Diego Urbina
Un joven enamorado de formas antiguas de vivir se lanzó a la aventura de recuperar la casa de su infancia y, al mismo tiempo, crear una galería de arte en Independencia.
1. Cuéntanos de ese vínculo tan bonito que tienes con Independencia. Siempre he vivido en este barrio. Mis abuelos maternos tenían dos casas antiguas de fachada continua, con pisos de madera, cielos altos, piezas conectadas entre sí y baños con tres puertas. Crecí en medio de cosas antiguas y gente mayor que se sentaba afuera de las casas las noches de verano.
2. Comparte una imagen de esa infancia. Cuando estaba de vacaciones me sentaba en el pórtico de la casa a vender dulces a $10, prefería estar en la calle que encerrado. Me entretenía mirar a la gente pasar y conversar con quienes me compraban.
3. ¿Cómo abrió tus ojos tu papá? Que me guste tanto estar en la calle tiene que ver, en parte, con las actividades que incentivó mi papá. Tenía 13 años cuando me llevó al Love Parade, ese evento con camiones tocando música electrónica alrededor del Parque Forestal. Nos llevaba (junto con mi hermana) a los espectáculos callejeros del festival Santiago a Mil, nunca olvidaré las dos veces que vino la Pequeña Gigante y la seguimos en todos sus recorridos, realmente eso definió mi interés por la cultura en el espacio público, por todo lo que aportara a la ciudad.
4. ¿Cómo descubriste tus vocaciones por el periodismo y la fotografía? Desde muy chico supe que quería ser periodista, en mi Fotolog escribía crónicas urbanas de hechos como la muerte de Pinochet o el primer día del Transantiago. Siempre me interesó el registro. Con la fotografía me pasaba lo mismo, la que aprendí de manera autodidacta viendo tutoriales en Youtube. Siento que ambos ejercicios sirven para contar historias, que es lo que más me interesa.
5. Algunos de los lugares donde has expuesto tus fotos. En el muelle Barón de Valparaíso por el FIFV, en el New Latin Wave Festival de Nueva York y en el MAC de Parque Forestal junto a otros 11 fotógrafos que retratamos la inmigración.
6. Cuéntanos qué pasó con tu posibilidad de estudiar en la NYU. Lo que seguramente les pasa a muchos chilenos de clase media. Fui aceptado en la maestría de escritura creativa en español, dos años consecutivos, pero quedé fuera de las becas Chile. Y sin financiamiento es imposible.
7. Cuéntanos cómo llega a tus manos Amalia. Es la casa en la que viví con mi familia hasta 2010, ya que por el terremoto hubo algunos daños estructurales y tuvimos que cambiarnos a la casa del frente. Luego de varios años arrendada y maltratada por quienes la habitaron, pudimos recuperarla y se me ocurrió restaurarla para irme a vivir solo. Con el tiempo pensé en lo de la galería y todo fue fluyendo. Fue un trabajo de meses, de mucho tiempo y dinero invertido: pinté todos los muros, virutillé el piso como loco porque estaba en pésimas condiciones y delegué otras labores más especializadas a un maestro. Me llena de orgullo ver cómo está hoy, le devolví la dignidad a un lugar que se lo merece y, de cierta forma, es un tributo a mi abuelo.
8. ¿Por qué te gusta tanto andar en bicicleta? Sentir el viento en la cara mientras voy escuchando la música que me gusta es uno de los máximos placeres que alcanzo arriba de la bicicleta. Me permite vivir la ciudad desde otra perspectiva y ando mucho más atento a lo que pasa en la calle, que es mi fuente inagotable de inspiración.
9. ¿Quiénes te inspiran? Artistas y personas creativas adelantadas a su tiempo. Andy Warhol y Madonna son mis principales referentes.
"Amalia está alejada de todo el circuito tradicional; realmente es una casa-galería, donde convivo entre las obras expuestas; y, principalmente, es un espacio abierto a recibir propuestas de artistas emergentes que hablen desde los márgenes, junto con desarrollar encuentros que dialoguen con la comunidad". @galeriacasa_amalia / @diegourbinav
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