¿Nos reemplazará la Inteligencia Artificial? Analizamos su impacto en cuatro profesiones
Más allá de lo que que muchos imaginan, los expertos esperan una transformación más que una desaparición de los profesionales. Mientras a nivel mundial la tecnología impulsa la creación de 170 millones de nuevos empleos para 2030, Chile ya lidera la formación de talentos digitales. “La clave está en comprender la IA como una herramienta que expande las capacidades creativas”, señala el arquitecto de la UNAB Francisco Calvo.
Lejos de la idea de reemplazo masivo, la Inteligencia Artificial (IA) está impulsando una transformación sin precedentes que promete más oportunidades que riesgos. El Informe de Empleos del Futuro 2025 del Foro Económico Mundial proyecta que, para 2030, la adopción de estas tecnologías creará 170 millones de nuevos empleos en todo el mundo, compensando la desaparición de 92 millones y dejando un saldo positivo de +78 millones.
Si bien el impacto no será homogéneo, porque hay trabajos más rutinarios que sí se verán reducidos, también surgirán nuevos roles vinculados a la ciencia de datos, la sostenibilidad, la automatización y el diseño inteligente. De hecho, el 86% de las empresas a nivel global esperan que la IA transforme su modelo de negocio antes de 2030, y tres de cada cuatro compañías ya implementan programas de actualización y reciclaje profesional.
En este contexto, el futuro laboral no se trata de elegir entre humanos o máquinas, sino de construir una alianza estratégica donde la creatividad, el pensamiento crítico y la tecnología trabajen juntas.
Creatividad potenciada: el caso del diseño
Una profesión que ha visto el impacto inmediato de la IA ha sido el diseño. Manuel Figueroa, director de Diseño del Campus Creativo de la Universidad Andrés Bello, señala que la IA ha cambiado drásticamente los flujos de trabajo. “La forma de trabajar ha determinado aceleración y automatización en los procesos de manera exponencial”, afirma.
Sin embargo, aclara que esta velocidad no equivale a una mejora en la creatividad. “Lo que permite es tener procesos de desarrollo más eficientes, pues genera insumos que son importantes para la marcha del proyecto”, sostiene. En otras palabras, estas herramientas pueden ayudar a producir más rápido, pero no necesariamente mejor ni con mayor profundidad conceptual.
Para Figueroa, el criterio humano aún es insustituible: “Incluso la IA está en un estado de desarrollo acelerado, pero inicial en materia de contenidos, los que aún hoy son incompletos en algunos casos”.
El temor de que la profesión pierda valor se enfrenta con un argumento histórico: cada revolución tecnológica reemplaza habilidades técnicas, pero nunca la esencia creativa.
“Manejar la IA es relevante, pero este proceso ya se vivió en otros momentos: se reemplazan las competencias técnicas, pero no las creativas”, enfatiza.
Los nuevos caminos de la arquitectura
La arquitectura vive un proceso similar. Hoy la IA se utiliza en fases tempranas de diseño, generando múltiples alternativas proyectuales y también en etapas de simulación y optimización. Francisco Calvo, académico de Arquitectura de la UNAB, plantea que la clave está en la actitud. “Debemos mantener una postura crítica, hackear sus lógicas y expandir sus límites”, señala.
Estas herramientas no sustituyen el pensamiento arquitectónico, sino que lo amplifican, abriendo espacio a un diseño más eficiente y sostenible. “Aunque su uso aún es incipiente, ya vemos cómo su presencia comienza a consolidarse tanto en el ámbito académico como en la práctica profesional”, comenta.
El académico plantea que la IA está generando nuevas dinámicas de colaboración: “Cuando una herramienta es capaz de generar propuestas o resolver problemas técnicos, surge la necesidad de redefinir el aporte específico de cada actor en el proceso”, explica. Esto implica revisar roles, integrar saberes y fomentar una coordinación más fluida entre arquitectos, ingenieros y clientes.
“Debemos mantener una postura crítica frente a la Inteligencia Artificial, hackear sus lógicas y expandir sus límites”.
¿Existe riesgo de homogeneización del diseño? Sí, pero no es un destino inevitable. “Ese riesgo existe especialmente cuando se delega de manera excesiva el proceso creativo sin un criterio curatorial o crítico”, advierte. Sin embargo, también cree que la creatividad humana seguirá marcando la diferencia. “Cuando se trabaja con intención y se exploran las herramientas desde sus límites, es posible generar resultados diversos, complejos e incluso inesperados”, sostiene.
Ingeniería al servicio de la innovación
Latinoamérica no se queda atrás en este cambio rupturista. Según la OIT, entre 26% y 38% de los empleos en la región se beneficiarán de mejoras de productividad gracias a la IA, mientras que solo un 2% a 5% enfrenta riesgos de automatización total.
En esa línea, Chile requerirá de profesiones preparadas para asumir el cambio. “Se espera que la IA signifique una importante transformación para el desarrollo de la ingeniería”, afirma Hernán de Solminihac, presidente del Colegio de Ingenieros de Chile.
El también exministro de Minería y de Obras Públicas plantea la necesidad de “actualizar los perfiles profesionales, integrar competencias digitales en la formación de ingenieros, y establecer marcos éticos claros para el uso responsable de estas tecnologías”, como parte de los principales desafíos en el oficio.
Más allá de los posibles riesgos de que la IA profundice brechas tecnológicas entre empresas grandes y pequeñas, o entre regiones con distintos niveles de acceso, el líder gremial cree que esta permitirá anticipar “la optimización de procesos, diseños más eficientes, la mejora en los procesos de toma de decisiones y el fortalecimiento de la sostenibilidad en proyectos”.
A su parecer, esta tecnología liberaría a los ingenieros de tareas repetitivas para que puedan enfocarse en la creatividad, la innovación y la resolución de problemas más complejos.
Desde el Colegio valoran que esta transformación solo será posible si hay una colaboración activa entre la academia, la industria y el Estado, junto al reforzamiento de la formación continua.
“Algunas de las principales adaptaciones incluyen la incorporación de cursos específicos sobre IA, ciencia de datos y aprendizaje automático”, comenta de Solminihac. A eso se suma la formación transversal en programación y análisis de datos, junto con un enfoque en habilidades éticas y adaptativas.
En esa línea, muchas universidades chilenas comenzaron a adaptar sus mallas curriculares. Pero el proceso aún es incipiente.
“Es importante que esta transformación que están llevando las universidades sea más rápida, para que la mayoría de los ingenieros estén preparados no sólo para usar de buena forma la inteligencia artificial, sino también para liderar su desarrollo con un fuerte sentido ético y propósito público“.
En cuanto al desarrollo normativo, el Colegio de Ingenieros cree que es fundamental avanzar en regulaciones claras y específicas. “Debe ser regulada de manera responsable especialmente en aquellos proyectos que afecten directamente a las personas y al bienestar común”, afirma. Las reglas, dice, deben asegurar transparencia en los algoritmos, supervisión humana, estándares mínimos de seguridad y evaluación de impactos sociales.
Derecho: eficiencia con responsabilidad
La IA también está cambiando la práctica legal chilena. La llegada de herramientas que analizan jurisprudencia o redactan documentos permiten que los abogados trabajen con mayor agilidad, sin perder control ni rigor. “La IA no elimina el rol del abogado en lo absoluto, pero sí mejora la eficiencia y reduce los tiempos de respuesta”, analiza Agustina Davis, académica de Derecho en la UNAB.
Para Davis, quienes adopten estas herramientas tendrán más tiempo para asumir funciones estratégicas: “Quienes se capaciten podrán supervisar estas herramientas y enfocarse en tareas de mayor valor”, indica.
Eso sí, la experta insiste en la importancia de acompañar el avance con marcos éticos sólidos que garanticen justicia y equidad. “Uno de los principales problemas es que en muchas herramientas de IA no es claro cómo se llega a una conclusión y eso hace difícil la trazabilidad”, advierte.
A ello, añade que los sesgos en los datos de entrenamiento pueden derivar en decisiones discriminatorias, como se ha evidenciado en sistemas de evaluación de riesgo penal en Estados Unidos. Por ello, la experta enfatiza que es necesario establecer marcos éticos, jurídicos y técnicos robustos antes de permitir que estos sistemas tomen decisiones relevantes. La responsabilidad no es solo de los desarrolladores, sino también de los Estados y de las instituciones educativas que forman a los futuros profesionales del derecho.
En ese sentido, Chile ha avanzado en materia de digitalización judicial con expedientes electrónicos y plataformas virtuales. Sin embargo, Davis cree que aún falta una estrategia nacional clara para incorporar IA de forma segura y efectiva. “No estamos completamente preparados, pero sí hay interés y capacidades incipientes”, propone. A ojos de la académica, se necesita una sinergia entre distintas disciplinas, estándares técnicos y mecanismos de supervisión, además de capacitación.
Agustina Davis destaca que las universidades tienen un rol fundamental en la formación de profesionales capacitados para trabajar con inteligencia artificial. “Si bien las nuevas generaciones son nativos digitales y por tanto más capaces de absorber conocimiento en forma más rápida, será esencial incorporar asignaturas relacionadas con temas vinculados a tecnología e IA”, señala. A su juicio, no basta con enseñar herramientas: es clave fomentar también un análisis crítico sobre el uso de estas tecnologías y sus implicancias jurídicas.
Por su parte, el arquitecto Francisco Calvo señala que la educación superior será fundamental, y su función no debiese solo abocarse a enseñar y utilizar estas herramientas, sino también, a formar profesionales capaces de comprender cómo estas tecnologías transforman los modos de producir conocimiento.
“Las universidades debiesen convertirse en espacios de reflexión, experimentación y responsabilidad ética frente al desarrollo y aplicación de la IA en las diversas disciplinas donde estas están teniendo mayores avances”, puntualiza.
En la misma vereda, el diseñador Manuel Figueroa sentencia: “Las universidades siempre deben dotarse de actualizaciones, visualizar los escenarios que los contextos determinan, o bien construir futuro. Todo lo anterior está en el centro de la preocupación universitaria”.
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