Carolina Vega, nueva rectora: “Por qué el Instituto Nacional no tendría que tener una sintomatología de ese tipo si la sociedad la tiene”

Carolina Vega, nueva rectora del Instituto Nacional. FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

La nueva máxima autoridad del tradicional establecimiento santiaguino da su primera entrevista tras la semana en que debutó en el cargo -el más relevante de su carrera según dice- con reuniones, un petitorio de los estudiantes y un recinto tomado. “Hay que discriminalizar a los liceos históricos porque también estamos aportando harto”, asegura.


El contexto de esta entrevista bien resume la primera semana de Carolina Vega (50) como rectora del Instituto Nacional (IN). El diálogo se llevó a cabo en oficinas administrativas, puesto que el establecimiento estaba tomado. “En el movimiento estudiantil hay un recorrido; la toma era previsible”, señala la nueva autoridad.

Previa votación de los alumnos, esa movilización comenzó este martes, segundo día de gestión de la profesora de Historia. El lunes no había sido más sencillo para ella: el recibimiento de los alumnos fue un petitorio de 15 puntos. “Si ellos sienten que lo que están poniendo lo necesitan es pertinente y vamos a entregarles una respuesta. Ahora, hay cosas que no son resorte del IN, pero a lo mejor al IN le corresponde iniciar una conversación reflexiva”, se extiende.

A pesar de esta primera semana convulsa, Vega, quien por cosas de la vida hizo su práctica profesional en el establecimiento que ahora lidera luego de que su madre la forzara a ingresar a la universidad, dice estar contenta con este nuevo trabajo. “Es el cargo más relevante que puede tener un director de educación pública, sin duda. Volver aquí es un tremendo orgullo. No creo que haya otro lugar donde un director de escuela pública pueda aspirar a llegar”, asevera la docente que, además, asegura no tener definiciones políticas respecto de la alcaldesa Irací Hassler (PC): “Al menos hasta aquí no he recibido comentario, instrucción o pregunta que se refiera a esos temas”.

¿Cuánto cambió el IN desde su práctica en 1994?

Mucho, porque la sociedad ha cambiado mucho, no solamente el IN. Y hay cuestiones que siguen existiendo: la infraestructura es algo en lo que estamos en deuda, no hay nada que decir, con salas definitivamente anacrónicas. Sin embargo, ver mujeres es otro mundo. Los profesores cambian menos, siguen teniendo el mismo objetivo que es que niños y niñas estén bien formados tanto académicamente como integralmente.

La imagen del IN también mutó.

Sí, claro. Lo he notado. En la época de mi práctica el IN era un lugar donde los estudiantes venían a ser como muy perfectos. Se daba mucho esto de hablar del prestigio de ser institutano. Pero el IN hoy sigue gozando de muy buenos estudiantes, basta darse una vuelta en el patio. Eso no ha cambiado. Lo que sí es el modo de relacionarnos. En los años que estuve estaba muy impregnado esa disciplina militarizada y hay gente que añora eso. Y hoy tenemos una escuela que se ha ido democratizando, a lo mejor no de la mejor manera, porque hacer democracia después de una larga dictadura es difícil. Pero hoy el IN tiene el insumo suficiente para volver a sitiales importantes.

¿Y resultados académicos?

No son excluyentes, corren en carriles paralelos. No sacamos nada con estudiar Matemáticas si no enseño a vivir con la gente de al lado.

¿Cuál es su diagnóstico de la educación pública?

Chile está en deuda con la educación pública. Por un lado, en la inyección de recursos, que a todos nos duele. También hay una deuda con nuestros profesores que tiene que ver con el desarrollo profesional pertinente, aunque hemos avanzado en algunas cosas.

¿Por qué postuló a este cargo?

A qué director no le gustaría estar aquí. Soy de las que todavía cree que en el IN se van a formar los líderes de los próximos años de Chile. Otra razón es que para una directora que ha estado toda la vida en lo público llegar al IN es el tope, no sé qué estaría por sobre.

¿Tomó en consideración el contexto de los últimos años del IN?

No considerar el contexto del IN es imposible, uno ve tele. Lo consideré y ponderé y fue tal vez lo que me hizo más reflexionar. Llegué a la conclusión de que uno puede ponerse al servicio. Creo que puedo ser capaz de aunar criterios, generar visiones conjuntas.

¿Tiene un peso asumir un cargo mayoritariamente de hombres?

Era tiempo de que una mujer pudiera estar en esta posición. A las personas les ha gustado, lo he notado. Ese es el peso: era tiempo.

¿Por qué el IN llegó a esta crisis?

El IN es parte de Chile y una sociedad que está en una crisis permanente. Por qué el IN no tendría que tener una sintomatología de ese tipo si la sociedad la tiene, si está polarizada. Cómo le podríamos pedir al IN y los jóvenes, porque hay que situar que son jóvenes, que mantengan una madurez mayor que nosotros como sociedad no tenemos. Es harto pedírselos a ellos. Los chicos han llegado a este momento porque las confianzas se fueron quebrando en el camino. No podemos pedirles que confíen en nosotros solo por ser adultos.

¿Cuánta responsabilidad han tenido los distintos sostenedores?

La que les corresponde como sostenedores. No quisiera referirme a la gestión de las alcaldías, pero sí puedo decir que el mundo está hecho de causas y efectos. Eso rige para todos y cuando tienes liceos históricos en una posición rebelde o confrontacional, eso es consecuencia de algo. Ahí hay una deuda de los sostenedores.

Pero los estudiantes no dejan de tener responsabilidad también.

También. La comunidad educativa en general la tiene.

¿Cómo frenar esta crisis?

Si cada uno -estudiantes, profesores, directivos y padres- asumiera su rol formador podríamos trabajar en conjunto, de lo contrario se hace más lento y difícil. Y se requiere que la sociedad revise el bien común como algo central.

¿Y quienes no quieren diálogo, como los overoles blancos?

Mi gestión va a asumir responsablemente la relación que pueda crearse con aquellos que están en esa situación más rebelde. Sin embargo, no creo que la gestión vaya a dedicarse a ellos, porque tenemos más de 3.700 estudiantes y si somos generosos esos son unos 100, no representan a la mayoría. Y qué estrategia vamos a usar: la invitación al diálogo. En la medida que el estudiantado que no es este grupo vea que cumplimos, esperaría que este grupo fuera quedando cada vez más aislado y de a poco comprendiendo que lo que pasa en la calle, además, no es resorte de lo que pasa aquí adentro.

¿Se puede conversar de igual a igual con menores de edad?

No porque sea un menor de edad las cosas que diga son menos legítimas. Ese adultocentrismo me preocupa, el creer que solo porque lo decimos los adultos es correcto. La sociedad está dirigida por adultos y no es muy estimulante. ¿Es posible sentarse a conversar? Por supuesto. ¿La conversación es horizontal? No, porque tu rol y el mío son otros. Y nosotros siempre estaremos en una conversación desde la formación. Pero yo no los puedo censurar. Una organización estudiantil merece respeto.

La toma actual fue votada. ¿Valida esas movilizaciones? Privan de clases a quienes votan ‘no’.

El juego de la democracia es así. La ocupación forzada es una medida de fuerza cuando una negociación no ha resultado. Y esta toma no tiene esa característica; tengo que comprender como adulta que ellos arrastran un proceso. Desde ahí entiendo su movimiento y respeto -no digo que valide la toma- la decisión de la mayoría.

¿Es el Reglamento Interno de Convivencia Escolar (RICE) una buena herramienta?

El RICE es un buen instrumento para gestionar la convivencia. Si está bien armado sirve muchísimo. Ahora, si estamos creyendo que tiene que tener un carácter punitivo, estamos equivocados.

Hay algunos establecimientos apuntados por diversas autoridades. El propio ministro de Educación dijo en Sábado que eran “cinco pinches liceos tomados”. ¿Se les ha estigmatizado?

Esa responsabilidad es un poquito compartida. Es noticia cuando los liceos de Santiago están con movilizaciones y en otras comunas no es noticia. La prensa también juega su rol, convierte esto en una noticia y no que el IN haya estado en los ocho mejores del mundo en debate. Esta criminalización del movimiento estudiantil de los liceos históricos tiene que ver mucho con la prensa. Y las autoridades hacen comentarios y a veces los tonos influyen. Siento que más que verlo como algo negativo, el que sean los liceos de Santiago o Providencia está indicando algo.

¿Qué?

Que hay chiquillos que están problematizando la sociedad. Los liceos históricos son un Chile chiquitito y aquí hay de todo un poco de eso que vemos en Chile: violencia desbandada en los estadios. Acá ese Chile chiquitito también tiene ese grupo de personas, no en mayoría, que hacen ruido. Pero también tiene ese grupo preocupado de ciencias o arte. Y eso está aquí, en el Barros Borgoño, en el INBA, en el 1… Santiago concentra liceos de esas características y a lo mejor por eso hacen noticia, pero hay que discriminalizar a los liceos históricos porque también estamos aportando harto.

Pero que una movilización termine con bombas molotov no se puede desconocer.

Sin duda, pero no es lo mismo decir “un grupo de estudiantes del IN” a decir “el IN”; hay proporciones. No he escuchado a ningún periodista decir “de los 3.700 estudiantes 100 están en la calle”. Y cuando decimos eso es una generalización donde todos terminamos involucrados. No digo que no den la noticia, sí que seamos proporcionados.

El año pasado hubo un gallito entre Santiago y el gobierno por dar o no identidades de quienes causan esos desórdenes a veces delictuales. ¿Usted las daría?

Lo que voy a tratar de hacer es aplicar mi RICE. Hasta ahí llega mi labor. Si una institución de la República que está por sobre mí requiere que diga cosas, tendré que hacerlo. Pero no creo que tenga que ir a develar nombres en una reunión. No me parece pertinente.

¿Aplicaría Aula Segura?

Es una herramienta de la ley susceptible de ser utilizada. Pero los colegios son instituciones formadoras donde el RICE debe primar. No te puedo decir que no la aplicaría nunca, porque es inapropiado decirlo, pero en principio la primera prioridad es el RICE.

¿Ha visto una preocupación genuina del Ejecutivo y Municipio por reflotar la educación pública?

El problema de la educación pública excede las voluntades de un gobierno. Pensando que eso no se ha dado, puedo visualizar en las autoridades intenciones y voluntad. Lo veo también en la alcaldía. Ahora, los procesos en educación son lentos. Hay ánimo de mejora, pero a veces no se sabe muy bien cómo hacerlo. Los directores tenemos harto que decir, a lo mejor podríamos participar más a nivel de ministerio.

Con todo, ¿ve posible instalar en el IN un proyecto educativo?

Si no creyera que es posible no estaría aquí. Tenemos que soñar el IN para los próximo 100 años.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.