Hace unas semanas asistí al seminario Patrimonio en Peligro: Acciones para su Protección, organizado por la Dibam en el MNBA y quedé bastante impresionada con las cifras detrás del tráfico de bienes patrimoniales. Según datos que se mencionaron en la ocasión, a nivel mundial, tras el comercio ilegal de drogas y de armas se encuentra el de estos objetos, el que mueve millones de dólares al año.

Más de una persona pensará qué importa llevarse un ‘recuerdo’ desde algún sitio arqueológico como una ruina o un conchal de una de las tantas playas que hay en Chile. Pero no,  meter este souvenir al bolsillo o a la maleta sí afecta. Aunque el pedazo de piedra parezca solo un cúmulo de tierra seca y la punta de lanza se asemeje a una simple concha, lo que se está llevando para la casa o para vender en el mercado negro es parte de nuestro patrimonio. ¿Pero por qué? Justamente porque son bienes únicos y no renovables. Una vez que se hurtan o destruyen, se pierden para siempre. Y con este robo se muere también una parte importante de nuestra memoria y la posibilidad de reconstruir nuestro pasado histórico.

Según uno de los expositores, el director de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de la Unesco, Jorge Sequeira, “proteger los bienes culturales de los pueblos y las naciones es y debe ser una preocupación creciente y vigente en las agendas de todos los gobiernos, pero también en las agendas individuales y colectivas de cada uno de nosotros. La destrucción y el saqueo de los yacimientos arqueológicos y paleontológicos, así como los robos en las iglesias, museos y otros, causan grandes pérdidas al patrimonio cultural. Los bienes que conforman el patrimonio son fuente de información para la construcción del conocimiento y un componente insustituible de la identidad y del desarrollo sustentable de los países”.

En ese sentido, es muy importante que Chile ratifique la Convención de la Unesco de 1970 con medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la importación, exportación y transferencia de la propiedad ilícita de bienes culturales. Actualmente, 122 naciones de todo el mundo han adherido a ella. Las últimas fueron Kazajistán y Palestina, en 2012. Sin embargo, nuestro país es el único del continente que aún no lo hace. Un tema preocupante ya que según información entregada por la directora de la Dibam, Magdalena Krebs, solo entre  2005 y 2011 el Servicio Nacional de Aduanas incautó más de tres mil piezas de valor patrimonial. Un tema que se estaría viendo en el Congreso y que prontamente debería ser aprobado, según comentó el senador Francisco Chahuán, quien trabaja junto a otros congresistas en un acuerdo legal para la protección de bienes patrimoniales. Es de esperar que pronto sea ratificado y que Chile no siga siendo el último país del continente en estar desprotegido por no haber legislado a tiempo.

En la imagen, piezas arqueológicas de valor patrimonial que han sido incautadas por la policía. Al igual que países como Grecia y Egipto que hoy reclaman sus bienes históricos y arqueológicos a países foráneos que los exhiben en sus museos, Chile tramita la vuelta a nuestro territorio de un moai que se encuentra en Inglaterra -vendido antes de que la isla fuese anexada al territorio nacional- y del 'hombre de cobre', que está en Estados Unidos.