La maldición de los Kennedy azota de nuevo al clan: nieta de JFK revela que le queda menos de un año de vida
En un ensayo publicado en la revista The New Yorker, Tatiana Schlossberg, de 35 años, explica su impactante historia y critica a su primo Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud de Trump.
Magnicidios, asesinatos, accidentes aéreos... El árbol genealógico de los Kennedy, considerados como “la familia real de Estados Unidos” por su linaje político, dinero y poder, está plagado de grandes desgracias e infortunios.
En lo que parece ser el enésimo ejemplo de la maldición que ha asolado al clan durante décadas, Tatiana Schlossberg, hija de Caroline Kennedy y nieta del asesinado presidente John F. Kennedy, descubrió el día de su parto que tenía leucemia terminal, con los médicos que le dan un máximo de un año de vida.
Treinta y cinco años, periodista, la segunda hija de Caroline y Edwin Schlossberg describió su calvario -dos trasplantes de médula, breves momentos de esperanza, luego tratamientos experimentales cada vez más agresivos- en un ensayo publicado en la revista The New Yorker, “La batalla contra mi sangre”, que salió el sábado, el día del 62 aniversario del asesinato de su abuelo JFK: no es una coincidencia.
“Durante toda mi vida he tratado de ser buena para ahorrar a mi madre sufrimientos adicionales”, escribió, consciente de formar parte de un clan marcado por el destino.
Caroline Kennedy tenía 6 años cuando su padre fue asesinado, 10 en el momento del asesinato de su tío Robert F. Kennedy, 41 cuando su hermano John murió en un accidente aéreo en Martha’s Vineyard con su esposa Carolyn Bessette.
La enfermedad que ha golpeado a Tatiana es una leucemia aguda mieloide con una rara mutación, la Inversión 3, que se encuentra en menos del 2% de los casos, sobre todo entre enfermos ancianos.
Se trata de una enfermedad terminal de la que se enteró justo después de dar a luz a su segundo hijo, en mayo de 2024, cuando su médico le detectó un desequilibrio en su recuento de glóbulos blancos.
“Mi médico observó que mi recuento sanguíneo era extraño. Un recuento normal de glóbulos blancos es de entre cuatro y 11 mil células por microlitro. El mío era de 131 mil células por microlitro”, relató al medio estadounidense. “Podría ser algo relacionado con el embarazo y el parto, dijo el médico, o podría ser leucemia”. Finalmente, le diagnosticaron “una mutación rara llamada Inversión 3”.
“No podía, no podía creer que estuvieran hablando de mí”, escribió respecto a los médicos que habían notado anomalías en los análisis de sangre: “El día anterior había nadado una milla (un poco más de 1.600 metros) en la piscina el día anterior, con nueve meses de embarazo. No estaba enferma. No me sentía mal. De hecho, era una de las personas más sanas que conocía”, continúa. “Tenía un hijo al que amaba más que a nada, y una recién nacida al que debía cuidar”, describe Schlossberg.
Le dijeron que no podría curarse con un “tratamiento estándar”, y que necesitaría meses de quimioterapia y un trasplante de médula ósea. En el ensayo, Schlossberg cuenta el durísimo recorrido terapéutico, los tratamientos repetidamente resultantes en vano.
La nieta de Kennedy pasó cinco semanas ingresada en el Hospital Presbiteriano de Columbia tras dar luz a su pequeña, y más tarde fue trasladada al Memorial Sloan Kettering para someterse a un trasplante de médula ósea.
Posteriormente, recibió quimioterapia en su casa. En enero, Schlossberg se unió a un ensayo clínico de terapia con células CAR-T, un tipo de inmunoterapia contra ciertos tipos de cáncer de la sangre. Finalmente, su médico le dijo que no había funcionado y le quedaba un año de vida.
“El oncólogo dijo que, quizás, podría mantenerme viva un año”: esta es la dramática condena al término del segundo estudio clínico.
Además, Schlossberg también fue diagnosticada con una forma de virus de Epstein-Barr en septiembre, que “afectó gravemente mis riñones” y la obligó a aprender a caminar de nuevo.
Tatiana sabe que morirá pronto y vive para estar un poco más de tiempo con sus hijos: “Pero estar en el presente es más difícil de lo que parece, así que dejo que los recuerdos vengan y se vayan. Muchos vienen de mi infancia: tengo la sensación de ver cómo crezco yo y mis hijos al mismo tiempo”.
Hablando de la situación tan complicada que ha vivido desde mayo de 2024, la nieta de John F. Kennedy ha hablado sobre cómo la noticia de su leucemia ha afectado a sus familiares y su marido.
“He recorrido cada centímetro de la tierra en busca de más tratamientos para mí”. Su marido, George Moran, es médico y la ha estado acompañando en cada momento, incluso “dormía en el suelo del hospital”, explica Tatiana.
También destaca que ha contado con el apoyo incondicional de sus hermanos, Rose, cineasta, y Jack, que a principios de este mes anunció su candidatura al Congreso, que la han ayudado a ella y a su marido a criar a sus hijos y “me han cogido la mano sin vacilar mientras yo sufría, intentando no mostrarme su dolor y su tristeza para protegerme de ello. Ha sido un gran regalo, aunque siento su dolor cada día”, ha dicho emocionada.
Schlossberg tiene dos hijos, un niño que nació en 2022 y la niña en 2024. Como escribe en su artículo: “Mi primer pensamiento fue que mis hijos, cuyos rostros viven permanentemente en el interior de mis párpados, no me recordarían”. Y añade que: “Toda mi vida he intentado ser buena, buena estudiante, buena hermana y buena hija, y proteger a mi madre y nunca hacerla enojar. Ahora he añadido una nueva tragedia a su vida, a la vida de nuestra familia, y no hay nada que pueda hacer para evitarlo”, reflexiona.
“Una vergüenza para la familia”
El ensayo también conecta su experiencia personal con críticas a la política de salud actual en Estados Unidos, especialmente en relación con el acceso a tratamientos innovadores y el financiamiento de la investigación en cáncer.
Tatiana explica que su tratamiento se produjo mientras su primo, Robert F. Kennedy Jr., conocido por sus teorías de la conspiración sobre vacunas, fue nombrado como secretario de Salud y Servicios Humanos en el gobierno de Donald Trump, después de “postularse a la Presidencia como independiente, pero sobre todo como una vergüenza para mí y el resto de mi familia directa”.
Schlossberg también detalla que los médicos del NewYork-Presbyterian/Columbia University Irving Medical Center, donde recibió el tratamiento, no sabían si se verían afectados después de que el gobierno de Trump retirara el financiamiento federal a la Universidad de Columbia, a pesar de que más tarde la institución llegó a un acuerdo para restablecer el financiamiento. “De repente, el sistema de salud en el que confiaba se sintió tenso, inestable”, explica la periodista.
Lo último
Lo más leído
2.
3.
5.
6.