¿Continuidad o cambio? Argentina vuelve a las urnas

"Lo más importante es tener trabajo, salud y seguridad en toda la Argentina", dice a La Tercera Romina Mansilla, empleada doméstica de 38 años de la ciudad de Guernica, ubicada en el Gran Buenos Aires. "Esperemos que el gobierno que empiece haga su trabajo para el bien de mucha gente", agrega esta ciudadana argentina, que como otros 33 millones está convocada a las urnas el próximo 11 de agosto, para participar de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, las PASO.

Las primarias argentinas -sistema que fue impuesto en 2009 durante el primer mandato de Cristina Fernández- son conocidas como una "gran encuesta", donde los candidatos presidenciales (al igual que los aspirantes a otros puestos) deben conseguir al menos el 1,5% de las preferencias para competir en las elecciones del 27 de octubre.

De manera particular, este año en las PASO no se definirán candidatos a Presidente porque no habrán internas por partido. Así, los postulantes a la Casa Rosada de los 10 frentes ya tienen sus fórmulas definidas. Según todas las encuestas, Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto, y Alberto Fernández junto a Cristina Kirchner, son los grandes favoritos. Según el último sondeo de la consultora Opinaia, obtendrían 29% y 32%, respectivamente. De ahí que lo que ocurra en agosto puede dar pistas clave de cara a octubre, cuando los argentinos deban pronunciarse por la continuidad de "Juntos por el Cambio (ex Cambiemos)" o el regreso del "Frente de Todos (ex Unidad Ciudadana)".

Este año también se renovará poco más de la mitad de la Cámara de Diputados (130 de 257), un tercio del Senado (24 de 72) y otras autoridades.

"Las PASO son para elegir candidatos dentro de cada partido. Pero las 10 fórmulas que se han presentado, todas tienen lista única. Es así como esto en realidad se transforma en una suerte de 'preeleción'", explica a La Tercera el analista político argentino Rosendo Fraga. "En este caso no se elegirá ninguna fórmula, pero el porcentaje de votos que tenga cada una, genera consecuencias políticas, sobre una economía muy volátil", agregó el experto.

Desde que llegó a la Casa Rosada en diciembre de 2015, el gobierno de Mauricio Macri ha intentado timonear una compleja crisis económica que preocupa y complica a la ciudadanía. Para paliar el descontento popular, el Ejecutivo de Cambiemos ha anunciado una serie de medidas para posicionarse de buena manera de cara a octubre. Parte de su estrategia apunta también a culpar al kirchnerismo sobre la "pesada herencia" que recibió, especialmente en materia económica.

"Lo que está en juego en las PASO es la construcción simbólica del camino hacia la segunda vuelta electoral", dice a La Tercera el politólogo argentino, Jorge Giacobbe. "Hasta ahora la diferencia entre Macri y Cristina se ha achicado cada vez más: de siete a tres puntos. Sin embargo, falta definir indecisos y ver qué pasa con un 1,4% que dice que no va a votar", agregó. Al igual que en 2015, se espera que todo se defina en un balotaje.