoritario es característico de mí, y siempre lo he admitido. Hay que controlar el país, y lo principal es no arruinar la vida de las personas”, señaló en 2003. Por eso, sus detractores se refieren a él como el “último dictador de Europa”.

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