¿Qué hay de desayuno?

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Se lo pregunta la propia cabeza o lo dice alguna persona del hogar, todos aquellos que no podemos salir y que debemos convivir 24/7. Sabemos que es la primera comida del día y en estos momentos la que puede echar una mano a este nuevo orden puertas adentro. Opiniones y recomendaciones para levantar el día, el ánimo y el orden.




De sopetón nos vimos en las casas, con la puerta cerrada y con el desafío de seguir nuestras responsabilidades y placeres cotidianos. Desde que China decretara cuarentenas –luego Europa y ahora nosotros– que el tema de la alimentación ha sido clave, tanto el abastecimiento como las preparaciones individuales o colectivas. Es ahí donde el desayuno entra otra vez al reino de la importancia, el mismo que quizás se saltaba por dormir un ratito más o el que se comía en el camino al trabajo/colegio/actividades varias, siendo el que ahora tiene el poder de organizar este nuevo orden, dando posibilidades para llamar –literalmente– a la acción para no caer en el caos que toca la ventana.

DESDE LA TEORÍA

Hubo un tiempo en que el "desayunar como rey, almorzar como príncipe y comer como mendigo" se estableció como norma de alimentación que se ha ido desmitificando, sobre todo por la carga calórica que eso proporcionaba a la primera comida del día. Hoy se habla de balancear toda la alimentación diaria, que además se modifica según hábitos y costumbres.

Sin embargo, no hay persona o profesión que no lo considere importante porque es el que rompe con el ayuno del sueño. Andrea Valenzuela, nutricionista de Clínica Alemana, explica que saltarse el desayuno afecta el estado físico, psíquico y nutricional, ya que entre otras cosas genera decaimiento, falta de concentración y mal humor, debido al déficit de glucosa -principal combustible energético- que produce el ayuno. Por el contrario, consumirlo hace que para las comidas que le suceden sea más fácil optar por alimentos con más fibra, vitaminas, minerales y menos grasas.

Pero también hay un efecto psicológico. Profesionales de la Fundación Cuerpo y Energía (www.cuerpoyenergia.cl) sugieren, respecto a los cuidados para este período, dar importancia a mantener o crear nuevas rutinas puertas adentro, acciones directamente relacionadas con generar estructuras saludables y agradables, que contribuyan a contener los efectos emocionales de este momento cargado de estrés e incertidumbre. Afirman que los límites de la vida cotidiana se pueden dar en los horarios, comidas, tareas, entregando pilares significativos para la mantención de la salud física y sicológica. Por lo tanto es positivo generar instancias dentro del hogar que nos animen, motiven y acerquen al placer pensando en el cuidado propio y el de los otros. También preparar el desayuno colectivamente puede ser una buena instancia para aprender de la cocina, aprovechando para que los niños –en el caso de que los incluya– den un paso más en su autonomía.

Así, sumando las miradas, damos con el poder de partir el día, marcar rutina y empezar con los quehaceres, sin ser inflexibles, pero sí haciendo diferencias de que tiempos de cuarentenas no significan vacaciones.

DESDE LA PRÁCTICA 

Sin embargo, hay distintas dietas, preferencias y por supuesto gustos. El qué comer y cuánto dependerá de edades y actividades de cada persona. Óscar Barrera, médico general y cocinero (@oscarbarreramarengo), con especial hincapié en nutriología, une sus dos profesiones en RAM, su emprendimiento con local a la vista de alimentos cotidianos que aportan nutricionalmente al organismo y dan sabor. Para él, el desayuno tiene que mezclar proteínas y grasas, que estructuran el cuerpo, y carbohidratos, que si bien no son indispensables sí son una fuente de energía primaria. Por lo tanto son óptimos en el desayuno. Agrega que no es muy lejano de lo que en Chile estamos acostumbrados: "Uno popular y equilibrado, por ejemplo, es pan con palta y huevo. El huevo tiene gran cantidad de proteínas y la yema tiene grasas; la palta es un buen tipo de grasa y tiene mucho omega 3, más el pan con los carbohidratos que ojalá sea de masa madre, para que esté prefermentada y por lo mismo ya haya hecho un trabajo de predigestión antes de comerlo. Si se suma una fruta, puede ser en jugo, pero no exprimido, porque se desecha toda su fibra".

¿Y algo fuera de lo común? Barrera comenta que en estos momentos en que tenemos más tiempo para cocinar, la creatividad es la que puede cambiar rutinas. "Puede ser una granola con los frutos secos que se tengan en casa. Una de quinua, por ejemplo, en que la cocinan en agua y dejan estilar, luego mezclan con miel, azúcar, canela y la ponen en una bandeja, llevan al horno y secan. Luego la separan y agregan los frutos secos y frescos que tengan. Lo mismo con un arroz con leche. Se puede echar mano a cualquier cereal que se tenga en la despensa".

Katherine León, dueña de La Fraternal, el restaurante tienda está dando consejos en Instagram (@lafraternal). Afirma que en este tiempo de pandemia "debemos cuidarnos por dentro y por fuera, ver qué tipo de nuevo orden se nos está presentando. Lo más importante es mantener el sistema inmunológico elevado, dormir bien, meditar, mantenerse muy hidratados con agua para limpiar nuestros órganos. Y mucha vitamina C, que echa a andar las otras vitaminas. Está en los cítricos, kiwi, tomates, arándanos. También fermentados, como el chucrut o la kombucha.

IDEAS SANAS

Leches vegetales

Con sus hijos y en casa, Katherine León parte con jugo de fruta y brotes de alfalfa. Luego de un rato, cereales de maíz con leches vegetales.

"Se pueden hacer de todas las semillas y cereales, como avena, mijo, quinua, arroz, maní, almendra, avellana, etc. Los cereales hay que cocinarlos en proporción de una taza por cuatro de agua. Luego se licúan y filtran. Las semillas hay que activarlas dejándolas en agua la noche anterior, luego las meten a la juguera con agua en  proporción 1x4 y filtran. Lo mismocon  los frutos secos".

Huevos

Es el gran amigo del desayuno y sus preparaciones múltiples y sabrosas. Aquí tres formas para todas las edades.

1. Tortillas. Para mezclarlas con diferentes verduras. Tomates en cubitos, champiñones picados, zapallito italiano rallado y escurrido en un paño. Se saltean en una sartén con un poco de aceite de oliva y se agregan huevos batidos. Cocinar a fuego bajo y agregar queso opcionalmente.

2. Copa. A partir de agua hirviendo, 4 minutos. Luego hacer bastones de pan tostado para usarlos como cuchara o mezclarlos en un pocillo. Otra forma es ponerlo abierto en un plato, agregar sal, pimienta, aceite de oliva y alguna especia a gusto (zataar, orégano, toque de ají en escamas).

3. Pochados. Una olla con agua hirviendo. Hacer remolino con una cuchara y dejarlos caer desde un pocillo cuidadosamente al centro del agua. Esperar que se envuelvan en su propia clara (ayudar con una cuchara). Luego de 6 minutos sacar con espumadera y poner sobre base de libre elección (tostada, hojas verdes o ninguna).

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