Diego Ibáñez: “El Frente Amplio ha estado en juego muchas veces y hemos sobrevivido”

El presidente de Convergencia Social dice que lo más importante es la unidad de la coalición de gobierno a partir de mañana. "No podemos reproducir las malas relaciones entre el PSOE y Podemos", aludiendo al modelo español.


Reconoce que hay derrotismo en su sector frente a la elección de mañana. Diego Ibáñez, presidente de Convergencia Social, prefiere llevar su discurso a apostar por la unidad de su sector y que, independiente del resultado, pueda darse una Constitución que consagre un Estado Social y Democrático de Derecho. Y para eso le tira la pelota a lo que llama la “derecha democrática”. Es decir, emplaza a Chile Vamos a frenar al Partido Republicano.

-Lo que está en juego en esta elección es cristalizar institucionalmente los cambios, o derechamente profundizar el neoliberalismo.

La estabilidad futura de la sociedad se juega en esta elección. Creo que esa es la vara con la cual debemos medir este momento.

Pero hay una posibilidad grande de que la gente opte por profundizar el neoliberalismo, ¿no?

Sí y no. Hay una explosión en nuestra cara de la crisis global de la democracia. Y si no terminamos dando un cambio de rumbo al sistema, vamos a terminar sumergiéndonos en un ciclo que va a amenazar los mínimos civilizatorios. Si bien hay mucho derrotismo y la cancha es difícil, tengo la esperanza de que se va a lograr una mayoría que permita que la nueva Constitución refleje un salto al futuro y no un paso hacia atrás.

La gente puede optar por un avance del neoliberalismo, porque claramente lo que se ofreció anteriormente no prendió.

Las razones por las cuales la gente rechazó el 4 de septiembre no son las razones por las cuales hacen campaña los políticos del Rechazo. Hay una diferencia bien grande con querer profundizar en el neoliberalismo, dejar sin agua Petorca y mantener la privatización del agua o mantener la AFP en la Constitución. La nueva Constitución va a fracasar en la medida en que los populismos sin proyecto país, como Kast o como Parisi, tengan la posibilidad de consagrar normas. Y frente a eso, la derecha y la centroderecha democrática tienen que tomar una definición. Y esa es la envergadura del desafío.

Da la impresión de que usted tiró la esponja y le está entregando la responsabilidad a Chile Vamos.

Van a tener un rol importante, sin duda. Y en eso vamos a tener que construir una mayoría transversal que ponga en el centro el Estado Social Democrático y de Derecho. También es un pase a que nuestros adversarios se convenzan de que, si continuamos con un modelo que pone en el centro el lucro de la seguridad social o la división de la salud entre rico y pobre, solo vamos a seguir larvando malestar y nos va a explotar a mitad de camino, en un nuevo estallido en el futuro.

¿Cuánto de la Convención pasada están pagando los costos ustedes hoy como coalición política?

Naturalmente, el 4 de septiembre fue un golpe para el progresismo, pero está toda la cancha para avanzar y para construir mayorías. Y en ello distingo muy claramente las razones ciudadanas del Rechazo de las razones de los partidos políticos del Rechazo, que no son equivalentes. A la derecha democrática que ganó las elecciones anteriores le diría que es distinto sentir eso como una oportunidad, a sentir que capitalizan representativamente como actor a esa ciudadanía que sigue hastiada por la política y demanda más participación.

¿Crees que ustedes pueden capitalizar esa parte del Rechazo?

Creo que la cancha está tan abierta, que para todos los actores que aspiran a representar ese malestar hay posibilidades.

En este tiempo en campaña, la última, ¿ha entendido mejor las razones del Rechazo?

Yo creo que las razones son claras. Hay una aspiración de cambios profundos, estructurales, con certezas de que quienes poco tienen no van a perder en ese proceso eso que se han ganado con el sudor de su esfuerzo. Eso era evidente y se comprendió dados los resultados, incluso los analistas y los propios debates de los partidos iban perfilando una reflexión en ese sentido.

¿Ha habido en ustedes un proceso de aprendizaje? Antes estaban en una posición más utópica de cómo eran las cosas…

Yo creo que estás haciendo una relación en función del proceso constituyente anterior. O sea, en la bancada frenteamplista en el proceso constituyente anterior eran menos de 10 personas de un universo de 155. Las posibilidades también de maniobrar fueron bien limitadas. Y en ello, por supuesto que hacemos una reflexión de que jamás podemos renunciar a la transversalidad, porque los momentos políticos no son una fotografía, son cíclicos.

En esta campaña hemos constatado que esa vocación de cambios estructurales sigue más vigente que nunca y que la desafección con la élite política está a flor de piel, con la corrupción, con los gastos millonarios en campaña, con la hipocresía de quienes dicen estar a favor del pueblo, pero quieren privatizar los derechos sociales. Está, yo diría, en un proceso de ebullición como malestar que esperemos que sea posible canalizarlo por la vía de esta nueva oportunidad constituyente.

El triunfo del Rechazo hizo que el Socialismo Democrático pasara a tener una fuerza importante dentro de la coalición de gobierno. Ahora de nuevo se abrirá la disputa por la hegemonía del sector.

Independiente del resultado, las coaliciones deben reconfigurarse en función de los nuevos escenarios. Hay que ampliar y fortalecer las fuerzas de izquierda en la pluralidad, que es condición de convivencia en un mundo que superó las identidades del capitalismo clásico. Y si vamos a seguir reproduciendo esas mismas diferencias, es porque no le dimos el peso al momento histórico que estamos viviendo. Y en un ejemplo concreto, no podemos reproducir entre Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad las malas relaciones que existen entre el PSOE y Podemos, sino que hay que avanzar hacia una colaboración para ganar, como se hace en México y en Portugal.

Hay desafíos súper profundos que nos requieren más unidos que nunca. Ponernos a pelear por una coma sería una tortura progresista para las ideas que nosotros decidimos defender.

En general, las elecciones se convierten en un referéndum del gobierno, que en este momento tiene baja aprobación. ¿Temen ustedes que eso afecte el resultado de su lista?

Yo no comparto el diagnóstico que sugieres. Creo que con todos los problemas que hemos tenido, con la pospandemia, con una inflación brutal, con la guerra que subió históricamente la inflación, con las complejidades de la fragmentación y la atomización parlamentaria, me da la impresión de que las cifras de aprobación de este gobierno incluso podrían haber sido peores. Se está sosteniendo con un programa que no es populista y que va a permitir capitalizar confianza hacia la política como una actividad que permite transformar la cotidianidad de la gente. Como Frente Amplio somos una fuerza que es nueva, que está en plena consolidación, y que al final este gobierno va a terminar siendo una fuerza imprescindible para los cuadros políticos futuros.

El presidente de Revolución Democrática planteaba que el texto podría ser, para ustedes, peor que la Constitución del 80.

Bueno, yo creo que siempre, hasta el último minuto, tienes que jugar el partido con todas las ganas. Hay que jugársela hasta el último minuto para construir transversalidad. Renunciar a priori es regalarles la cancha a los que quieren que todo siga igual. Al populismo de Kast, de Parisi, que estarían bastante cómodos en que nosotros no gastemos energía en incidir en cómo va a ser redactada la Constitución que se va a plebiscitar el 17 de diciembre.

Los antagonismos son muy naturales en la sociedad. Y lo importante es explicitarlo y construir puentes. Y ahí, insisto, la derecha tendrá un rol donde deben marcar claramente que están con los principios de la República o que están con los republicanos, que son cosas distintas.

¿Hay una revalorización de parte suya de ese sector de la derecha, a la luz del cuadro político que se está configurando?

Claramente, los cuadros políticos determinan las pulsiones políticas del momento, pero no absolutamente, sino que hay marcos sobre los cuales tú debes establecer pisos comunes, que es justamente lo que hemos estado empujando en el Congreso a propósito de la reforma tributaria, a propósito de la reforma de pensiones, a propósito de la ley corta de isapres.

¿Está en juego el proyecto de Frente Amplio como fue concebido?

El Frente Amplio ha estado en juego como proyecto muchas veces y creo que hemos sobrevivido a esa dificultad. Pero por cierto que vienen mayores dificultades, que tenemos que seguir poniéndole el hombro. Y como Convergencia, quizás nuestro rol de llegar al Ejecutivo en momentos como estos es justamente sostener banderas civilizatorias para no hacer retroceder la historia.

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