James Robinson, nuevo Premio Nobel de Economía: “Para llegar al siguiente nivel, Chile necesita más inclusión”
El destacado economista y politólogo de la Universidad de Chicago, quien acaba de recibir este importante reconocimiento junto a Daron Acemoglu y Simon Johnson por su contribución al entendimiento sobre la desigualdad de las naciones, estuvo en agosto pasado en un conversatorio de la Universidad Andrés Bello para analizar los desafíos que enfrenta el país con miras a avanzar en términos de crecimiento. En esto, las instituciones juegan un rol fundamental.
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James Robinson es profesor titular de la Escuela Harris de Política Pública de la Universidad de Chicago. De visita en el país, dictó una charla magistral organizada por el Instituto de Políticas Económicas de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Andrés Bello, en el marco del conversatorio “Retos y oportunidades para el desarrollo América Latina”, donde también participaron los ex ministros de Hacienda Andrés Velasco e Ignacio Briones.
El coautor de exitosos libros como “El pasillo estrecho”, “Por qué fracasan los países” y “Orígenes económicos de la dictadura y la democracia” presentó una perspectiva muy personal sobre las barreras para la inclusión en Chile y sobre lo importante que son las instituciones para impulsar la sociedad.
Robinson señaló que en Chile ha habido un éxito económico impresionante y, tras la vuelta a la democracia, se aleja del promedio de América Latina. No es solo el crecimiento, sino también la distribución del ingreso, porque ha caído la inequidad y contamos con instituciones fuertes como el Banco Central. “Podemos celebrar la fortaleza de las leyes”, señaló.
“¿Y por qué los chilenos están infelices?”, se preguntó el economista. “Pienso que es porque, a pesar de estas mejoras en la equidad y las increíbles instituciones y fortalezas, hay una falta de inclusión en muchas dimensiones. Hay un sentimiento oligárquico que debe cambiar”, dijo.
En el país ha habido mucho éxito, pero también problemas que se hacen más notorios a medida que la democracia se profundiza. Por eso el politólogo sostiene que el país está experimentando una transición con este modelo de favoritismo.
“Chile está en un momento crucial”, dijo. Porque los modelos de desarrollo que no evolucionan, fallan. “Lo que tienes que hacer es eliminar el favoritismo. Es un tipo de trampa al desarrollo”, comentó.
Cambios que parten desde el sistema político
El ex ministro de Hacienda, Andrés Velasco, decano de la Escuela de Políticas Públicas de London School of Economics (LSE), se hizo la pregunta: ¿Cuándo se jodió?, haciendo referencia a la sensación extendida por Latinoamérica y también por Chile.
“Hay dos factores que importan: uno es la cultura política y el otro son las instituciones políticas”, dijo Velasco a modo de respuesta. En ese sentido, valoró la potencia en Chile de los ritos republicanos.
“En muchos países si alguien tiene un problema político contrata a un sicario; en otro, tengo problemas políticos, voy a los cuarteles y golpeo la puerta para que haya un Golpe de Estado. En Chile, ¿qué hacemos? Vamos a la Contraloría”, comentó.
En Chile el Banco Central es bueno, es serio, dijo Velasco a modo de ejemplo. Hay persistencia institucional. Por lo tanto, la lógica es distinta si uno quiere incidir, señaló.
“La política es una manera a través de la cual los humanos, lentamente, demorando unos 500 años, incidimos en la cultura política, incidimos en las instituciones y de a poquitito, con suerte, las cosas van mejorando”, indicó. “Creo que las instituciones se mejoran haciendo política y como no se pueden cambiar todas las cosas a la vez, hay que cambiar algo”.
A modo de diagnóstico agregó: “La política ha caído por las reglas de la política, que sirvieron en un momento, pero hoy nos quedaron chicas. Hicimos cambios en el sistema electoral que fueron errados”. También hizo referencia a que tenemos 22 partidos políticos que están fragmentados y son débiles. “Creo que un país es ingobernable cuando tienes 22 partidos políticos”, sentenció.
Así es imposible tener mayorías. “Con la excepción parcial del segundo Gobierno de Michelle Bachelet, ningún Gobierno en Chile en los últimos 20 años ha tenido mayoría”, recordó. No hay gobernabilidad, por lo tanto la gente siente insatisfacción porque no se cumple lo que se promete.
Su propuesta fue la siguiente: “Creo que en Chile hay que cambiar radicalmente las reglas de la política. Y hay muchas fórmulas posibles (...) A mí me gustaría tener una reforma profunda, radical, con la mitad del congreso elegidos en distritos uninominales”, indicó.
Además agregó que la mitad del Congreso tendría que ser elegido en listas nacionales cerradas y sugirió ponerle fin al sistema de gastos electorales. “Hay que hacer elecciones parlamentarias en la segunda vuelta presidencial, no junto a la primera vuelta, y el financiamiento público debiera ir a los partidos y no a los candidatos”. Aunque reconoció que no son medidas rápidas de implementar, “soñar es gratis”, dijo.
La necesidad de mirar a largo plazo
Ignacio Briones, presidente del directorio del centro de estudios Horizontal y decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, se preguntó si Chile no está en la trampa de los países de ingreso medio.
Frente al bajo crecimiento experimentado por el país en los últimos años, el ex ministro de Hacienda aseguró que este no depende de la buena voluntad. La productividad y la inversión son las variables que hay que abordar.
Para eso es preciso reformar el sistema político, que juega un rol fundamental al hacer de intermediario cuando no existen los incentivos. Porque cuando el sistema político es disfuncional, el país no puede hacer grandes reformas, indicó.
A su juicio, otro factor que mejorar es la educación preescolar y escolar pública. “Es francamente inmoral las diferencias educacionales que tenemos en el origen, en la base”, dijo Ignacio Briones.
Por otro lado, hay que acabar con “la maraña de permisología que tenemos en Chile es un freno, un impuesto gigantesco a la inversión”, declaró. También se necesita regulación laboral para el SXX, que funcione en el entorno cambiante en el que estamos viviendo, dijo.
“Chile tiene una tremenda oportunidad de largo plazo, increíble, somos afortunados de la oportunidad que tenemos. La transición energética es un cambio económico de una proporción que no veíamos desde la revolución industrial, y toca la suerte que esto requiere mucho de lo que tenemos”, señaló.
“Al alero de esta posibilidad de riqueza lo que necesitamos es un gran pacto de desarrollo. Una palabra que le puede gustar a la izquierda y le puede gustar a la derecha. A la izquierda porque suena como a política industrial, a la derecha, porque es un pacto de desarrollo por reglas estables que miren largo, que tenga un ecosistema de permisos razonables, que tenga certezas tributarias. Eso se llama inversión. Eso se llama crecimiento”, argumentó.
Puntos en común
Posteriormente a las intervenciones de cada uno de los panelistas, en un panel de conversación moderado por Miguel Vargas, decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Andrés Bello, James Robinson señaló que lo que compartían las exposiciones de los panelistas era la idea de que el sistema político estaba detenido.
“Tiene que ver con la cultura política, pero también hay muchos cambios que están ocurriendo. El sistema que emergió en chile en los 90 necesita una continuación”, aseguró.
Andrés Velasco dijo no creer que la sociedad chilena esté dividida en sus preferencias ni porque la oligarquía no quiere ceder su poder, porque ya no puede imponer su parecer. “Creo que con ciertos cambios a la ingeniería política que no son tan tremendos, estas divisiones que son relativamente leves nos pueden abrir el camino a los acuerdos”, dijo
Ignacio Briones dijo estar de acuerdo con el diagnóstico de James Robinson respecto de la economía chilena de los años 90. “Había una épica, había un desafío, el crecimiento con equidad y había un desafío a la transición. Y eso movilizaba”, dijo. A su juicio necesitamos de nuevo esa épica de un futuro posible, esperanzado, de trabajo duro. Pero eso supone liderazgo, que es lo contrario a las instituciones.
Para cerrar, el decano Vargas destacó que este tipo de actividades y debaten apuntan a entender las razones por las cuales “nuestro país ha ido ralentizando nuestro crecimiento económico” y valoró la diversidad de opiniones al respecto y cómo estás nos dan luces de por dónde vienen las soluciones.
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