Cristóbal Bellolio: “El Rechazo es mejor opción para construir un proceso constituyente más transversal y que nos una”

El académico de la UAI estuvo por el Apruebo en el plebiscito de entrada, pero hoy cuestiona el devenir de la Convención Constitucional y acusa que terminó con la marginación de un sector político. Pese a eso, cree que el texto tiene cosas positivas, por ejemplo, la consagración de un Estado social y democrático de derecho.


No estará en Chile para el día del plebiscito –por encontrarse en el extranjero en una exposición académica-, pero ya decidió durante los últimos días qué opción prefiere. El académico de la UAI y referente del mundo liberal Cristóbal Bellolio -quien tuvo una fallida candidatura para convertirse en convencional- está por el Rechazo, lo que profundizará mediante una carta pública.

Pese a que aprobó en el plebiscito de entrada, está desilusionado del proceso, en el cual dice que se marginó a un sector político.

¿Por qué prefiere el Rechazo?

Ambas opciones me siguen pareciendo razonables. No creo que ninguna sea obvia, ideal, ni descabellada. Hay mucha gente que va a votar Apruebo, que sabe que el texto está lejos de ser ideal, y que cree que hay que hacer varias correcciones para que podamos decir que es la casa de todos. Y también una parte importante, sino la mayoría que va a votar Rechazo, que es gente que quiere una nueva Constitución, pero no está satisfecha con esta propuesta. Y creen que si nos tomamos un poco más de tiempo, si le damos una segunda oportunidad al proceso, puede que terminemos con una Constitución que tenga la capacidad de generar algo así como una lealtad constitucional transversal. Yo he llegado a creer justamente en esa discusión, en el margen que esa segunda opción es mejor que la primera.

¿Por qué a algunos liberales les cuesta aprobar?

En el plebiscito de entrada la inmensa mayoría de los liberales votaron Apruebo. En ese referéndum había dos Apruebo. Uno más sustantivo que quería que el contenido se asemejara a ciertas preconcepciones ideológicas, superar el modelo neoliberal. Y otro procedimental que quería estructurar el poder político, distribuirlo, y que fuera una Constitución legitimada en democracia. Pero este grupo no tiene una visión tan crítica de los últimos 30 años. Y en la Convención se enfrentaron dos comprensiones alternativas. Una que buscaba una casa común, que yo llamo consensuada, y otra, que llamo adversarial, que dice que la legitimidad no se funda en el consenso: es imposible encontrar ese mínimo común.

¿Cómo vio ese proceso?

Es evidente que se produjo esa exclusión. Tenemos muchos antecedentes de convencionales que dijeron que esto se hace sin la derecha o sin estos grupos más tradicionales. Lo que imperó en la Convención fue una comprensión más bien adversarial. Y tiendo a pensar que los liberales se sienten más cómodos con una comprensión consensual.

¿Se siente responsable por promover algo que no le gusta ahora?

Yo vengo promoviendo un proceso constituyente desde hace mucho tiempo, antes incluso del estallido social. Yo promovía la elección de una asamblea constituyente que elaborara un nuevo texto. Me parecía que este era el mejor mecanismo y sigo creyendo que lo es. Obviamente, las condiciones en las cuales elegimos la Convención son particulares. Había mucha rabia acumulada, muchos grupos históricamente marginados que por primera vez se sentaban a la mesa de toma de decisiones. Si eligiéramos convencionales hoy, quizás los números serían distintos. La gracia del Rechazo es que si continúa el proceso constituyente los convencionales se elegirán en otro momento político, bajo otras condiciones. Y podría ser más representativo de la diversidad de Chile.

¿Y es posible una Constitución que “nos una”?

Que una, pero no en el sentido ingenuo de creer que somos todos amigos y no vamos a pelear. Cuando decimos una Constitución que genere lealtad constitucional nos referimos a una que determine cuáles son los pocos principios básicos que compartimos dado el hecho de la diversidad y que somos muy distintos. Estoy pensando en que haya instituciones compartidas, de las cuales todos nos sintamos parte, creadores.

¿Cómo ve el texto en contenido?

Si uno busca qué cuestiones podrían ser complejas desde la óptica liberal uno las va a encontrar. Pero también hay cosas que son positivas en el texto. La libertad de expresión, el Estado laico, sigue habiendo separación de poderes. Una consagración de un Estado social y democrático de derechos. Pero algunos liberales podrán tener reticencias con que parezca haber derechos especiales para ciertos grupos.

¿Cómo continuar el proceso?

Si gana el Rechazo, se vuelve a abrir la válvula de participación ciudadana con una nueva elección de una Convención. Podría adoptar el reglamento de la primera para ahorrarse tres meses, podría trabajar un tiempo más acotado, como seis meses. Que parta de la base del texto actual. La Constitución tiene que ser un punto de encuentro y consenso básico de la diversidad política de un país. El Rechazo es una mejor opción para construir un proceso constituyente que sea más transversal y que nos una.

¿No hay riesgos al darle continuidad?

Todas las alternativas tienen pros y contras. El problema del Apruebo es que se acaba la participación ciudadana y esto se traslada al Congreso. Podríamos buscar una fórmula que tenga más pros que contras. Si un texto transversal se aprueba con un 70%, ¿no sería un mejor resultado?

¿Cómo ve la reconfiguración de fuerzas que podría provocar un triunfo del Rechazo?

Estamos claros de que hay un mundo de centroizquierda que si gana el Rechazo se fortalece. Si es que gana el Apruebo tú vas a fortalecer a una derecha más dura, de tipo populista en Chile, que va a insistir en los clásicos tópicos que insisten los populismos de derecha. Patriotera, muy crítica de la plurinacionalidad, muy crítica de la paridad, antiinmigración.

¿Y qué pasaría con Chile Vamos?

Tiendo a creer que vuelve a aparecer la esperanza de construirla más en el centro.

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